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"La idea de este emprendimiento empezó en abril entre la cesantía que llegó en mi rubro, que es el agrícola, en conjunto a una idea que estaba latente de querer emprender hace mucho tiempo atrás, pero no sabía en qué y de repente yo compré un producto a otro emprendedor y me gustó mucho el aroma. Le estuve dando vueltas a eso y dije 'esto debe tener mercado'. Me arriesgué en el instante en que me llegó la mercadería y encontré pega", relató.
La joven comentó que el comienzo de su negocio fue bastante caótico, porque pese a haber conseguido trabajo, decidió continuar con el nuevo rubro, sin importar que tendría que trabajar de lunes a viernes desde las 8.30 hasta las 5 de la tarde; y, después de eso, hacer las entregas de sus productos, además de realizar promoción en redes sociales.
Como su trabajo se ubica en el centro y puede distribuir bien sus tiempos, allí aprovecha de hacer varias entregas sin costo, pero ya por la tarde cuando sale y debe llevar algún artículo a otro sector, cobra mil pesos.
Ahora trabaja con cuatro marcas de aromatizantes, dos de ellas son españolas, con pulverizadores, aromatizantes de auto y mikado, que son las varillas.
Hace poco postuló a un crédito del Banco Estado, de Pyme irregular, con lo que consiguió un millón de pesos para mercadería. Gracias a ello aumentó la variedad de productos, donde uno de los más demandados es el inhibidor de olores para mascotas y la novedad son los aromas especializados para niños.
"Yo siento, aunque me cuesta llevar un poco las matemáticas, que me ha ido estupendo; pero de repente, con el tema de la universidad, no me da tanto el tiempo y me cuesta organizarme. Este es mi último año de técnico en Prevención de Riesgos", detalló.
Concretando un sueño
Verónica Ahumada es ingeniero de ejecución en Agronomía y coordinadora de la especialidad Agropecuaria del Liceo Bicentenario Adolfo Matthei.
La docente relató que su historia de emprendimiento surgió por un tema familiar y personal, contando con una parcela a 12 kilómetros de Osorno.
"Siempre hemos realizado actividades relacionadas con el campo desde la niñez. En la pandemia empezamos con un invernadero, a pequeña escala y trabajando con la producción hortofrutícola, usando compostaje, tratado de hacerlo lo más natural posible. Junto con ello compramos gallinas ponedoras, que sólo comen productos naturales, para sacar un huevo de calidad", señaló.
Así ella trabaja en este emprendimiento con uno de sus hijos, que es técnico en Turismo, para insertarlo laboralmente en tiempos que es difícil encontrar empleo. De esta forma no sólo se quedaron con la producción agrícola, sino que también ahora tiene un emporio en su casa, donde comercializan distintos productos artesanales, algunos hechos por Verónica y otros de emprendedoras conocidas.
"Eso es algo que me gusta mucho, aunque comencé a trabajarlo de manera un poco silenciosa. Nuestras hortalizas empezamos a venderlas con algunos paños de loza u otras artesanías y así poco a poco esto empezó a difundirse, sobre todo por el boca a boca, con lo cual me estoy relacionando con emprendedoras amigas", remarcó.