Correo
Gallina de los huevos de oro
El Estado no produce ningún peso y lo más cercano que tiene son las empresas estatales que no son las más competitivas. La situación es que el dinero del Estado, del Gobierno Regional y del municipio vienen del bolsillo de un grupo de trabajadores de este país, un grupo cada vez más pequeño, trabajadores dependientes e independientes, empresarios de diverso tamaño, que declaran impuestos, están formalizados, pagan contribuciones y cuanto impuesto hay. Es en este grupo donde se sustenta el Estado y la burocracia.
A este grupo privado de personas no se les debe dejar sola, se les debe cuidar, son la verdadera gallina de los huevos de oro que sustenta el aparato y el gasto público. Tenemos que definir y valorar el nicho, que es el motor de la sociedad. El resto sólo administra el dinero de otros.
Gonzalo Valdés Lufi
Colega del "torniquete"
Creo que al colega éste (el de los destrozos en el metro y rayados en un templo patrimonial) deberían hacerle un torniquete en el cerebro. Puede que con este tratamiento se mejore de la ansiedad del "todo destruir por destruir"... Si no tiene empacho en ensuciar un patrimonio cultural, menos le puede importar un simple torniquete.
Ricardo Cea
La Confech
En las últimas horas conocimos que el Ministro de Educación recibió a dirigentes de la Confech y algunos diputados de Apruebo Dignidad. Los dirigentes estudiantiles entregaron un petitorio con más de 80 "demandas", entre ellas: Títulos en lenguaje neutro, "concientización obligatoria" sobre el golpe, "liberación de presos políticos de la revuelta y de la causa mapuche" y "fin a la infantilización de les estudiantes".
Más allá de la constante caída en la irrelevancia que han tenido las federaciones de estudiantes, y sin dejar pasar que han sido lugares donde se han cultivado lógicas tribales y antidemocráticas, sería bueno señalar que los problemas actuales del país son mucho más importantes que sus petitorios. Hoy deberían estar preocupados del terremoto educacional que existe producto de la deserción escolar, o de cómo ser un aporte a las problemáticas sociales como estudiantes universitarios. Sus demandas se enmarcan en un nicho sobreideologizado que poco tiene que ver con las preocupaciones económicas, de seguridad y estabilidad que hoy aquejan al país, o incluso, de los propios problemas educacionales.
La pregunta final es ¿que tan desconectados están de la realidad nacional? Al parecer, bastante.Pablo Aldunate Allegro
¿Debemos hacer su trabajo?
Para ser honestos, el chileno medio tiene poco interés en el proceso constitucional (y en la política en general). Sin embargo, los expertos constitucionales insisten en que es una buena idea implementar la iniciativa popular de ley (que los ciudadanos junten firmas para presentar o derogar las leyes).
El trabajo y la familia dejan poco tiempo libre, por ello en una democracia representativa, votamos (y pagamos) por autoridades que redacten leyes acordes a los requerimientos técnicos que el país necesita. O sea, los expertos quieren que, además de pagarle el sueldo al Presidente, al Congreso y muchos burócratas, ¿debamos hacer su trabajo?.
María González Barandica
Los desafíos de la Ley TEA
Desde su primera descripción a inicios de la década de los años '40, el trastorno del espectro del autismo es un cuadro que afecta, según cifras de la OMS, a uno de cada 100 niños, aunque cifras de estudios actualizados nos sugieren una prevalencia casi 2,5 veces mayor.
Las personas con autismo habitualmente requieren de los equipos de salud tratamientos complejos, multidisciplinarios y no pocas veces de larga duración, desde las edades tempranas hasta la vida adulta. Es sabido que la posibilidad de poder recibir estos apoyos tiene un impacto muy positivo, mejorando la calidad de vida de las personas con autismo y sus familias. Tristemente, en nuestro país la mayoría no tiene acceso a este tipo de tratamientos, o lo tiene a costa de grandes sacrificios económicos y personales para las familias.
También han sido objeto, muchas veces, de discriminación o estigma en el ámbito escolar, social, laboral e incluso entre los profesionales de la salud. Afortunadamente han quedado muy atrás los días en que se atribuía este cuadro a la crianza poco afectiva de los padres (y sobre todo las madres), y con alegría vemos cómo la aceptación e inclusión de las personas con autismo avanza, y así dejamos de privarnos de sus valiosos aportes. El horizonte es prometedor, pero también desafiante.
Tomando en cuenta las limitaciones que tiene legislar en base a cuadros médicos de forma aislada, la recientemente publicada Ley TEA podría ser una oportunidad de avanzar en deudas que son, en algunos casos, inexcusables. Es imposible planificar medidas de salud públicas o destinar recursos para apoyar a poblaciones que hasta ahora ni siquiera han sido debidamente cuantificadas, por lo que se aplaude la incorporación en la ley de planes en esta línea.
Un dilema interesante surgirá de forma inevitable tras los esfuerzos de visibilizar y promover los derechos de las personas con autismo, y consiste en cómo hacernos cargo de proveer los suficientes recursos (humanos y económicos) para ofrecerles los apoyos que requieren y los espacios que merecen, al tiempo que avanzamos en hacer buenos y oportunos diagnósticos sin caer en la tentación de sobre interpretar los problemas sociales de toda índole como sinónimo de autismo.
Dr. Sebastián Robert, siquiatra de la Clínica Uandes