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Gloria Velásquez, presidenta del Comité de Adelanto y Seguridad de Rahue Bajo, vive desde hace casi 50 años en calle Chillán, donde destinó una pieza de su hogar para un emprendimiento personal. "Acá todos los vecinos nos conocemos y si bien existe una importante zona comercial, este barrio sigue siendo residencial y eso es muy positivo. Existen problemas, claro, pero no tiene que ver con el comercio en su totalidad, más bien con aquellos que no tienen relación con el sector, como el centro de acopio y de reciclaje que está ubicado en esta zona (entre las calles Temuco y Valdivia), lo que genera complicaciones a los vecinos", manifestó la dirigenta.

Precisó que este tipo de negocios no son un aporte al sector, porque no son comerciales, sino industriales, pero no existe regularización ni fiscalización que ordene este tema.

"Los ratones son pan de cada día y provienen del acopio de cartones que existe en ese terreno. Este problema comenzó a ser denunciado durante la pandemia y de hecho el año pasado ingresamos formalmente los reclamos, porque no queremos que este tipo de negocios industriales terminen masificándose en este sector y acaben con ese sentido de barrio que se ha mantenido. Nosotros queremos que se vaya de acá, porque en estos tiempos un negocio así no debería estar ubicado en un sector residencial y ni comercial como esta calle, si es un basural", expresó Velásquez.

El arquitecto Ismael Rivera precisó que en arquitectura y urbanismo se utiliza una frase cliché para definir estas realidades, "la ciudad es un ente vivo".

"Las ciudades siempre irán evolucionando a las necesidades que vayan surgiendo tanto de los habitantes como de los visitantes, entendiendo por ejemplo que Osorno históricamente ha sido un punto de articulación de la macrozona sur. Entonces, Rahue, que si bien surgió como un sector habitacional, se debe entender actualmente que el sector bajo es un punto articulador", comentó el profesional.

Agregó que es normal y natural que en las ciudades ciertas zonas se vayan transformando, tal como ocurre con calle Chillán, que también ha llegado a resolver una necesidad importante en la ciudad en cuanto al comercio menor y mayorista, con abundantes opciones de venta de verduras y frutas.

"Esta circulación de gente ha hecho atractivo para quienes tienen casas en calle Chillán venderlas, transformarlas o arrendarlas para comercio. Más que evaluar si es bueno o malo, es un proceso urbano inevitable. Además, son cambios muy difíciles de prever en una planificación urbana a largo plazo, ya que puede ser un cambio rápido (en un par de años) o paulatino en los años. Ahora es muy bueno que estas coexistencias habitacionales comerciales se mantengan presentes en las ciudades, porque tienen una vida urbana bastante rica, generan cercanía con la comunidad", explicó el arquitecto Ismael Rivera.

Agregó que estos eventos urbanos son desafíos para los municipios que deben reaccionar con rapidez para generar condiciones adecuadas a estas necesidades.

"Uno de los temas fundamentales es generar condiciones de seguridad, aseo, iluminación, urbanización, entre otros factores. Es el municipio, a través de sus instrumentos y atribuciones, el llamado a entregar condiciones a quienes desarrollan actividades comerciales y también proteger a las personas que viven en el sector. Creo en las mixturas, que pueden coexistir el sector habitacional con el comercial, lo que para una ciudad siempre será bueno", sostuvo el profesional.

Remodelación

El municipio local busca desarrollar un proyecto de remodelación de calle Chillán, que tendrá una inversión de $650 millones, los que están siendo postulados a fondos regionales 2023.

La iniciativa considera la intervención integral, la reparación y reposición de veredas donde se instalarán más de 4 mil metros cuadrados de baldosas y 900 metros cuadrados de hormigón armado reforzado para accesos vehiculares. Además de 54 alcorques (resguardo) para los árboles existentes, la reconstrucción de 3 paraderos de buses, habilitación de pasos a nivel en las esquinas para facilitar la circulación peatonal (para cumplir con la normativa de accesibilidad universal), la instalación de mobiliario urbano como escaños, basureros, bicicleteros y luminarias solares para zonas de paso peatonal, entre otras mejoras.

La iniciativa va en directo beneficio de quienes viven y trabajan en una de las calles de Rahue Bajo y Osorno más reconocidas e importantes.