La OCDE nos ha informado que Chile fue el país miembro que más tiempo tuvo cerradas sus escuelas y colegios durante la pandemia. En algunos niveles educativos fueron 259 días, comparados con menos de 50 en España o Francia, 67 en Costa Rica y 150 días en Colombia.
Frente a ello la entidad ha recomendado dimensionar las pérdidas en los aprendizajes, para lo cual será fundamental el proceso SIMCE que debe realizarse en noviembre próximo. Dicho proceso resultará particularmente informativo, considerando que en algunos de los niveles evaluados no tenemos mediciones desde 2018 (en 2019 no se realizó por el estallido y luego vino la pandemia). Así entendido, el SIMCE 2022 probablemente sea el más importante del que se tenga registro, ya que entregará información fundamental para proyectar los desafíos educativos de la próxima década.
A la espera de dichos resultados, hay al menos 4 ámbitos que indudablemente requerirán una atención especial en los próximos años y que debieran ser prioridad para las políticas públicas nacionales y locales. En primer lugar, la asistencia y deserción escolar. Según el último reporte de la Encuesta de Monitoreo Educacional en Pandemia (PUC-UChile), la asistencia promedio todavía no alcanza el 85% (¿se acuerda cuando eso era el mínimo para ser promovido al siguiente nivel?) y 2,9% de los estudiantes no tuvo contacto con su establecimiento en el último mes. Eso permite estimar que aproximadamente 100 mil estudiantes han "desaparecido" del sistema. Se requiere con urgencia un esfuerzo local (Seremis, Deprov y Municipios) para reconectar a esos estudiantes. Pensando en 2023, estos últimos meses del año son un momento clave para ello.
En segundo lugar, foco en la lectura. Más que hablar de "las brechas" en forma genérica, pongamos foco en aquello que será más crítico en los próximos años. El número uno entre ellos es la lectura. Cuando tengamos los resultados del SIMCE veremos la magnitud real del problema, pero cuando uno conversa con expertos y docentes de aula, es común escuchar que hay rezagos (e incluso retrocesos) de más de 2 años en la habilidad lectora. Sin lectura no hay educación posible. No podremos avanzar en ningún ámbito sin resolver dicho déficit. Para ello necesitamos diagnósticos claros y la colaboración de expertos que sugieren caminos sencillos y efectivos de recuperación de la lectura.
Tercero, convivencia escolar. Los colegios deben ser espacios seguros, ordenados y predecibles para toda la comunidad. La misma Encuesta de Monitoreo en Pandemia ha destacado, en meses sucesivos, que este ha sido el mayor desafío para los establecimientos educacionales. El segundo semestre parece mejor aspectado que el primero, pero más de un 30% de los establecimientos indican niveles de conflictividad mayores a lo que ocurría antes de la pandemia. Un llamado especial merecen los apoderados, que tienen un rol fundamental que jugar en este aspecto.
Finalmente, los docentes. Prácticamente no hay estudio "post-pandémico" que no remarque las complejidades que han enfrentado los profesores durante este año de regreso a clases presenciales. La Encuesta de Monitoreo en Pandemia apunta al ausentismo docente como segunda mayor dificultad de los establecimientos, en tanto el reporte de la OCDE destaca que Chile es uno de los países que no ha logrado monitorear este aspecto a nivel nacional, lo que dificulta poder disponer soluciones oportunas y pertinentes. No sabemos, por ejemplo, si faltan por estrés u otra razón (COVID o enfermedades de invierno, por ejemplo) o cuántos días en promedio se han ausentado, lo que permitiría reforzar las dotaciones con equipos complementarios, como se ha hecho en países como Austria, Francia o México. La educación pasa por los profesores. Debemos conocer con claridad las dificultades que enfrentan para poder calibrar las respuestas a nivel de la política pública.
En situaciones de crisis las prioridades deben estar claras. Un diagnóstico de los aprendizajes (SIMCE 2022) y el foco en 3 o 4 aspectos críticos serán una mejor estrategia que discursos genéricos de preocupación o prioridades de otra índole.
"Prácticamente no hay estudio "post-pandémico" que no remarque las complejidades que han enfrentado los profesores en este año de regreso a clases".
*Decano de la Facultad de Educación
de la Universidad de los Andes.