Durante los últimos años hemos focalizado nuestros esfuerzos en las prácticas innovativas, así como la investigación y la internacionalización de nuevas ideas innovadoras.
Muchas líneas de trabajo a nivel de procesos se han visto favorecidas, en particular aquellas que dicen relación con tecnología: creación de softwares, profundización de la trazabilidad y la agricultura de precisión. Es un orgullo como país que profesionales estén abarcando estas nuevas áreas del conocimiento, y logrando abarcar al agro.
Los avances en estos ámbitos son indiscutibles. Sin embargo, al igual que todas las cosas en la vida, debe existir un equilibrio. Porque dichas tecnologías y empresas emergentes son generadoras de servicios, en su gran mayoría. Y para ello, requieren de rubros productivos robustos y florescientes, que permitan adoptar la tecnología.
En una visión integral de nuestro mundo rural, debemos volcar nuestra mirada a una nueva ola de impulso al fomento a la producción. Porque en particular el área de alimentos es un rubro sensible, del cual dependen cientos de miles de familias campesinas de nuestro país. Recordemos que más de un 93% de las explotaciones en Chile son empresas unipersonales. Contrario a lo que algunos pudieran pensar, el grueso de la matriz productora de alimentos en Chile son productores pequeños, PYMES.
Por ello, la innovación relevante para dar tiraje al desarrollo sustentable, es dar facilidades para poder producir, un incentivo para que podamos atraer a jóvenes a nuestra tierra. Quién podría hacerlo con rentabilidades que en el mejor de los casos oscila entre $50.000- $70.000/há/año, como ocurre en algunos segmentos ganaderos?
La innovación a nivel de producción primaria debe estar comandada por la búsqueda de nuevos mercados para nuestros productos agropecuarios, con énfasis a la exportación, foco actual de los socios de Corpcarne. Y también en áreas medioambientales fundamentales, como nuevos materiales para sustitución de plásticos, captación de aguas lluvia, entre otros desafíos.
A diferencia de empresas tecnológicas, la producción de alimentos debe encantar a muchos predios, y estandarizar a través de miles de productores, la innovación en origen. El fomento productivo, es entonces, un piso para la innovación en el área alimentaria, vital en la discusión actual de instancias estratégicas públicas y privadas.