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Silos de tierra: un modelo que no prosperó en la zona

Era más eficiente y económico que el silo de torre, ampliamente usado en los grandes fundos de la provincia. Se construyeron modelos demostrativos en la Escuela Agrícola de Ancud.
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Datos y fotos: Revista Agricultura Austral de la Sago

Las ventajas técnicas y económicas del sistema de ensilaje se han establecido desde hace siglos y hoy día no hay duda alguna al respecto de ellas. Los primeros silos como tal fueron de piedra o de hormigón, pero las primeras técnicas reconocen que el aire también puede excluirse tan solo con una capa de tierra sobre un silo de parva. También se construyeron a manera de silos estructuras cilíndricas de madera de diferentes alturas con 4 a 5 metros de diámetro y 8 a 12 de profundidad.

Las primeras nociones de los silos, ensilaje y sus ventajas para el territorio ganadero del país las encontramos publicadas en la segunda década del siglo XX, en el desaparecido diario La Prensa de Osorno. Diversos artículos técnicos y charlas a los agricultores sureños invitaron a adoptar esta novedosa técnica que para muchos era absolutamente desconocida.

Fue el ingeniero constructor Pedro Helbeck que en diversos artículos escritos y conferencias dio a conocer e hizo difusión desde 1917 sobre las bondades del silo. Entregó las primeras nociones de la necesidad de aplicar el ensilaje en los campos ganaderos del sur y dio a conocer las bondades de esta práctica por sobre el pasto seco, que era ampliamente usado en esos días como único recurso de almacenamiento de forraje. Helbeck como constructor interesado, invitó a los agricultores locales a innovar en sus predios y recomendó erigir silos de torre de concreto armado que él mismo construía. No obstante, eran de elevado costo para la época.

Silo de tierra, un modelo más económico

Por ello surgió una alternativa más económica y realizable en predios de menor envergadura y con rebaños más acotados: el silo de tierra perfeccionado.

Un artículo técnico publicado en febrero de 1936 en la Revista Agricultura Austral de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago) dio cuenta de las ventajas de este modelo.

"Ya no necesita ser demostrada la importancia de los silos en la explotación ganadera ni el papel que desempeñan en regiones donde los forrajes escasean en invierno. Desde hace muchos años se construyen en el sur del país los silos de zanja con buenos resultados, a pesar de los difícil que es en estos silos obtener una buena fermentación láctica, debido a la falta de presión y, por lo tanto, exceso de oxígeno en la masa. Esto se solucionaba haciendo pasar las propias carretas que llevaban el forraje y grupos de animales por sobre el ensilaje y apisonando fuertemente; por fin de esta manera el silo quedaba en buenas condiciones, habiendo que cortarlo a hacha cuando se daba a los animales. En vista de las desventajas que esta clase de silos presenta, se adoptó el sistema de torre de diferentes materiales, tales como madera, concreto armado, duelas de cemento etcétera, bastante costosos y que necesitan picadora y elevadora del forraje. El alto costo que demanda su construcción es motivo para acobardar a los agricultores. Es por ello que se ha ideado un sistema de construcción de silos mucho más barato", señala de entrada la nota de 1936.

Datos para la construcción

Y agrega: "se le ha dado el nombre de silo de torre practicado en la tierra. El proceso parte con buscar un faldeo más o menos pronunciado en el terreno, sobre el cual, y a la altura que se desee, según la profundidad que se le vaya a dar al silo, se practica un hoyo circular del diámetro conveniente. A este hoyo se hace llegar un corte, que siendo bastante ancho lejos del silo, va angostando de a poco hasta llegar al hoyo del ancho suficiente para colocar las compuertas. En su forma más rudimentaria, este silo lleva unos gruesos postes donde se aplican las contrapuertas y solamente alisadas las paredes interiores. Será fácil también colocarle techumbre".

"Para llenarlo -según explica el artículo- se hacen llegar las carretas a la parte superior del hoyo por donde se echa el forraje picado o sin picar. La descarga se efectúa como en cualquier silo de torre".

Como ejemplo se entregaron detalles de un silo de tierra construido en la Escuela Agrícola de Ancud, el que estaba revestido con concreto en su interior y sobresalía un poco de la superficie, "siendo sólo esta parte sobresaliente la que lleva amarras de fierro y, por lo tanto, es de concreto armado. Corona la construcción un buen techo de tejuelas. Es pequeño, de 100 toneladas, pues tiene 11 metros de alto por poco más de 4 metros de diámetro. Este año (1936) se llenó con avena con su grano al estado lechoso y algo de pasto dulce, todo sin picar. Se tuvo cuidado de apisonar bien y dejar bajar el ensilaje por su propio peso; de esta manera se ocuparon seis cuadras de estos forrajes. Como una vaca consume 15 kilos diarios de ensilaje, tenemos que las 100 toneladas pueden alimentar durante 6 meses alrededor de 35 vacas de lechería y muchos más novillos o bueyes, porque estos consumen 10 kilos diarios de ensilaje".

Ciertamente fue un modelo que no prosperó en la provincia de Osorno, como tampoco tuvo éxito el silo de torre, de los cuales quedan varios en pie en diversos campos de la zona. El alto costo de su llenado, pese a que el forraje ensilado pueda ser de excelente calidad, llevaron al agricultor a abandonar y adoptar con el tiempo otras prácticas de ensilaje, como los silos zanja o los silos parva con mínimos costos de infraestructura y manipulación del forraje.

Evolucionan las técnicas y hoy se utiliza ampliamente el silo en bolo envuelto en film de plástico, más práctico y eficiente para la producción, pero menos amigable con el medio ambiente.

1. Silo de tierra perfeccionado, modelo que ofrecía mayores ventajas y su construcción es más económica (foto de 1936).

2. Faena para llenar el silo de tierra con forraje.

3. Un silo de torre en desuso cerca de Purranque. Al lado hay apilados los famosos silos de bolo modernos.