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El "milagroso" resurgimiento de la zona costera gracias al loco

En 1987 se instalaron pensiones, discoteques y locales comerciales. En Maicolpué, incluso, funcionó una curiosa sala de cine donde la entrada se pagaba con moluscos.
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Texto y fotografías: Archivo diario El Austral de Osorno

El boom económico generado por la extracción del molusco loco a mediados de los años '80 significó una verdadera revolución para las playas y caletas de la costa osornina que, de pronto, cuando se abría la veda, aumentaban exponencialmente en habitantes y también en dinero circulante.

Decenas de "hombres de mar" provenientes desde la zona central al sur llegaban a San Juan de la Costa ya sea como empresarios de la pesca o bien como buzos y marineros al servicio de quien los necesitase para las faenas en el mar. Como efecto lógico, también aumentaba bruscamente el comercio y los servicios durante la ventana de tiempo, con emprendimientos que alteraban la tranquilidad propia del litoral.

El fenómeno fue ampliamente abordado por el diario El Austral de Osorno, que en 1987 dedicó una cobertura especial en el litoral.

"Desde que se inició la temporada del loco, por lo menos mil personas que se dedican a la extracción del molusco, como buzos, pescadores y en labores auxiliares en las embarcaciones menores, han llegado al litoral procedentes de las regiones IV y V, atraídos por la excelente cosecha de productos del mar y por el atractivo económico que significa su venta", se informó en una nota de este medio publicada en junio de 1987.

Y agregó que "el creciente aumento de las actividades extractivas de mariscos, especialmente locos, ha provocado una explosión demográfica de temporada en los principales puntos del litoral de la provincia, cuyos dos principales balnearios -Maicolpué y Bahía Mansa -no dan abasto para atender a la demanda, según dijeron los propios comerciantes de temporada dedicados a la venta de diferentes rubros".

California del loco…

Algunos de los comerciantes instalados en el litoral de la provincia, que llegaron atraídos por el inusitado progreso generado por la actividad extractiva del molusco, eran de nacionalidad argentina, quienes bautizaron a la costa osornina como "la California del loco", por los efectos colaterales positivos en cuanto a lo económico que trajo al lugar.

Así empezaron a funcionar en Maicolpué y Bahía Mansa pensiones, venta de abarrotes y fruterías, lugares de recreación nocturna, especialmente al amparo de una comunidad numerosa de pescadores artesanales y buzos.

"Lo que más llama la atención es el funcionamiento de dos 'salas de cine' en los balnearios, al improvisarse pequeñas dependencias equipadas con pasapelículas. Lo curioso es la manera novedosa de cobrar: tres locos con su concha por el ticket, equivalente a una entrada de cine en la ciudad", precisa una segunda nota sobre el tema aparecida en la edición del diario El Austral en junio de 1987.

"También comenzaron a funcionar 'sucursales' de algunas conocidas discoteques de Osorno, las que hacen más cómoda la existencia de los pescadores sometidos a una presión contra el tiempo que terminará el próximo 30 de junio, donde se implantará la veda del loco. A lo anterior se ha sumado un negocio nocturno de dudosa reputación que funciona a 'tablero vuelto', según relataron fuentes en el litoral", agrega la información periodística.

De otras zonas

La fiebre del loco atrajo a pescadores y buzos de diversas zonas del país hasta las costas osorninas. Tal fue el caso de Jorge Rodríguez Rodríguez, proveniente de la caleta Los Molles, en la Quinta Región, que llegó a Bahía Mansa con su equipo completo de buzos y demás.

"Nosotros venimos a trabajar en una faena muy riesgosa, pero también le estamos dando vida a Maicolpué y Bahía Mansa, porque aquí estamos dejando, en la subsistencia, una buena parte de la ganancia adquirida con la extracción de locos y de los recursos con que llegamos", indicó el pescador afuerino a este diario.

Algunos llegaron a San Juan de la Costa con más recursos que otros. Estos últimos se vieron en serios aprietos, especialmente aquellos que vinieron a contratarse como "simples marinos", como se calificaron.

"Vinimos con unos pocos pesos para mantenernos, pero ya se nos terminaron, porque les guste o no a los de aquí, los precios del comercio local no dejan de ser abusivos. El kilo de pan, por ejemplo, lo estamos pagando a $150 y ello me parece que es mucho ¿o no?", se preguntaron Segundo López Medina y Ricardo Ramírez Ramírez, provenientes de Viña del Mar. La situación de ambos era similar a la de otros hombres de mar que llegaron a la costa osornina sólo con la esperanza de que a los empresarios de la extracción les falten marinos para sus faenas. "Si ello no ocurre, volveremos más planchados que cuando llegamos", confesaron a este medio en aquel momento.

Por su parte, el pescador Héctor Solís Rodríguez, también de la zona central, se refirió a las ganancias que aquel inusual movimiento de trabajadores dejó para las localidades de Bahía Mansa y Maicolpué.

"Nosotros no traemos nada del norte, todo lo compramos acá: combustible, la alimentación, repuestos y todo, por lo que no se nos puede acusar de depredadores, como se ha dicho en algunas partes", dijo el trabajador del mar, a modo de explicar su aporte a la zona y justificar una faena que tuvo también detractores.

La extracción del molusco generó un efímero boom económico en la costa de Osorno. En la foto, una faena en Bahía Mansa en 1988.

En la imagen se observa la playa de Maicolpué en 1987, cuya población flotante aumentó en ese momento por la "fiebre del loco".

Pescadores de la zona central llegaron a la extracción de locos.