De acuerdo a un informe del Instituto Nacional de Propiedad Intelectual, en 2022 el número de mujeres que registró una patente de invención llegó a los 210, subiendo un 27% respecto a 2021. Una cifra alentadora, pero que todavía está muy lejos de los 677 inventores que hubo el año pasado. Este año, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) eligió como tema "Mujeres y Propiedad Intelectual, acelerar la innovación y creatividad" invitándonos a potenciar la participación femenina en esta área que aún presenta brechas de género importantes.

De hecho, según la OMPI si seguimos al ritmo actual de solicitudes de patente que se ha registrado en el marco del Tratado de Cooperación en materia de Patentes, la paridad de género sólo se alcanzará en 2064.

Por un lado, según plantea Loreto Vera, socia de Villaseca Abogados, es necesario celebrar y reconocer a las inventoras, creadoras y emprendedoras como una forma de difundir el talento femenino en esta área y atraer a más mujeres a trabajar por el desarrollo de la Propiedad Intelectual en Chile.

Mientras que, por otro lado, también es importante identificar los obstáculos que están impidiendo que se reduzca la brecha de género en la Propiedad Intelectual y trabajar por eliminarlos.

Hoy todavía son poco conocidas las historias de mujeres que han sido exitosas en el área de la Propiedad Intelectual. Si queremos potenciar la presencia femenina e incentivar a que más mujeres se unan a ésta necesitamos que haya más ejemplos que nos sirvan para desarrollar un ecosistema más inclusivo donde realmente se potencie la participación de la mujer.

El crecimiento ininterrumpido de la industria de la construcción en las dos últimas décadas, ha inducido a una serie de retos que permiten entrever un nuevo ciclo para el sector. Este escenario se refleja en variadas aristas tales como la planificación integral de los proyectos, obras de mayor complejidad en áreas como edificación, energía, y minería; la necesidad de aumentar la productividad, el cuidado del medio ambiente y la difícil tarea de enfrentar la escasez de mano de obra calificada.

Las empresas especializadas en Inspección Técnica de Obras, también conocidas como ITOs, forman parte del proceso, y éstas se dividen entre aquellas que prestan una asesoría integral, y otras que se ven limitadas a un campo de acción que se ajusta a un control de plazos, costos y calidad.

En este escenario los ITOS, además de enfrentarse a las nuevas necesidades del mercado, también se encuentran frente a un proyecto de ley que busca implementar un sistema que garantice los estándares establecidos por la normativa. Es decir, el cuerpo legal sugiere que los ITOs sean responsables de supervisar las obras conforme a las normas de construcción, permisos de edificación, proyectos de arquitectura, cálculo estructural, y al de especialidades y/o instalaciones, entre otros. Según algunos especialistas, la ley iría en la dirección correcta pues unifica el rol de los ITOs al establecer con claridad los principios.

Sin embargo, hay aspectos no menores que generan visiones contrapuestas como encaminar a las ITOs en un rol meramente de supervisión, con un antagonismo a su labor de coordinación. Más allá del intercambio de ideas por el Proyecto de Ley, en la visión de mediano y largo plazo, todos coinciden en que los ITOs dejen de ser sólo un ente validador de estados de pago, para adoptar un papel más activo y de coordinación a lo largo de todo el proyecto, desde su génesis hasta su recepción final.

Una ITO que supere la lógica habitual de costos y calidad, para asumir un rol clave en la implementación de los conceptos que predominan en los nuevos proyectos como productividad, medioambiente, seguridad y eficiencia energética, entre muchos otros. Con el impulso de un proyecto de ley y la creciente necesidad de la industria de la construcción, todo indica que está por llegar para todas las ITOs un nuevo rol para una nueva etapa en un mediano plazo.