Vivir sin agua: una deuda pendiente y que se agranda con el paso de los años
Cada vez son más las comunidades de sectores rurales que van quedando sin el vital elemento, ya que la población en los campos ha ido creciendo y el cambio climático seca progresivamente los cursos de agua. Los vecinos ya están cansados de recibir el líquido en camiones y sufren por una larga espera de soluciones dignas que no llegan.
Un problema que para muchos está resuelto es el agua, pues les basta con sólo abrir una llave y ahí está. No obstante, para cientos de familias de sectores rurales de la provincia es un sueño que no ha podido ser alcanzado, conformándose con tenerla en baldes que llenan a través de un estanque que es llenado ciertos días a la semana por un camión aljibe.
El problema es que cada vez son más personas que están en esa situación, ya que la población rural crece constantemente, ya sea porque después de la pandemia muchos volvieron a su lugar de origen, otros buscaron oportunidades y algunos por una mejor calidad de vida se aventuraron a vivir en una parcela en el campo. Pero la realidad es que el agua escasea cada día más como también las zonas que están en esta dramática situación.
Esta necesidad básica insatisfecha, naturalmente ha empujado a las comunidades a buscar soluciones a través de los sistemas de Agua Potable Rural (APR), donde muchos de éstos ya funcionan durante años, pero en otros casos aún están a la espera de concretarse, por lo que los afectados sienten que no hay prioridad para su carencia.