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no miro al pasado. Lo que sí tengo claro es que la rehabilitación no fue fácil, porque es como aprender a hacer todas las cosas nuevamente. Antes de esa operación yo no tenía control alguno de mi cuerpo, ni siquiera dormía, porque llegó un punto donde los temblores involuntarios eran a toda hora y el dolor era terrible", relató Pablo.

Agregó que a pesar de esos momentos tan complicados, siempre agradeció tener un núcleo familiar que nunca lo dejó sólo o se dio por vencido. "Ellos crearon una gran cadena de ayuda y solidaridad, tengo mucho que agradecer a todos quienes estuvieron ahí, incluso sin conocerme. Pero me gusta pensar en mi vida ahora, donde puedo ir cumpliendo mis metas como trabajar, ahorrar para mi casa, ayudar a mis abuelos, salir, comer rico, tantas cosas simples que muchas veces la gente ni siquiera se da cuenta de lo valioso que es poder hacerlas", explicó.

Desde hace 3 años y medio trabaja en la fábrica de cecinas de Frigosorno, lo que le ha permitido desarrollarse personalmente y encontrar un grupo de personas que le ha entregado cariño y respeto.

"Quizás en algún momento pensé rendirme, pero ahora miro hacia atrás y pienso que si me tocó esa prueba tan dura, era porque tenía la capacidad de superarla. Agradezco mucho al equipo médico liderado por el doctor Aguirre y a todos los que han estado en este tiempo. Lo más importante es ver que mis abuelos ya no sufren por mí, al contrario, reímos juntos, quizás recuperando todas las risas que por varios años se transformaron en lágrimas. Pero si yo pude, todos pueden y esa es la principal enseñanza que saqué. Espero que sirva de ayuda a personas que están pasando por momentos duros o algún ser querido, que no pierdan la fe", enfatizó el joven.

Su tía, Patricia Núñez, fue un pilar fundamental para lograr la recuperación de Pablo, ya que junto a su hermana Jessica golpearon cientos de puertas, hicieron muchas actividades benéficas y acompañaron a sus padres adultos mayores en el cuidado del joven enfermo.

"Pablo después de su enfermedad volvió a vivir, es como que se fortaleció mentalmente, nosotros estuvimos siempre a su lado y luchando, porque sabíamos que tenía mucho que dar. En estos años terminó su enseñanza media, trabaja, disfruta mucho con sus amigos, siempre está alegre y dispuesto a ayudar a los demás. Es una persona muy noble y lo amamos", manifestó Patricia.

Agregó que muchas personas los apoyaron durante los meses se cruzada solidaria para juntar los millones de pesos necesarios para comprar los equipos, "especial gratitud a Ángela Vargas, Raúl Ruiz, Marcia Ojeda y Ramón Salazar, quienes desde el primer minuto estuvieron dispuestos a apoyarnos sin dudar y lamentablemente ya no están con nosotros. Sobrevivir a una operación tan compleja no es fácil, pero lo más difícil es seguir viviendo con alegría y sin arrastrar dolores. Eso nos enseñó Pablo, que pase lo que pase, siempre hay un lado positivo que verle a las cosas", sostuvo Núñez.

Ambos jóvenes enviaron un mensaje de fuerza y esperanza a todas aquellas familias que están viviendo días complicados a causa de la enfermedad de algún ser querido. En su relato coinciden que la esperanza es fundamental y aunque muchas veces parezca que los enfermos no escuchan a quienes los rodean, las vibras y el amor se sienten. Ellos aseguran que aún en esos momentos donde no podían controlar sus cuerpos ni hablar, siempre fueron conscientes de cada muestra de afecto y palabra de aliento.

"La vida tiene tantas cosas bellas, que mejor no miro al pasado. Lo que sí tengo claro es que la rehabilitación no fue fácil, porque es como aprender a hacer todas las cosas nuevamente".

Pablo Navarro, osornino sometido a compleja operación cerebral

"Esos años donde la enfermedad me tenía muy mal, con dolores físicos horribles y donde incluso pensé que la única solución era morir. Pero la fuerza y el amor de mis padres permitió que eso hoy sea sólo parte de mi historia".

Fernanda Barrientos, joven purranquina que se recuperó de la distonía que la aquejaba