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"La llegada del producto chino género que la gente no viniera a estos locales, antes había más trabajo"
Hernán Millán, Zapatero Rahue Alto
En la feria de Rahue Alto, en la construcción municipal de calle Argentina con Los Andes, se ubica quizás uno de los últimos reparadores del sector.
Se trata de Hernán Millán (58 años) quien tiene su local en el acceso al recinto remodelado. Ahí trabaja a puertas cerradas acompañado de la música que emite su radio. El inmueble sólo se abre para recibir a los clientes que llegan a dejar o buscar sus zapatos refaccionados.
El hombre que pertenece a una organización indígena y que en sus ratos libres los dedica a estudiar el idioma mapudungun, comenta que a los 14 años dejó Osorno y su hogar para buscar trabajo en Santiago donde aprendió el oficio que califica como su pasión.
"Entré de junior en una fábrica de zapatos donde aprendí muchas cosas, desde confecciones a reparaciones. De ahí me vine de regreso a Osorno, pero trabajé de albañil por unos años, oficio que desempeñaba mi padre. Entre ese trabajo y la reparadora, me quedé con este último. Después con la feria antigua (un galpón de madera) en uno de los puesto que había comencé a trabajar de zapatero, hasta los días de hoy. Viví el proceso de remodelación de la feria, y como soy independiente, tengo un horario para esto y después otro tiempo lo dedico a estudiar la lengua mapuche", detalla.
Hernán menciona que los tiempos cambian para todos los rubros y manifiesta que "la llegada del producto chino llevó a que la gente no viniera a estos locales, antes había más trabajo. Si bien ahora me sigue llegando, años antes era mayor la demanda", explica.
Sacos
Según añade, en la actualidad se posicionó el tema del zapato usado que viene de la ropa americana, como también el comercio del calzado más barato, a lo que se suma las ferias rotativas donde la gente vende y compra en vez de mandar a reparar los suyos".
En el local 55, Millán recuerda que durante sus años en este oficio ha tenido que botar varios sacos con zapatos, ya que han permanecido en su local ocupando espacio tras ser dejados en el olvido por sus dueños.
Eso sí, recuerda una anécdota con una clienta, que después de un año volvió por su artículo.
"Fue algo chistoso, porque ella llegó preguntando por sus zapatos rojos. Los busqué en ese momento delante de ella y no los pillé, le dije que volviera al día siguiente y así me daba tiempo de revisar bien, pensando en que no los hubiese tirado a la basura. A la siguiente jornada, la clienta regresó y le dije que definitivamente no estaban. Ella se molestó e insistía en que sus zapatos rojos me los había dejado, pero al preguntar qué trabajo había que hacerle, me dice que era un teñido en color negro y me doy vuelta y desde un rincón saqué unos zapatos que ella de inmediato reconoció", relata con una sonrisa.
Este rahuino sabe que su local terminará cerrando una vez que él muera. "Es un lindo oficio donde se da la posibilidad de conocer distintos tipos de personas y clases sociales. Doy gracias a Dios que me tiene en un buen estado de salud. Lamentablemente ninguno de mis dos hijos aprendió este trabajo de la zapatería, el resto de la familia está ligado a la construcción. Yo adoro mi trabajo, pero es difícil que alguien le tome su aprecio".
Sobre los precios, señala que depende el tipo de trabajo a desarrollar y si el producto está en condiciones de repararlo: "no saco nada de cobrar tan caro, porque el cliente le puede salir más práctico comprar algo nuevo o usado antes de preferir pagar por la reparación, por eso en algunos casos bajo el precio", reconoce.
De cordillera al centro
De lunes a viernes y en un horario ya establecido de las 9 de la mañana a 18 horas, en el local "La Clínica del Calzado" del Pueblito Artesanal, es posible encontrar a Walter Alca.
Un peruano radicado hace más de tres décadas en Chile y arranchado en la precordillera en la zona de Las Parras, en la comuna de Puyehue.
A sus 64 años, hace ocho meses se encuentra trabajando en la reparación de calzado en ese recinto municipal, pero recalca que "antes estaba en el Mercado Municipal y ahora por gestiones con el alcalde me vine a este lugar, donde mal no me ha ido. Como cualquier negocio, hay días buenos y días malos", detalla.
Alca, en medio del estrecho local, se da un tiempo para conversar con este medio y señala que este oficio lo aprendió de su padre, quien en Lima (Perú) tenía una reparadora de calzado.
"Allá mi padre (hoy fallecido) tenía un local y yo en su honor conservo su tradición en este trabajo y el nombre del taller 'La Clínica del Calzado". A mis 64 años sigo con este oficio que traje de mi país y lo puse en práctica en la fábrica de Zapatos Sagú y luego en Enoc, donde conservo lindos momentos de mi vida, ya que pude dedicarme a la fabricación de calzado y reparación, siguiendo la enseñanza que me dio mi padre".
Alca, como es reconocido por las personas que pasan por el Pueblito Artesanal, tiene su trayectoria también en el boxeo, ya que se ha desempeñado como entrenador en la comuna de Puyehue. Ahí consiguió importantes triunfos con sus pupilos e incluso llegó a ser reconocido en la zona en los clubes tradicionales.
Este hombre del calzado dice que la mayoría de sus clientes corresponden a mujeres: "son ellas las que vienen en busca de una solución a las tapillas, una tintura para el calzado o que le reparen sus carteras. La clientela me ha seguido hasta acá, donde sigo sumando más público", sostiene el entrevistado, quien es casado y padre de jóvenes profesionales.
"Ellos hoy trabajan en el centros de ski La Parva, ubicado al oriente de la ciudad de Santiago, ya son profesionales. Así como vamos, seré el último de la familia en cerrar y bajar el telón a este lindo oficio, donde uno conoce mucha gente y recibe el apoyo de hartas personas".
Walter Alca se levanta de madrugada para tomar el bus que pasa cerca de las 6.30 de la mañana por su casa en la zona de Las Parras y llega al mercado Municipal en Osorno, cerca de las 8.30 horas.
"De ahí me vengo al local
"Son ellas (mujeres) las que vienen en busca de una solución a las tapillas, una tintura para el calzado o que le reparen sus carteras. La clientela me ha seguido hasta acá, donde sigo sumando más público"
Walter Alca, Zapatero