Los años 2014 y 2016 marcaron para siempre la vida de la purranquina Fernanda Barrientos (20 años) y el osornino Pablo Navarro (29 años) respectivamente. Esto, debido a la difícil batalla física y mental que dieron para superar una distonía, compleja enfermedad cerebral progresiva que les causó graves trastornos con movimientos involuntarios que les impedían ponerse de pie. Estaban postrados y sufriendo intensos dolores físicos.

Actualmente, ya recuperados, recuerdan cómo paulatinamente retomaron sus vidas, tras superar la compleja y costosa operación a la que fueron sometidos para la implantación en sus cerebros de un equipo de neuroestimulación, gracias al cual volvieron a tomar el control de su cuerpo y las ganas de seguir viviendo.

Ambos fueron los primeros en el sistema público de salud en acceder a este tipo de procedimiento quirúrgico, que requiere un largo periodo de preparación y posterior rehabilitación, además de que los pacientes deben adquirir los equipos de electrodos en el extranjero, cuyo costo supera los 20 millones de pesos.

Los dos casos fueron dados a conocer por El Austral de Osorno, primero en 2014 con Fernanda Barrientos, que en aquel entonces tenía sólo 11 años. Sus padres Juan Carlos Barrientos y Miriam Quidel, además de su hermana Tamara, enfrentaban desde 2008 un verdadero calvario junto a su hija mayor, quien varias veces