El fin del uso de la mascarilla marca una nueva etapa en la lucha contra la pandemia. Podría tratarse de la tercera fase de este largo proceso de más de dos años y medio, luego de la llegada de la enfermedad y el comienzo de la inoculación, que son los hitos más importantes a destacar.

Este avance en el control del covid-19 logrado a raíz de la vacunación de la población y el mantenimiento de las medidas preventivas es lo que en definitiva llevó a que hoy la situación permita levantar prácticamente todas las restricciones y retornar a la ansiada "normalidad".

En lo medular, el avance de todo el país a la fase de apertura implica que uno de los cambios más drásticos en la vida cotidiana de los chilenos es que se eliminará la obligatoriedad de usar la mascarilla en espacios cerrados y solo será exigida en los centros de salud. Ello, además de que se acaba la obligatoriedad del pase de movilidad, al igual que los aforos. Lo que sí, la mascarilla será aún exigida en los establecimientos de salud y se mantiene la "recomendación" de utilizarla en donde pueda "haber aglomeraciones, como por ejemplo los eventos o reuniones de muchas personas, como es el transporte público o privado.

Se trata del avance más radical dentro de todos los pasos que se han dado desde la aparición del primer caso de covid-19 en el país, durante marzo de 2020, y que dio inicio a las cuarentenas que mantuvieron encerrada a la población regional durante varios meses.

Con el fin del uso de la mascarilla se elimina el recurso más visible de la lucha contra la pandemia, sin embargo, esto no quiere decir que la crisis sanitaria haya acabado, ya que sigue habiendo contagios y decesos a causa de la enfermedad.

En ese sentido, es necesario que la población siga las recomendaciones de las autoridades sanitarias, en el sentido de completar los esquemas de vacunación, toda vez que la inmunización demostró ser la herramienta más eficaz para combatir al covid-19. Ello, además de otros consejos, como evitar el contacto con personas que den signos de enfermedades respiratorias, quienes sí deberían usar mascarilla.

El nuevo paradigma en educación al que nos invita la Agenda para la Educación Media Técnico Profesional (TP) 2022-2026 avanza hacia una concepción de la educación como un derecho social garantizado. En la técnico profesional, esto se logra asegurando el desarrollo de la diversidad de talentos y capacidades de las personas a lo largo de sus vidas y de acuerdo a las necesidades propias de los territorios.

Esta diversidad de talentos se ve muchas muchísimas veces afectada por lo que se conoce como el currículum oculto. Si bien no existe un mandato que determine una selección por género entre carreras, sin querer reforzamos estereotipos desde temprana edad.

Si debes elegir alguien que cuide a una adulta mayor en tu familia: un técnico en enfermería, hombre; o una técnica, mujer ¿con quién te quedas? Si necesitas arreglar tu vehículo y tienes en frente a un técnico en mecánica automotriz y a una técnica, ¿a quién eliges?

Debemos cambiar estos paradigmas. No sólo desde la educación no sexista, sino también en el mundo del trabajo, donde los estereotipos se refuerzan. Impacta que hoy existan estudiantes mujeres que no se atreven a estudiar mecánica, minería, construcción y, por otro lado, varones que no estudien atención de párvulos por temor a la falta de campo laboral, aun cuando allí se encuentren sus talentos.

O peor: se atrevan, vivan una buena experiencia formativa, pero choquen de lleno con el mundo del trabajo. Hacemos importantes esfuerzos para eliminar estereotipos en la educación. Sin embargo, muchas estudiantes deciden no continuar desempeñándose en sus áreas de estudio tras realizar la práctica profesional. Porque es ahí donde se encuentran con realidades que van desde la falta de infraestructura pensada en ellas, a situaciones incluso delictuales, como el acoso.

Como sociedad, en general, y en particular desde ONG Canales nos sentimos llamados a trabajar por esto: promover una educación técnica que busque la formación integral y el bienestar sustantivo de todos y todas las estudiantes. Que potencie sus reales talentos sin importar nada más. Así estaremos formando personas más felices y con mayor probabilidad de trayectorias formativas y laborales exitosas.

Claudia Paredes, directora

regional de ONG Canales