Violencia contra las mujeres
Los números son decidores: 736 millones de mujeres en el mundo han sufrido agresiones de parte de su pareja u otras personas. La mayor permanencia de las familias en las casas producto de la pandemia derivó, tristemente, en un alza de la violencia hogareña.
La Organización Mundial de la Salud y ONU Mujeres han advertido que casi un tercio de las mujeres del planeta es o ha sido víctima de violencia física o sexual, generalmente desde muy jóvenes. Según esas agencias, 736 millones de mujeres han sufrido ese flagelo a manos de una pareja o por otras personas. El fenómeno no ha retrocedido en los últimos diez años, por el contrario, se ha exacerbado. Por ello es que ayer 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, con el fin de llamar la atención de todas las personas respecto de los ataques psicológicos y físicos que ellas sufren, muchas veces en sus propios hogares.
En Chile, este año a la fecha van 34 femicidios consumados y 141 frustrados, pero a la vez se tramitan miles de causas en los tribunales por violencia de género. La Cuarta Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar Contra la Mujer y Delitos Sexuales, que se realizó en todo el país a mujeres de entre 15 y 65 años, reveló que en los últimos años se agudizaron los ataques físicos y psicológicos contra las mujeres. La pandemia y las cuarentenas, junto a los llamados para que las familias permanecieran en sus casas, significaron, entre otros problemas, el aumento de los casos de violencia intrafamiliar.
En los meses más complicados de la crisis sanitaria, muchas mujeres tuvieron que convivir en forma permanente con su agresor y se les hizo más difícil acudir a Carabineros para concretar una denuncia. Pese a las campañas que se han hecho en los últimos años, los ataques a mujeres por parte de sus maridos, parejas o pololos no han cesado. Los celos, la incomprensión y la violencia se conjugan en la génesis del problema, primero como una agresión psicológica, para luego dar paso a los golpes y, en casos extremos, para terminar con una vida.
Es lamentable que la sociedad no sea capaz todavía de mitigar o erradicar conductas tan dolorosas y terribles, como es la violencia, aunque se percibe que en la actualidad las mujeres identifican con más claridad lo que son aquellos ataques en el hogar, trabajo, escuela o calle y se atreven a denunciarlos. Esas conductas ya no se consideran "normales", como ocurría hace unas décadas, lo que revela que hay un lento, pero sostenido cambio cultural.