Pesar por deceso de Antonio Alcafuz, cacique general de la Futahuillimapu
EN SAN PABLO. Falleció ayer en su hogar en compañía de su familia, a los 87 años, tras luchar con un cáncer. Autoridades destacan su capacidad de diálogo y representación del pueblo huilliche.
En su casa del sector rural de Huacahuincul, cerca de Quilacahuín, en la comuna de San Pablo, y en compañía de sus seres queridos, falleció pasadas las 11 horas de ayer el cacique general del Futahuillimapu o Grandes Tierras del Sur, Antonio Alcafuz Canquil, de 87 años, producto de un cáncer al hígado.
Durante la jornada de ayer acudieron hasta su hogar, donde falleció de manera tranquila, decenas de vecinos de diferentes comunidades huilliches de la zona, además de algunas autoridades, como la delegada provincial Claudia Pailalef y el alcalde de San Pablo, Juan Carlos Soto, para despedir al representante del mundo huilliche.
Su sobrina, María Ancapichún Alcafuz, quien lo cuidó durante cinco años, cuando su salud comenzó a deteriorarse, comentó que "desde septiembre del año pasado que ya estaba alejado de todo tipo de actividad pública. Durante los últimos meses su salud se complicó, por lo que prácticamente no salía. Lo venían a atender a la casa o bien teníamos que ir al hospital. Los últimos días estuvo rodeado de su familia y vecinos cercanos, a quienes atendía. Pero ya la noche de ayer (lunes) se complicó aún más hasta que se fue con mucha tranquilidad", comentó.
Legado
Antonio Alcafuz nació en 1935 en Huacahuincul, donde estudió la preparatoria en el Colegio de la Misión de Quilacahuín. Ya de adulto fue miembro activo de la misión y dirigente deportivo. En 1983 fue elegido como cacique titular de Quilacahuín tras el fallecimiento de Juan Maricán Millán. Recibió el tradicional bastón de mando el 19 de junio de ese año, de manos de Bernardo Conapil Millán, que estaba como cacique interino. Para apoyar su labor tuvo como guía al cacique Reinaldo Huisca, de Cuinco.
También en 1983 se restableció la Junta Regional de Caciques, que abarca desde Lago Ranco hasta Chiloé, integrada por los caciques de Osorno, Lago Ranco y Chiloé. En aquella reunión eligieron por cada zona un cacique mayor, donde Antonio Alcafuz fue investido como representante del Concejo Provincial de Osorno y, a la vez, cacique general de la Futahuillimapu. Al menos dos razones pesaron en su elección para el cargo: la capacidad que tenía de trasladarse entre las distintas provincias; y por ser de la zona Osorno, lugar emblemático donde se celebró el Tratado de la Canoas entre las autoridades coloniales españolas y los huilliches en 1792, a orillas del actual río Rahue.
"Era un hombre muy preparado, que se había autoformado, y prácticamente el único que hablaba de corrido el chezungún en la zona, la lengua de los huilliches. Cuando llegaba a la Misión de Rahue para la Fiesta de la Candelaria era recibido solemnemente, saluda a la concurrencia en chezungún y luego repetía el discurso en castellano, ya que casi nadie entendía la lengua", señaló el historiador Rodrigo Rodríguez, quien conoció de cerca a Alcafuz desde 1983.
La delegada provincial Claudia Pailalef comentó que el cacique general Antonio Alcafuz Canquil será recordado por las distintas generaciones como un hombre sabio, de un amplio conocimiento y firmemente arraigado a las costumbres y tradiciones huilliches.
"Caminó 39 años de su vida ejerciendo el rol de 'apo ülmen', siempre acompañado del diálogo, del respeto, la tolerancia y prudencia. Desde su sencilla oficina ubicada en Rahue Bajo, con su máquina de escribir y su compromiso permanente, acompañó en la constitución de comunidades y asociaciones indígenas, apoyó a cientos de jóvenes huilliches para que accedan a la beca indígena y siempre estuvo dispuesto para trabajar y aportar por el desarrollo del pueblo huilliche", expresó.
El pasado 31 de diciembre, en la víspera de Año Nuevo, lo fue a visitar el obispo de Osorno, monseñor Jorge Concha, quien tuvo la posibilidad de conocerlo y dialogar con el fallecido cacique en sus años en la ciudad.
"Fui a visitarlo, pero no a darle la unción, porque se la había dado el padre Oscar de Quilacahuín. Supe que estaba muy delicado de salud, por lo que estuve con él y pudimos intercambiar palabras, pese a su delicado estado. Me conoció y dijo palabras bien bonitas: señaló que frente a la enfermedad había que tener mucha paciencia y que esperaba tenerla. Yo le dije que tuviera confianza y le di la bendición de Dios", indicó la autoridad de la Iglesia en Osorno.
Antonio Alcafuz se destacó por ser un cacique dialogante y conciliador, que siempre mantuvo buenas relaciones con el mundo político sin abanderarse por algún sector determinado. Lo mismo sucedió con la iglesia católica, siguiendo el estilo de los antiguos caciques de la costa, que se mantenían fieles a sus tradiciones étnicas, pero cercanos a la fe cristiana. Era ferviente devoto de la Virgen María.
"Si bien tenía su cosmovisión propia, era muy católico. Se destacó porque era una persona de diálogo, escuchaba y daba su opinión. Favorecía el encuentro, el respeto mutuo y era un hombre de paz. Me hablaba de la importancia de la paz, la que entendía en todo ámbito, desde lo personal hasta en las relaciones como pueblo, como etnia y con todos. Fue algo que siempre me llamó la atención", comentó el obispo de la Diócesis de Osorno.
Los funerales del fallecido cacique general de la Futahuillimapu, quien también fue elegido Hijo Ilustre de la comuna de Osorno en 2019, se realizarán el sábado en Quilacahuín, ya que por la tradición huilliche, son cuatro noches de velatorio. Tras el fallecimiento de Alcafuz Canquil, el municipio de Osorno decretó la jornada de ayer dos días de duelo a nivel comunal, para el 4 y 5 de este mes, con las banderas tanto de Chile como de los pueblos indígenas a media asta.