Correo
2023 y la tarea pendiente
Chile comenzará el nuevo año con uno de los desafíos educativos más exigentes de las últimas décadas, considerando la deserción escolar y la "cicatriz permanente" advertida por la Cepal, entre otras consecuencias de arrastre por la pandemia.
Haciendo un desglose de las múltiples dimensiones del escenario actual, nos encontramos con un nivel de inglés prácticamente sin avances, de acuerdo con el reciente ranking EPI que mide el manejo de ese idioma en más de 100 países y lo que es todavía más preocupante: con una creciente brecha de género.
Hace 8 años, las mujeres en Chile hablaban mejor inglés que los hombres. Sin embargo, esa distancia se acortó en 2014, y desde 2019 a la fecha, son ellos quienes tienen la posición más ventajosa en el idioma anglosajón.
Este retroceso puede impactar de distintas formas el desarrollo femenino, no solamente en cuanto a oportunidades de empleo con buenos sueldos, sino también en la ampliación de sus redes de contacto y de poder lograr mayor autonomía en comparación con los hombres.
Está demostrado que las sociedades que dominan mejor el inglés son más abiertas, justas y ofrecen mayores oportunidades, precisamente porque se amplían los límites. Es deber de todos fomentar el nivel de inglés, que debiera ser uno de los pilares educativos más importantes.
Sergio Canal
Ansiadas vacaciones
La llegada de diciembre para muchos es sinónimo de vacaciones y descanso. Sin embargo, para otros colaboradores y organizaciones es sinónimo de caos y discusiones. Es común en esta época entrar en el dilema de si tomarnos o no nuestras ansiadas vacaciones, las cuales esperamos cada año. Un reciente estudio llamado "Vacaciones de los Trabajadores 2023", realizado por la Mutual de Seguridad, reveló que el 52% de las personas no tiene decidido o simplemente no se tomarán vacaciones en 2023; por otro lado, arrojó que el 49% de los trabajadores ha pasado más de un año desde la última vez que se tomó vacaciones y el 21% incluso no ha vacacionado desde hace dos años o más.
Muchos líderes subestiman el poder que tienen las vacaciones en los índices de satisfacción personal, especialmente en las nuevas generaciones. Por este motivo, se deben definir en forma clara y precisa las normas generales que regulan la adjudicación de los días de vacaciones; pero, a la vez, deben ser flexibles, para poder adaptarse a las necesidades específicas de los empleados, buscando siempre el equilibrio entre lo personal y lo laboral.
No tomarse vacaciones deja efectos negativos tanto para los colaboradores como para la empresa. Tomar vacaciones va más allá que hacer uso de un beneficio corporativo, estas son vitales para la salud del trabajador y también para su crecimiento como profesional. Así lo demostró el estudio de mutual, donde el 48% de los encuestados manifestó haber experimentado problemas de salud mental de carácter más severo y el 83% en los últimos meses ha tenido algún tipo de problema relacionado con el agotamiento o la salud mental.
El descanso planificado impactará de manera positiva en la salud y bienestar mental, emocional y físico. Un trabajador descansado y relajado tendrá una mejor actitud para sus funciones y mayor productividad para resolver problemas que se le presenten. Las empresas tienen un desafío vital que es tener una mirada más abierta y planificar eficientemente el tiempo de sus funcionarios.
Federico Gelblung
¿Más de lo mismo?
En Chile se configuró un sistema bipartidista que agrupó a los partidos políticos como resultado de la transición democrática. Dos coaliciones permitieron una discusión política con partidos acotados y tradicionales, cuyos principios ideológicos eran claros y conocidos por la ciudadanía. Configurando un espectro político clásico de derecha, centro e izquierda. En la actualidad, somos espectadores de una primavera política con bulladas renuncias a viejas militancias y el florecimiento de nuevos partidos que ya no encajan en los ejes históricos y que podríamos calificar como un pluralismo amplio, emergente y polarizado. Sin embargo, el fenómeno no es reciente.
Revisando la historia política, a fines del siglo XIX los partidos fueron instrumentos para canalizar y controlar la movilización social, una instancia que medió entre la base social y el Estado. En la década de 1970 el régimen político era bastante polarizado, con cinco partidos principales y otros menores, pero buscaba los consensos y tendía al centro hasta la crisis democrática de 1973 y que llevo al cierre del régimen político vigente. La Ley Nº 18.603 de 1988, permitió la reapertura del sistema y para 1989 se constituyeron cuatro partidos. En 2008 existían ocho partidos. La proliferación actual comienza en el 2010 y ya en 2012 contábamos con 17 partidos legalmente constituidos. Dando cuenta de una representación de nuevos intereses, movimientos sociales y regionales, reconfigurando y ampliando el sistema de partidos dominante hasta esa fecha. En la actualidad, los registros del SERVEL dan cuenta de 15 partidos efectivamente constituidos y 11 partidos en formación, sobrepasando con creces los máximos históricos. Las cifras indican que la emergencia de nuevos ejes tiene más de una década, los intereses específicos y acotados también, con partidos que se han constituidos y otros no han perdurado. Pero ¿cuál es la diferencia con el escenario actual más allá de la cantidad?
Ciertamente que no son los movimientos emergentes, sino la reconfiguración de fuerzas emergentes que provienen de las filas de partidos más tradicionales. La novedad parece no ser una profundización de la democratización que incorpora nuevos sectores a la representación popular, sino la fragmentación y reconfiguración de los ejes históricos del régimen político chileno. Ahora habrá que ver qué tan viable resulta un régimen político tan disperso, qué capacidad negociadora tendrá y si estará a la altura de los debates profundos que requieren los cambios que la sociedad demanda. O por el contrario, se quedará en los particularismos identitarios, la conquista del espacio electoral, generando un vacío de poder y debilitando la democratización
Dra. Lorena Araya Silva, directora Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Chile
Todos debemos colaborar
Siempre se habla y critica a las autoidades municipales por el aseo público de la ciudad, pero pocos reparan en la responsabilidad que tiene cada osornino para mantener limpia, al menos, la calle frente a sus hogares. Es común ver pasto, suciedad, arbustos descuidados, chatarras, rosales sin podar y veredas sucias en múltiples barrios de Osorno. En otros, claro, hay verdes jardines de pasto corto, en un entorno limpio y agradable, pero son puntuales, no la generalidad. Todos tenemos algo que aportar para tener una mejor ciudad donde vivir. Esperar que todo "caiga del cielo", o del Estado en este caso, es una mala práctica.
Miguel Bernales