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Atentado en La Araucanía
Un matrimonio de agricultores de Angol sufrió un nuevo ataque terrorista de parte de encapuchados provistos de armas largas y cortas, quienes los balearon dentro de su casa y luego la incendiaron junto con un vehículo.
El predio contaba con medidas de protección policial por las reiteradas amenazas y ataques armados. El dueño de casa resultó con lesiones graves en una pierna, producto de un impacto balístico, mientras su señora se encuentra con heridas, también producto de impactos balísticos, en su rostro y un hombro.
Como respuesta a este atentado que casi le cuesta la vida de dos chilenos, la ministra del Interior anunció, con cara de compungida, que "el Gobierno se querellará por el ataque", mientras el delegado presidencial de La Araucanía calificó el ataque como "deleznable y terrorista".
Ya basta de combatir el terrorismo con declaraciones y comentarios. Los chilenos reclamamos que el Estado debe asumir su rol constitucional de protector de la vida de los ciudadanos y modificar su actual política por una que incluya el uso proactivo de la fuerza, dejando de lado el fracasado uso reactivo.Rodrigo Montesinos VásquezNo abrir los archivos
Algunos proponen modificar la ley a fin de que se puedan abrir los archivos de las declaraciones de la Comisión Valech. La medida está dentro del Plan de Búsqueda de Verdad y Justicia para encontrar en esas declaraciones clasificadas información que permita dar con el paradero de los detenidos desaparecidos.
Como se sabe, esas declaraciones provienen de las víctimas que declararon ante la Comisión de Prisión Política y Tortura, de 2003, que dejaron testimonio de los vejámenes sufridos por miles de chilenos que se atrevieron a contar la maldad que se les infligió. Fueron 28.459 víctimas de tortura, prisión y muerte, en más de 800 centros de prisión y tortura. Más tarde -en la Comisión Valech 2- se añadieron 9.795 nuevas víctimas.
Una ley estableció que las declaraciones archivadas se podrían conocer luego de 50 años, se trataba de proteger la intimidad de las víctimas que no querían que sus descendientes conocieran las torturas a las que habían sido sometidas. Es un asunto de dignidad y pudor; ultrajes sexuales de toda clase, hambre y mugre en los recintos, dolor y enfermedad, traiciones y horror, bajeza humana y brutalidad incomprensible e indescriptible quedaron sellados casi para siempre.
Aunque se diga que la información reservada se ocupará únicamente para identificar a los poco más de mil personas, cotejar lo que allí se halle con la información de las investigaciones de la justicia, lo importante es que se sigue perforando el secreto. Lo terrible es que allí no hay nada, pues nunca han sido las víctimas la que encubren a los victimarios. La ofensa a las víctimas es realmente atroz, ya que se dice que esas víctimas de prisión y tortura no entregaron la información que tenían a la justicia y sí que lo hicieron ante una persona que les escuchó sus citas. La incomprensión de los hechos es no saber que en la Comisión se entregaba información y no se iba a buscar consuelo o terapia. Los proponentes de abrir los archivos parecen no haber declarado nunca ante la Comisión.
Para suavizar la vejación de la confidencialidad se sostiene que las víctimas y sus herederos deberán autorizar la apertura en cada caso. Dos errores maliciosos: se dice que algunos obstaculizarán a la justicia al permanecer la duda si -a lo mejor- declararon algo útil en su oportunidad, a una historia trágica ahora se estimula una culpa. Segundo, de dónde sale el insólito derecho de que se debe saber todo sobre cada ser humano, una nueva violación a la intimidad y hacer padecer vergüenza a quien ya sufrió bastante.
La falta de empatía de estos nuevos defensores de los perseguidos de antaño es inmensa; por qué revictimizar y no buscar donde sí hay información y tratar de conseguir romper los pactos de silencio entre victimarios. Contrario a los dichos del ministro de Justicia y Derechos Humanos, que, aunque el gobierno no tenga mayoría en ninguna de las dos cámaras, "hay una razón de persuasión suficiente para que consigamos los votos". Ojalá que no, pues antes hubo dos iniciativas en que se opusieron parlamentarios de partidos que hoy son oficialistas. Hablando de falta de empatía, también hay mala fe. Por ejemplo, insinuar más o menos desembozadamente que el carácter secreto de los archivos Valech es una denegación de justicia y la causa del dolor a quienes buscan a sus deudos desaparecidos.
No conozco casi a nadie, en todos estos años, que cuente con precisión y detalle lo que le hicieron en prisión. No son los memoriales, las nuevas listas en registro civil o añadir nuevos delitos a los códigos, es la justicia y nada más que la justicia, y si no la hay por lo menos no molesten reviviendo dolores.
Rodrigo Larraín Sociólogo y académico U. Central
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A propósito de la selección. Todos quienes le cargan toda la cuenta a Eduardo Berizzo, que esto, que lo otro, que se vaya, que se olvide, a interpelación, y cuándo la acusación constitucional, etcétera, deberían recordar el popular refrán: "La culpa no es de Berizzo, la culpa es de quienes lo contrataron". Además, recordar que de los 10 equipos de Sudamérica que juegan estas eliminatorias, se clasifican directamente los seis primeros, y el séptimo va al repechaje y los 3 restantes al mundial por TV.
¡A buen entendedor de fútbol, muy poquitas palabras!
Y pensar que debido al presente futbolístico de la Roja, nuestros rivales directos para no quedar entre los 3 colistas eliminados, serán Bolivia, Venezuela, y pensar que con la "Generación Dorada" al 100%, eran Uruguay, Colombia, pero para estar entre los 5 primeros.
Reflexión de Eduardo Berizzo a su ayudante técnico... (con parafraseo de frase de El Quijote de La Mancha a su escudero Sancho Panza). "Che, si la prensa deportiva y la Marea Roja siguen ladrando, es señal que (no) avanzamos".
Luis Enrique Soler Milla