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no sea quizás tan sacrificado. En unos años más irán quedando menos de los que somos y quizás después ya nadie se dedique a la extracción artesanal", manifestó Erwin Barría, agregando que con él se termina esta herencia laboral en su familia, aunque asegura le quedan bastantes años en el río.

En el puerto rahue

De manera solitaria trabaja en esta labor Luis Bustos, de 52 años, quien tiene su caleta al lado del antiguo puente San Pedro, en el otrora ajetreado Puerto Rahue (hasta mediados del siglo XX fue un terminal fluvial de entrada y salida de vapores), donde es habitual verlo sacando el producto y también arena para la venta.

El ripiero local heredó esta labor de su abuelo y también de su padre, por lo que es la tercera generación familiar dedicada por entero a la extracción artesanal de material pétreo desde el río Rahue.

"Conmigo se termina esta tradición laboral. Crecí viendo a mi papá dedicado a esta actividad, cuando antes había muchas personas en este oficio. Ahora somos pocos, porque es una labor sacrificada. Muchos se retiraron y otros fallecieron, por lo que quizás de aquí a algunos años más ya no quede ninguno", expresó el osornino, que como muy pocos en la ciudad, conoce a la perfección lo bueno y lo mal del cauce.

Bustos trabaja en la medida que le solicitan el material, aunque siempre tiene stock. Sus clientes son mayoritariamente personas que quieren realizar arreglos en sus casas.

"Vienen personas que quieren hacer un muro, un cerco o bien colocar ripio en algunos accesos de sus casas. En estos momentos las ventas han bajado, porque la situación económica del país no es buena, aunque igual llegan clientes a comprar, porque me conocen y saben que me dedico a esto. El declive de este trabajo comenzó cuando aparecieron empresas que sacan el material con maquinaria, eso generó que muchos dejaran de trabajar", dijo Bustos.

Debido a que conoce perfectamente el Rahue, busca los lugares menos peligrosos para la extracción, indicando, eso sí, que las corrientes son riesgosas y tiene respeto.

Antes trabajaba junto a su hijo en esta labor, pero actualmente lo hace solo.

"Mi hijo creció y está viviendo fuera de Chile, por lo que ahora trabajo en solitario (…) lo que estoy ganando apenas alcanza para parar la olla. Espero que en algún momento aumente la demanda", expresó Bustos, quien de vez en cuando compra el producto a alguna empresa para revenderlo y así no perder la clientela, sobre todo en los meses de otoño e invierno, cuando crece el caudal.

Al igual que sus colegas del Puerto Aravena, Bustos cree que la extracción artesanal se terminará, porque es un trabajo de sacrificio y las nuevas generaciones no quieren ejercerlo. "Vamos quedando cada vez menos y en algunos años pienso que nadie se dedicará a este antiguo trabajo. Además, no es rentable actualmente, porque las ventas han bajado mucho", agregó Luis Bustos.

Lo cierto es que la extracción de ripio desde el río Rahue ha cambiado con los años y pasó de los areneros artesanales a los puntos de extracción ilegal, con grandes máquinas excavadoras, incluso en predios agrícolas de Las Quemas, labores clandestinas que dañan el curso del Rahue y lapidan uno de los oficios más tradicionales de Osorno.

"Este trabajo era heredado, pero ahora los jóvenes tienen otra mentalidad, quieren dedicarse a algo más estable y que no sea quizás tan sacrificado".

Erwin Barría, Ripiero en Puerto Aravena