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Déficit de lluvias pone en riesgo la productividad de las praderas

FORRAJE. Expertos señalan que los agricultores deben mantener el riego de las plantaciones y optar por variedades resistentes a las altas temperaturas, sin embargo, se trata de un tema complejo que sigue afectando al agro osornino.
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Paola Rojas Mendoza

Como un verano bastante seco califican expertos y agricultores el actual periodo estival, tendencia que al parecer llegó para quedarse con el cambio climático, por lo que resulta fundamental asegurar el alimento para el ganado con cultivos suplementarios.

El verano actual, en términos climáticos, ha presentado un déficit de lluvias, ya que según la Dirección Meteorológica de Chile, durante enero cayeron 26,7 milímetros de agua y en un año normal, para enero, el nivel debería estar en 40,9 milímetros, lo que se ha acrecentado con la ola de calor que afecta la zona centro sur y sur del país.

Los agricultores locales ven con incertidumbre las provisiones para el invierno, debido a la falta de agua y el costo de fertilización de las praderas.

El investigador de Inia Remehue, Alfredo Torres, explicó que en términos climáticos, en lo que va del verano, hasta el 2 de febrero, las precipitaciones están por debajo del promedio histórico de los últimos 45 años, pero similar a lo ocurrido en la última década, por lo tanto, está dentro de lo esperado, debido a que en los últimos 10 años el promedio es de menos de la mitad de lo que ocurría hace cuatro décadas.

El experto también advierte que la producción de forrajes en praderas sin riego es nula en la precordillera de la Costa, en el llano central y en la precordillera andina.

"Los ganaderos que sembraron cultivos suplementarios de verano o que confeccionaron ensilaje para esta época o riegan sus praderas, están sin mayores problemas", agregó.

En cuanto a las implicancias que tendrá este verano seco en la disponibilidad de alimentos, Alfredo Torres señaló que los productores que se prepararon con cultivos suplementarios para el verano y el invierno, conservando suficiente forraje, no deberían tener complicaciones, a menos que las lluvias efectivas se produzcan más tarde que el mes de marzo.

El investigador enfatizó que quienes riegan no tendrán inconvenientes de este tipo.

En relación a cómo se ha dado la incorporación de variedades de pasto más resistentes al calor en las praderas, el experto de Inia Remehue explicó que las forrajeras con mayor tolerancia al déficit hídrico y a las altas temperaturas se han destacado en los ensayos del centro de investigación; ya que mientras el pasto ovillo tiene una ganancia de peso diario de un kilo 330 gramos con vaquillas y la festuca un kilo 250 gramos, la ballica está en un kilo, es decir, las especies tolerantes rinden entre 25% y 33% más que la ballica en producción de carne.

"En los últimos años los ganaderos han establecido más praderas con especies tolerantes a la sequía, pero a un ritmo más lento que el esperado", destacó el investigador de Inia Remehue.