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hoy tenemos en Chile o de lo que se logró consensuar en el Consejo de Expertos, y que es un ojo atento a lo que están haciendo ahí porque, y lo has visto en los diarios, muchas veces se dice "no, basta con que Demócratas y Amarillos, que estuvieron en contra la vez anterior, estén acá, para que esto se apruebe". Cuidado, no nos den por descontados con el "a favor". Tengo la esperanza de que logremos tener un texto que sea lo suficientemente amplio para que logre aunar voluntades, pero la esperanza se puede perder. Si hay algunos acá que creen que van a imponer su mirada al resto y que el resto va a decir "sí, amén", pues cuidado. Lo que hemos ido haciendo con los colegas parlamentarios, sobre todo los que estamos siguiendo el proceso constituyente, es ir viendo cuáles son, no sé si líneas rojas, las luces amarillas en temas que nos preocupan.

-Ustedes parten la minuta diciendo que quieren una Constitución que no sea solo de un sector, pero en los hechos los temas ya aprobados representan principalmente a la derecha.

-A mí me gustó algo que traía El Mercurio, una nota de lo que dice Aldo Valle, que no es cualquier persona, es el vicepresidente del Consejo Constitucional y además es independiente en lista del Partido Socialista. Él votó y sorprendió el viernes 15 votando a favor de ciertas enmiendas. Él dice textualmente: "La norma de Estado social no era para mí plenamente satisfactoria, pero me parecía muy importante que ese concepto quedara incorporado en la Constitución. Muchas veces uno puede votar a favor de algo, aunque no esté totalmente de acuerdo". Si eso se practicara más, podríamos avanzar mucho más. Me parece súper interesante el enfoque de Aldo, porque él vota a favor de una norma que, primero, rescata un principio que representa a Aldo, que a mí también me representa; y segundo, claro, no está escrito como a él le gustaría, pero permite incorporar un concepto que para él es fundamental en el texto constitucional. Si trabajamos más en esa lógica, creo que podemos mantener la esperanza de que vamos a tener algo que sea mucho mejor que lo que hoy tenemos y que definitivamente supere la propuesta del proceso anterior.

-Pero ya en los primeros días de votación la derecha logró la aprobación de algunos temas que a ustedes les preocupaban, como la definición de "quien está por nacer", en lugar de "que está por nacer"; o la libertad para reos enfermos terminales.

-Los de Punta Peuco, digámoslo claramente. Lo que pasa es que la gente no habla así, pero eso es lo que se queda.

-O la objeción de conciencia institucional, puntos que para ustedes eran preocupantes y que ya están aprobados.

-Así es, pero todavía no se termina el proceso. Entonces, bueno, vamos viendo cómo va.

-¿Tiene esperanza en que la Comisión Experta lo revertirá?

-Espero que se entienda que, si logramos aunar voluntades y no imponer miradas particulares, caminemos a un texto que logre ser aprobado en diciembre, pero todavía falta para eso. Hoy estas cosas obviamente no ayudan. Vamos a estar obviamente haciendo el seguimiento, porque nos preocupa.

-El Partido Republicano ha dicho que está abierto a dialogar. ¿Ha visto usted una genuina intención de hacerlo?

-Nosotros hemos estado hablando con Republicanos, hemos tenido encuentros, encuentros aquí en los pasillos, reuniones, y creemos que obviamente hay cosas que hay que revisar. Yo lo he dicho más de una vez, no puede pretender nadie, ni antes ni hoy, imponer su programa de gobierno en el texto constitucional. Lo que tiene que hacer el texto es permitir que si ellos ganan puedan implementar su programa de gobierno. Esas son reglas universales para cualquiera en cualquier parte del mundo y en ese sentido es lo que nosotros hemos ido marcando, como esas luces amarillas o líneas rojas que nos parece que son importantes de destacar.

-El diputado Jouannet ya dijo que Amarillos está en principio por el "A favor". ¿Y ustedes?

-Nosotros estamos expectantes, analíticos y vigilantes del texto constitucional. Hay muchas cosas que nos parece que son trascendentes y que no estamos dispuestos a transar. Uno era el Estado Social y Democrático de Derechos, que habrá que ver cómo queda finalmente. Después está el tema del derecho a la vida. Lo que se propone en el texto aprobado no es lo que nosotros consideramos que debía estar y ahí obviamente hay que ver cómo se va a bajar. En materia de los condenados y la posibilidad de que tengan condena en sus casas cuando están en estado terminal, creo que uno tiene que seguir los ejemplos del mundo en esta materia. Aquí tenemos un estatuto, el estatuto de Roma, que Alemania lo siguió rigurosamente, que cuando hay crímenes de lesa humanidad tienen que cumplir con la condena, porque si no, no tendría sentido que ciertos delitos tengan un estándar superior y dejemos a todo el mundo en igualdad de condiciones. Ahí yo creo que no deberíamos alejarnos. El tema de los derechos de los niños, niñas y adolescentes también nos preocupa.

