Correo
Compraventa en verde
Adquirir una propiedad, además de ser el sueño de toda familia, reviste la necesidad de conocer sobre las distintas alternativas de compra y cuál de ellas será la más conveniente para cada bolsillo. Una de ellas es la compraventa en verde de una propiedad raíz. En la "compra en verde" hablamos de la compra a una inmobiliaria de un departamento o casa que se está construyendo, a un precio menor que una propiedad lista para entrega.
En estos casos puede intervenir el contrato de promesa de venta ante notario, donde las partes (inmobiliaria y futuro comprador) se obligarán a celebrar después el contrato de compraventa por escritura pública (título), este será firmado dentro de un plazo y terminada la obra, además deberá inscribirse en el Conservador de Bienes Raíces (modo de adquirir). Es importante indicar que el dueño del inmueble será el comprador inscrito en el conservador y no el banco.
Al celebrar el contrato de promesa, en la mayoría de los casos la persona irá a un banco a solicitar un crédito hipotecario. Este es un contrato de mutuo garantizado por una hipoteca en favor del banco sobre el mismo bien, que se pagará con intereses en dividendos periódicos y que estará resguardado por el seguro desgravamen y el de incendio. Normalmente, este crédito hipotecario corresponderá entre el 80% y 90% del valor de la propiedad.
Será el comprador el que tendrá que financiar el 20% o el 10% del valor del inmueble (el pie) y pagarlo directamente a la inmobiliaria. Para ello, usualmente los futuros compradores van pagando en cuotas este porcentaje durante el período entre la celebración de la promesa y la celebración de la compraventa.
Al respecto, es recomendable en lo posible pactar en la promesa como condición la obtención del crédito hipotecario; revisar si está o no prohibida la cesión del contrato de promesa; tener presente que, si se celebró el contrato de promesa y la inmobiliaria no cumple con sus compromisos (tiempos de entrega), se puede cobrar el seguro o hacer efectiva la boleta bancaria para recuperar lo ya pagado a la inmobiliaria por concepto de pie.
Carolina Bardisa, académica de Derecho Universidad de Las Américas, sede Concepción
Nueva agenda de productividad
Es innegable el desafiante momento que vivimos en materia económica, pero es precisamente en estos momentos cuando se vuelve imperativo que se tomen medidas para activar al mundo emprendedor, que tan mal lo ha pasado en los últimos años.
Es por eso que creo que es tremendamente relevante y oportuno el anuncio realizado por el Ejecutivo esta semana, adelantando que presentará una agenda de productividad durante este segundo semestre y anunciando también la formación de una mesa público-privada que buscará fomentar la inversión y aumentar la productividad en el país, esto junto a iniciativas que potencien a las pymes y ayuden a la formalización de estas.
Una agenda de productividad ejecutada correctamente podría destrabar varios de los dolores que hoy enfrenta el mundo emprendedor, como la digitalización de procesos, incrementar las eficiencias en el Estado y fomentar medidas que permitan desestresar la cadena logística, entre tantas otras.
Esperamos que el mundo político le otorgue la seriedad y urgencia que corresponde a este tema, para que podamos ver un impacto positivo no sólo en el emprendimiento, sino que en todo el país.
Alfredo Grez Kaulen
Sequía en Chile
Hace algunos días, en un diario de alcance nacional, se publicó un artículo titulado "Uso de aguas subterráneas en la RM ante sequía es 95% más barato que la desalación". En la nota se afirmaba, entre otras cosas, que la inversión estimada para abastecer 20 m3/s con una desaladora hasta el sector de Las Vizcachas y utilizarla en el sistema de distribución de agua potable de la Región Metropolitana sería de unos US$ 8.300 millones.
Lo cierto es que, a ojos de cualquier conocedor del tema de la desalinización, tales cifras no cuadran por ningún lado y resultan algo exageradas, aun cuando se incluyeran en ellas los costos de una red de tuberías y sistemas de bombeo.
La sequía que nos afecta por más de una década tiene su origen en diversas causas, siendo las principales la falta de precipitaciones (sequía meteorológica), en especial en la zona central, y la disminución de las aguas superficiales y subterráneas (sequía hidrológica).
Lo anterior ha llevado, en los últimos años, a la autoridad a decretar emergencia agrícola en varias regiones (incluida Los Lagos) y escasez hídrica en diferentes provincias. De hecho, algunas cifras indican que cerca de un 72% de la superficie nacional experimentaría algún grado de sequía.
Y es que el problema de la falta de agua es mucho más complejo de lo que se piensa, pues no existe una sola solución o camino para enfrentarlo. Cuando hablamos de acciones para combatir la actual sequía y alejar el fantasma del racionamiento, no sólo debemos pensar en un conjunto de medidas que son complementarias y no excluyentes, es decir, o las aguas subterráneas o las plantas desalinizadoras, pues también hay que considerar otras vías, siempre integradas y combinadas.
Algunos ejemplos de esto último son el reúso de las aguas tratadas, los embalses y las campañas educativas que fomenten en la población el cuidado y uso eficiente del agua potable, soluciones que deben sumarse a las aguas subterráneas y las plantas desalinizadoras ya mencionadas.
De hecho, basta analizar el caso de Israel para observar cómo la combinación de desalinización de agua de mar, para incorporar nuevas fuentes de agua, y la reutilización previo tratamiento de las aguas residuales, genera un escenario eficiente y sustentable para la población, la industria y la agricultura.
Mientras actuemos de manera coordinada y colaborativa como sociedad, sin excluir ninguna de las opciones antes expuestas, podremos asegurar el suministro del vital recurso hídrico en el tiempo.
Y otro dato a considerar: debemos actuar con celeridad en esta materia, pues el cambio climático llegó para quedarse y ya estamos atrasados en nuestro desafío de ganar la batalla contra la sequía.
Juan Pablo Negroni
Basurales en los barrios
Es impresionante ver la cantidad de basurales que hay en diversos barrios de Osorno, pese al esfuerzo que hace el municipio con la recolección constante de desperdicios. La gente arroja lo que ya no le sirve en cualquier parte, no le importa si molesta a otros y menos aún la estética. Da la impresión que a muchos osorninos les gusta vivir rodeados de mugre, en entornos feos y descuidados.
Miguel Bernales