Correo
Adivina buen adivinador...
"Esta es la más verdadera historia de (…) un personaje político híbrido e irresponsable que no abrió ninguna alameda, un actor que solo supo construir enmarañados laberintos trágicos también para sus propios camaradas y poner a un país respetable al borde del abismo" (Víctor Farías en "Los documentos secretos de …."). ¿Quién es el personaje?
Adolfo Paúl Latorre
El "Bukelismo"
Un fantasma recorre a América Latina: el "bukelismo". La mano dura como receta, el populismo punitivo como ingrediente, la testosterona (da igual si lo invocan mujeres) como condimento. Liberales, socialdemócratas y progresistas se indignan con razón, mientras que gobernantes, candidatos, empresarios e intelectuales declaran, cada vez más abiertamente, su admiración por el presidente-influencer y su populismo posmoderno.
Sin embargo, el "bukelismo" dista de ser un fenómeno pasajero o coyuntural de El Salvador: es el síntoma de una enfermedad que azota a nuestros países, la incapacidad del Estado para garantizarle a los ciudadanos su vida y su seguridad, la cláusula principal del contrato social.
Si nuestros gobernantes no atienden con seriedad las causas de esta enfermedad, el "bukelismo" seguirá extendiéndose, ya no como fantasma, sino como programa de gobierno y política pública. Estamos avisados.
Iván Garzón Vallejo
¿Y la calidad cuándo?
En el último tiempo hemos visto gran actividad en el Parlamento y en el Ministerio de Educación sin tocar lo fundamental de nuestra educación. Acusaciones, uso de expresiones que rayan en la insolencia, planteamientos un poco absurdos, como que las acciones del Parlamento son políticas, cuando es así por definición. A esto se suma la gran importancia para el Gobierno de agregar temas a la educación escolar, que son válidos, pero que no apuntan al núcleo de los problemas importantes y urgentes.
Dicho en forma simple, los resultados del Simce ratifican que un alto porcentaje de niños y jóvenes no saben leer ni pueden hacer operaciones matemáticas básicas para su nivel. Se están usando eufemismos cuando se dice que siete de cada 10 estudiantes de quinto básico no comprenden lo que leen. La realidad es que no saben leer. En segundo medio muchos estudiantes no pueden explicar un texto con algún grado de complejidad. Eso provocará que tengan muy pocas oportunidades al cursar estudios en el futuro y también afectará su participación en la sociedad.
No es lo único, pero sí condición necesaria, para cerrar brechas de todo tipo, que la educación escolar logre que todos nuestros niños y jóvenes comprendan textos y puedan usar herramientas matemáticas de complejidad acorde al nivel que cursan, no menos. Solo es posible entender el mundo y los problemas que enfrentamos si se desarrollan esos conocimientos y capacidades. Es casi dramático observar que se usa calculadora para obtener el 10 por ciento de una cantidad. Leer y usar matemáticas es la base para cualquier nivel de la educación superior y las universidades estamos teniendo gran dificultad para que los estudiantes avancen en sus programas.
Frente a este escenario, lo que uno espera es que el mundo político, el Parlamento, el Gobierno, el Estado en su conjunto, se aboque a lo que realmente es fundamental para la vida de nuestros niños y jóvenes. Sobre todo, después de la pandemia, que perjudicó más a los más vulnerables y aumentó la brecha en un tema clave para nuestro desarrollo como país y como sociedad.Hugo Lavados Montes, rector de la Universidad San Sebastián
Reconstruir la confianzaEn los últimos años, la confianza en la política y en la función pública se ha visto erosionada por una serie de situaciones protagonizadas por la desprolijidad y la soberbia, pero también por la falta de transparencia y por ciertos atisbos de corrupción. Esto ha llevado a un distanciamiento creciente entre los ciudadanos y quienes están a cargo de tomar decisiones. Ello resulta especialmente complejo, pues construir confianza es fundamental para el buen funcionamiento de una sociedad democrática. Restaurar esta confianza perdida debe ser, por tanto, una tarea crucial.
Pero la confianza no se construye ni se restaura de un día para otro. Se requiere trabajo, compromiso, seriedad y disciplina.
La ciudadanía tiene la convicción de que existe todavía una importante brecha en materia de transparencia. Y a pesar de los esfuerzos realizados en esta materia, todavía persiste con fuerza la idea de que son más los antecedentes que se ocultan que aquellos que se muestran.
Promover una cultura de transparencia y rendición de cuentas es una condición prioritaria para mejorar la confianza, pero no es la única. Resulta necesario fomentar una cultura de integridad en la política, donde los líderes sean ejemplo de conducta ética y honesta. Esto implica evitar conflictos de interés, actuar de manera justa y equitativa, no someterse a la tentación de los dobles discursos y, sobre todo, no tolerar la corrupción en ninguna de sus formas
Los ciudadanos deben ser involucrados de manera activa en la toma de decisiones y en la formulación de políticas públicas. Esto implica abrir espacios para el diálogo y la consulta, escuchar las opiniones y preocupaciones de la ciudadanía, y tomar decisiones informadas y basadas en evidencia. La participación ciudadana fortalece la legitimidad de las decisiones políticas y genera confianza al saber que los intereses de todos están siendo considerados.
La educación cívica debe constituir un cimiento sólido para que, desde temprana edad, la ciudadanía comprenda los fundamentos de la democracia, sus derechos y responsabilidades, y la importancia de su participación activa en la vida política.
Rabindranath Quinteros, presidente Fundación Región y Futuro