-¿Ustedes van a tener un rol activo desde el 19 de noviembre, cuando tomen una decisión sobre aprobar o rechazar?

-Vamos a discutirla, a diferencia de la vez anterior, en el caso de diputados y senadores, que no tuvimos el espacio en nuestro partido (DC) para poder debatir y tomar una postura o dejar en libertad de acción a los militantes. Simplemente se impuso una mirada en la Democracia Cristiana, sin debate y a nosotros nos parecía lo más antidemocrático que hay. Esperamos en el espacio de Demócratas que podamos generar una jornada final de reflexión que nos permita decir: bueno, ¿tenemos una postura o simplemente dejamos en libertad de acción a cada uno de los miembros de esta nueva gran familia?

-Podría darse la paradoja de que todos los partidos llamen a votar "en contra". Parte del Partido Republicano está en esa idea.

-A ver, si el Partido Republicano o las fuerzas de izquierda que tienen voz en el proceso constituyente no entienden la responsabilidad que tienen en sus manos, sería muy penoso, porque creo que el país necesita cerrar el capítulo constitucional. De verdad, yo creo que ha sido demasiado largo esto. Piensa que esto partió con el estallido social, en octubre del 2019. O sea, en noviembre, mes y medio más, vamos a cumplir cuatro años en esto. Sería un gran fracaso para los republicanos y la izquierda, que son los que hoy día llevan la batuta o tienen el mandato, porque fueron los electos en el proceso que hoy vivimos.

-Cambiando de tema, ¿cómo vio la conmemoración de los 50 años del Golpe, el diálogo que se dio y lo que viene para el país?

-Es una fecha que era icónica, sin lugar a dudas, y lamentablemente no hubo ni responsabilidad ni se hicieron todos los esfuerzos que uno hubiese esperado para poder empezar a hablar del país de futuro.

-¿De quién habla?

-De quien gobierna. Y nos quedamos pegados en lo que pasó hace 50 años. Yo soy abogado, me encanta la historia, siempre mi padre, que también era abogado, me enseñó algo que decía Polivio: que los países, las naciones que no conocen su historia, tienden a repetirla. Por lo tanto, la historia siempre hay que conocerla, pero con un sentido de futuro, y siento que en pleno 2023, cuando tenemos una de las crisis políticas más grandes que uno recuerda, post-2019, con un proceso constituyente fallido, con otro en curso, no es posible que no entienda que tiene que hablarle al futuro del país, de aunar voluntades, de ser capaz de decir "¿saben qué? Esto que se vivió hace 50 años no lo podemos repetir nunca más". Para eso, tenemos que trabajar en torno a un proyecto de país futuro que nos una, no que nos desuna, y lamentablemente vimos todo lo contrario.

No por casualidad las encuestas siguen dándole un respaldo al Presidente del 30% pegado, 28, 30, 31, 27, no sale de ahí. Pero hay una lógica en eso y uno dice: o sea, aquí es más importante mantener el respaldo ciudadano que sacar al país adelante, porque en una próxima elección, con ese 30%, paso a segunda vuelta. Me parece súper mezquino, porque hay demasiados temas que están al debe. Veo que el gobierno, como en muchos temas, tomó los 50 años como una fecha en la que le hablaba a su electorado y no pensaba en cómo unir. En pleno 2023 parece que no hubiésemos aprendido nada de lo que el país vivió hace 50 años.

-¿No hay responsabilidad de la oposición también?

-Sí, lo que pasa es que cuando el gobierno resalta la figura de una persona, cuando culpa al otro sector, uno dice "¿quién es más responsable?". El gobierno es el primer gran llamado a hacer las cosas distintas, y en el caso de la oposición, algún grado de responsabilidad siempre hay, pero creo que se hizo todo mal.

"Veo que el gobierno, como en muchos temas, tomó los 50 años como una fecha en la que le hablaba a su electorado y no pensaba en cómo unir. En pleno 2023 parece que no hubiésemos aprendido nada de lo que el país vivió hace 50 años".