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Años '80: las plagas bíblicas cayeron sobre el barrio de ovejería...

Roedores y moscas invadieron las casas procedentes del tristemente famoso basural municipal. La insalubridad reinó sobre el sector.
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Texto: Crónica El Austral / Fotos: Archivo diario El Austral

La inmundicia que significó el vertedero municipal inserto en el corazón del barrio de Ovejería, a escasas cuadras de la plaza de Armas, es una mancha negra difícil de borrar en la historia de Osorno. Su nefasta presencia a orillas del río Rahue -que más parecía una escena del tercer mundo- perduró desde mediados de los años '70 y hasta 1986, cuando finalmente fue cerrado.

Ni la transformación de las 13,5 hectáreas del terreno en el Parque Hott, proceso que precisamente se extendió por estos días hasta mayo de 2023, logrará tapar aquellos infaustos días en que el olor a basura domiciliaria se extendía con el viento por todo el sector e invadía las casas como la "peste negra". Y no sólo eso, en el verano la estela maloliente llegaba hasta el mismo sector centro e incluso hasta la estación de trenes. De seguro los turistas se llevaron un agradable recuerdo de su llegada o salida de Osorno.

Este medio, con menos de un año de existencia, dio cuenta de aquel problema para los desdichados vecinos de Ovejería. Corría abril de 1983 y la noticia era "Plaga de roedores y moscas en Ovejería!. Mayor incidencia de diarrea infantil pudo ser provocada por estos agentes contaminantes".

"Plagas de ratones y moscas están afectando a barrios comerciales y residenciales situados en las inmediaciones de la población Ovejería, donde existen los principales focos de contaminación. Los vecinos que residen en las zonas afectadas señalaron como principal punto de proliferación el basural, ubicado a menos de un kilómetro de la plaza de Armas, algunas industrias y numerosas bodegas donde no se ejecutan labores de desratización. El fenómeno, poco usual en esta época, ha encontrado un medio propicio de cultivo en los calores que se registran en la región", señala la nota de entrada.

Y agrega el testimonio de un vecino afectado por las moscas. "Ramón Guevara González, que vive en calle Inés de Suárez, denunció que la plaga de moscas, que suman millones, tienen 'tapizados' los techos y estructuras de las viviendas, produciéndose alarma pública. Añadió que la población infantil ha tenido que abandonar los lugares de recreación, temiéndose, por otra parte, que se desarrolle una epidemia".

El desdichado relató que el fenómeno se acentuaba por las tardes, cuando las moscas abandonaban el basural municipal para buscar refugio en las casas, lo que obligó a sus moradores a tener cerradas puertas y ventanas. Pero las moscas no sólo asolaban a los vecinos de Ovejería, emigraron en ese momento a sectores más alejados, como los complejos habitacionales Villa El Dorado y Matthei, y la calle Bulnes.

La nota informó que en el Servicio de Salud señalaron que la mayor incidencia de diarrea infantil registrada en los meses de enero y febrero probablemente haya sido provocada por este agente contaminante.

Faltó el flautista de Hamelin

Como si las millones de moscas no fueron suficientes para los habitantes de Ovejería, los ratones aparecieron por cientos "en gloria y majestad" durante el verano y otoño de 1983. Poco faltó para contratar al flautista de Hamelin, aquel personaje del cuento infantil de los hermanos Grimm que con su flauta mágica llevó a los roedores directo al río para ahogarlos.

La nota de este medio dio cuenta de aquel flagelo: "también se detectó una plaga de roedores que han abandonado sus madrigueras a lo largo de las riberas del río Rahue para emigrar hacia el basural, bodegas vecinas e industrias. El mismo fenómeno ocurrió entre abril y mayo de 1982, cuando miles de roedores invadieron las casas de Ovejería y las bodegas cercanas al río Damas, en lo que constituyó en la mayor plaga registrada en la ciudad".

El basural de Ovejería en pleno funcionamiento en 1983. Un camión municipal arroja desechos y personas esperan recoger algo.

En la imagen se observa el basural de Ovejería que llegaba hasta la orilla del río Rahue. Era la guarida ideal para la plaga de ratones.

Dos portadas que dan cuenta de la insalubridad que significó el basural en pleno corazón de Osorno. Pronto será el Parque Hott.