Acuerdos comerciales
Los aspectos negativos a los cuales se asocia este tipo de tratados también ameritan ser tomados en consideración, y analizarlos
Hace sólo días entró en vigencia el Acuerdo Transpacífico, TPP11. Está conformado por 11 países del Asia Pacífico (Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam), los que en su conjunto conforman un mercado de 502 millones de personas.
Para el sector agroalimentario sin duda abre una puerta al desarrollo comercial: permite disminuir los aranceles a tasa cero para países en los cuales existen nichos para productos con valor agregado, como es el caso de Japón, Singapur, Malasia y Vietnam también son mercados de interés.
Por ejemplo, en carne bovina permitirá reducir aranceles promedio de 38% a 0%. Una buena noticia para un mundo rural que ve un 2023 con serias dificultades de recuperar los altos costos de producción generados durante 2021 y 2022.
También es una muy buena oportunidad para el agro chileno, pensando que los países que suscriben el TPP11 representan más del 6% del PIB mundial.
Sin duda, los aspectos negativos a los cuales se asocia este tipo de tratados también ameritan ser tomados en consideración, y analizarlos. Pragmáticamente, el TPP11 no es más que otra herramienta adicional para el comercio.
Sin embargo, tal vez lo que está ahí punzando como una brecha, es que debemos centrarnos en mejorar nuestras propias políticas de fomento a la producción y el bienestar rural. Porque los problemas que arrastramos respecto a la importación de productos, la necesidad de inyectar recursos más robustos, las líneas de fomento al emprendimiento de adultos jóvenes no son responsabilidad de un acuerdo comercial, sino una necesidad latente que requiere un impulso más concreto.
En este sentido, el cómo utilizamos un acuerdo comercial puede marcar la diferencia, porque podremos poner en valor nuestros productos locales, al revés de los que algunas personas escépticas puedan pensar.
Trabajemos juntos, de manera abierta, sincera, para que podamos generar un desarrollo armónico. Porque tener que mirar el futuro con miedo o recelo es agotador. Valorar lo nuestro es el mejor punto de partida.
Sergio Willer, presidente Sago