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Seguridad alimentaria regional
Especialistas de todo el mundo coinciden en que la capacidad del planeta para abastecerse de alimentos está en jaque. Según las Naciones Unidas, este año más de 700 millones de personas podrían padecer hambre y, producto de la crisis económica y ambiental, ya en 2023 podría haber escasez alimentaria en varios países de África, Centro y Sudamérica.
Desde hace varios años Chile ha abrazado el propósito de convertirse en potencia alimentaria mundial. La Región de Los Lagos juega un papel determinante en la concreción de ese objetivo, en tanto encabeza la producción nacional de carne, leche, salmón y mitílidos.
Si hoy la Región de Los Lagos es una productora importante de alimentos, es porque en el pasado se generaron las condiciones necesarias para ello. Por años, el Estado contribuyó con recursos a la prosperidad de la industria, que encontró en la exportaciones un nicho de negocios altamente conveniente. De ahí viene el siempre creciente interés por vender la producción al extranjero.
¿Mientras tanto, qué ocurre en nuestro país? Estudios demuestran que en Chile no se pasa hambre, pero sí que hay malnutrición. Muchas familias comen no lo que quieren o lo que necesitan, sino lo que pueden. Se encuentran en un estado de inseguridad alimentaria. Así, vemos cómo los salmones, la fruta, la carne e incluso los lácteos de excelente calidad que se producen en nuestra región, no están al alcance de los habitantes del territorio.
La recesión global que estamos enfrentando, hace pensar en la necesidad de garantizar una producción alimentaria local en distintos niveles, desde la pequeña agricultura familiar campesina, pasando por la pesca artesanal y los emprendimientos en materia alimentaria, hasta los grandes productores de la carne, mitílidos, lácteos, de la acuicultura en general y de la salmonicultura en particular.
Este es un debate necesario al que no se ha puesto aún la atención. Sólo abriendo la discusión será posible avanzar en políticas y estrategias que garanticen la soberanía y la seguridad alimentaria para los habitantes de la región y del país. Es una tarea compartida, en la que deben empeñar sus mejores esfuerzos tanto el Estado como el sector privado y la sociedad civil, desde las organizaciones sociales hasta las instituciones académicas, especialmente las asentadas en el territorio. El desafío radica en generar las condiciones para que la región garantice la producción de alimentos de calidad al alcance de la comunidad local, en el marco de un comercio justo y, especialmente, de un comportamiento ambientalmente responsable de parte de los productores.
Rabindranath Quinteros Lara, presidente de la Fundación Región y Futuro
Cobro por venta de acciones
Para financiar políticas públicas como la Pensión Garantizada Universal, el Estado requiere generar ingresos y una forma de hacerlo es a través de impuestos. En este contexto, la exención tributaria que tenían las ganancias obtenidas por la venta de acciones y otros instrumentos transados en la Bolsa de Comercio, quedó en el pasado.
La Ley Nº 21.420, que entró en vigencia el 1º de septiembre, concluyó con el beneficio que surgió en 2001 para estimular al mercado de capitales chilenos mediante el ahorro de personas naturales o jurídicas. Ahora, la utilidad obtenida por la venta de acciones o rescate de instrumentos, como -por ejemplo- fondos mutuos, estará afecta a un impuesto único de tasa 10%, aunque dicha ganancia no pagará ningún otro gravamen.
El monto afecto a impuesto puede ser definido a partir del precio de cierre al 31 de diciembre del año en que fueron compradas las acciones; o del valor de adquisición de las acciones corregido por inflación; o bien, por el valor de cierre de las acciones al último día de diciembre de 2021. Este escenario aplica a todas las acciones adquiridas hasta el 31 de agosto, previo a la entrada en vigencia de la normativa.
La ganancia de aquellos contribuyentes que no tengan domicilio fijado en el país, en tanto, se calculará según el precio del día de compra de la acción actualizado según IPC. En este caso, el impuesto será retenido por el adquirente, corredor de bolsa o agente de valores que actúa por cuenta del vendedor. Una vez pagado el impuesto, se entenderá cumplida totalmente la tributación sobre dichas cantidades.
Las ganancias que logran los inversionistas institucionales -aquellos que operan grandes volúmenes de activos, tales como bancos, sociedades financieras, compañías de seguro, AFP, entidades nacionales de reaseguro y administradoras de fondos autorizados por ley- seguirán estando exentas de gravamen.
Comprar acciones chilenas a través de inversionistas institucionales, como un fondo, por ejemplo, sin tener control directo sobre la tenencia de la acción determinada puede ser el mejor escenario para quienes se juegan las fichas en la Bolsa. Esto, porque para los inversionistas institucionales no constituirá renta el mayor valor obtenido sin importar si están en Chile o fuera del país.
Sin embargo, todo podría cambiar con la propuesta de reforma tributaria del Gobierno. Miremos con atención el curso del debate legislativo, porque un eventual incremento de este nuevo impuesto está hoy en manos del Congreso Nacional.
Claudia Valdés Muñoz
Animarse para avanzar
Quienes formamos parte de la industria inmobiliaria sabemos bien el rol que ocupamos como motores de la economía y generación de empleo. En tiempos de auge, es fácil cumplir ese papel. Pero es momentos de crisis cuando se vuelve más necesario acometerlo.
Es ahora, en medio de esta coyuntura, cuando como sector estamos llamados a estimular la inversión y atrevernos a invertir. Porque el impacto del sector inmobiliario no sólo se reduce al PIB, sino también -y por, sobre todo- al efecto multiplicador que produce en otras áreas de la economía.
Ese rol que ocupamos como rubro es también una responsabilidad. La invitación es a animarse a avanzar. Éste es el mejor momento para que sector público y privado tomemos el desafío de enfrentar el déficit habitacional a través de políticas como la de integración social, con todos los efectos positivos que trae no solo en el objetivo del déficit cero, sino también en la generación de empleo y la estimulación de la economía.
Rodrigo Boetsch