Participación laboral femenina
Durante la pandemia y la crisis económica consiguiente, las mujeres fueron las más afectadas por los despidos. En Chile rige la Ley N° 20.348 que resguarda el derecho a la igualdad en las remuneraciones entre hombres y mujeres que ejerzan el mismo trabajo.
En 2015 se promulgó la ley que creó el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, para responder a los nuevos paradigmas de la sociedad, considerando que las mujeres son el 52% de la población chilena, y que de cada diez hogares, cuatro son dirigidos por una jefa de hogar, lo que muestra que han cobrado un valor fundamental. Su rol de madres, las exigencias sufridas en ese ámbito, romper estereotipos, y cierto privilegio a los varones en determinadas áreas especialmente laborales, son situaciones concretas que imposibilitan una plena vida. Ante ello, se plantea la necesidad de invertir en educación, formación inicial y diversificar sus opciones de estudio y oferta laboral.
La participación de las mujeres en el mercado del trabajo ha ido en aumento en los últimos años, si se considera que en 1990 la fuerza laboral femenina en Chile alcanzaba un 31% y hoy es 41,8%. Es todavía una de las participaciones más bajas en América Latina y también entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde). En Chile rige desde 2010 la Ley N°20.348 que resguarda el derecho a la igualdad en las remuneraciones entre hombres y mujeres que ejerzan un mismo trabajo. De acuerdo con la última publicación de la Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, en 2021 el 41,8% de las personas ocupadas fueron mujeres. El 50% de ellas obtuvo ingresos mensuales iguales o menores a $405.348, provenientes de su ocupación principal. Esto es equivalente a un 18,9% menos que el monto mediano recibido por los hombres ($500.000).
Durante la pandemia y la crisis económica consiguiente, las mujeres fueron las más afectadas por los despidos, a la vez que ha sido el segmento que se mueve más lento en la recuperación de puestos de trabajo. Entender este contexto es fundamental para que las mujeres sigan ganando espacios en diferentes aspectos del quehacer de nuestra sociedad, particularmente en la participación laboral y equidad salarial. Durante los últimos gobiernos se han realizado importantes avances en equidad de género, pero es indudable que también queda mucho por resolver.