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Auge y caída de la industria de brebajes espirituosos

Tanto en la parte urbana como rural hubo diversas fábricas dedicadas a la producción de alcohol y aguardiente en base a la destilación de grano de trigo. Una de las más famosas fue la del empresario Elijio Sommer, situada en Rahue. Este rubro generó un encadenamiento productivo virtuoso, que incluso potenció la crianza de cerdos y la fabricación de cecinas. Todo terminó en 1902 con la infame "Ley de Alcoholes", que benefició a los políticos santiaguinos.
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El periodo comprendido entre las últimas dos décadas del siglo XIX y principios del 1900 estuvo marcado por un importante desarrollo agroindustrial en Osorno. Florecieron diversos rubros, tales los molinos, las curtiembres, fábricas de jabón y de muebles, charqui, artesanos en cuero, zapaterías, aserraderos y barracas de madera, entre otros, generando una naciente expansión económica en la ciudad, que hasta entonces mantuvo un sistema basado en la agricultura. Muchas de estas grandes empresas estaban ubicadas en las orillas del río Damas, donde el caudal era utilizado para generar energía y mover las maquinarias.

Uno de los pasajes desconocidos en esta etapa es la instalación de varias industrias dedicadas a la producción de alcohol y aguardiente en base a la destilación de grano de trigo.

Una de ellas, tal vez la más importante, fue creada gracias al emprendimiento del empresario Elijio Sommer. Fue fundada en 1908 junto a sus socios Ernesto Hille y Augusto Momberg con los más modernos adelantos para la época. Contaba con alambiques y calderas importadas directamente desde Europa.

Estaba ubicada a la salida del puente San Pedro, en Rahue Bajo, y ocupaba una cuadra completa, según reportan en 1920 los periodistas Tenajos, Llarena y Aranda en su obra "La colonia alemana en Chile".

Anualmente procesaba un mínimo de 380.000 litros de alcohol entre el potable para consumo humano y el desnaturalizado de uso preferentemente industrial.

Utilizaban el trigo mojado o aquel que por diversos motivos no recibían los molinos por su baja capacidad panadera. Así, entre estas singulares industrias y el sector rural se generó una estrecha relación comercial de beneficio mutuo y crecimiento para la zona.

Esta fábrica dio trabajo a cuatro empleados y una treintena de operarios, los que estaban bajo las órdenes de su gerente, el propio Elijio Sommer, que según quienes lo conocieron, era individuo de gran energía, competente dinámico y muy emprendedor.

Para finales de siglo XIX se constituyó la sociedad Sommer y Cía, con el objeto de navegar comercialmente los ríos Rahue y Bueno, con los vapores "Mosquito" y "Rahue" y sus entornos (los barquitos llegaron hasta la misma ciudad de Río Bueno).

También en 1893 incorporaron el vapor "Río Bueno" de hélice, a diferencia de aquellos que funcionaban con ruedas de palas laterales. Al giro empresarial sumaron grandes bodegas de almacenaje, como aquella situada justo al lado del puente San Pedro, en plena orilla del río Rahue y de 4 pisos; y otra en calle Santiago casi al llegar a Por la Razón o La Fuerza (desaparecidas actualmente).

Destacadas en el rubro

Entre las fábricas de alcoholes afamadas en Osorno y la zona estuvo la de Germán Hube en la década de 1880, que se la compró a Federico Hubenthal, pionero de estas artes en la ciudad.

Una de las destilerías más famosas por la calidad de su aguardiente fue la de Ernesto Hille y Eduardo Angelbeck, quienes adquirieron la industria de "Geisse y Cía" fundada en 1864. Llegaron a producir hasta 350.000 litros anuales de alcohol industrial.

El éxito de los productores locales en parte estaba determinado no sólo por el alto consumo de alcohol en la población regional, sino también por la activación de redes comerciales entre la Patagonia Septentrional y Chile, en especial la compra de ganado en el lado Argentino, "circuito dominado por los indígenas, que comerciaban allí los excedentes de alcohol de grano, cuya población de más de 120.000 almas era gran consumidora de bebidas espirituosas".

En relación a otras industrias de alcohol que funcionaron en el departamento de Osorno por esos años, debemos mencionar también la de Bischoffhausen y Cía, Gustavo Gunckel y Juan Momberg, todas puestas en servicio en 1880 y ubicadas en sectores rurales, además de la fábrica de Eduardo Francke, inaugurada en 1893 y situada en el sector del mismo nombre, cercana al molino Thomas, del otro lado del río Damas. Durante su periodo de funcionamiento estas industrias tuvieron la mayor concentración de capitales y ocuparon un gran número de operarios.

Porcinos e infame ley

La crianza de cerdos también vivió una "era dorada" en Osorno con el auge de la fabricación de alcohol de granos, impulsado por los colonos alemanes a fines de 1800 y principios de 1900, donde los desechos eran el alimento perfecto para los criaderos de porcinos. Todo eso llegó a su fin con la nueva e infame "Ley de Alcoholes" dictada por los políticos santiaguinos en 1902, que coincidentemente también eran los dueños de viñedos en la zona central, principalmente en la Región Metropolitana.

Dictaron la normativa para favorecer directamente la producción vitivinícola y frenar la expansión de alcohol de granos alemanes de ciudades como Valdivia, La Unión y Osorno. Simplemente dejó en la ruina a una de las principales ramas productivas desarrolladas por miembros de la colonia alemana. Ello generó un creciente descontento de los chileno-alemanes de la zona respecto de la actitud de las autoridades políticas nacionales y, especialmente, ante el Parlamento, lo cual está bien documentado en los diarios de Osorno y Valdivia de la época.

Las destilerías locales eran especialmente relevantes, pues debido a su gran capacidad productiva dominaban cerca de un tercio del mercado nacional de alcohol de granos.

El positivo impacto de las destilerías sobre la economía regional se reflejaba sobre todo en la agricultura, pues significaban un importante mercado consumidor de granos, especialmente de trigo.

Asimismo, las destilerías incentivaron directamente la crianza de cerdos de razas europeas importadas, como la Berkshire y Deutsches Veredeltes Landschwein, entre otras, debido a que estos animales eran alimentados con los desechos del trigo procesado para la fabricación de alcohol. Esto motivó, a su vez, el desarrollo de las fábricas de cecinas y charcutería, creándose así una importante cadena productiva que permitía emplear una apreciable cantidad de trabajadores.

Tras la puesta en marcha de la nueva normativa, los criaderos de porcinos se redujeron drásticamente, al menos en las zonas urbanas.