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De explanada vacía a paseo peatonal: los cambios de la plazuela Yungay desde 1558

El emblemático espacio osornino estaba en el damero de la ciudad colonial original y se mantuvo tal cual en la repoblación de 1796. Por décadas se llamó plaza San Francisco, por el templo y convento que está al frente. A lo largo de los años fue dividida por calle Ramírez, unida otra vez en un solo paño, remodelada y ataviada con piletas y monolitos.
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La plazuela Yungay está en pleno proceso de remodelación actualmente, aunque se observa poco avance en las obras. Se trata de un espacio tradicional del centro de la ciudad, visitado por decenas de personas cada día, que acuden a descansar un momento o bien a comprar en alguno de los puestos fijos o móviles que se instalan en el lugar.

Las primeras referencias de la plazuela están en la fundación misma de Osorno, en 1558, aunque no como plaza, sino como una explanada frente a la iglesia y convento de San Francisco, situado en el mismo sitio que ahora, pero más hacia la actual calle Los Carrera. El espacio estaba en el damero de la ciudad colonial española original.

Luego, en la repoblación de Osorno en 1796, se estableció el espacio como una plaza, nuevamente frente a la iglesia San Francisco, que se reconstruyó en la misma ubicación fundacional del siglo XVI. Ello fue cuando los franciscanos regresaron a Osorno en 1838 y el municipio de aquel entonces les cedió el terreno que tenían originalmente.

Los repobladores hispanocriollos levantaron sus casas y solares alrededor de la explanada llamada San Francisco, con edificaciones de madera al estilo hispano-chilote, dotadas de corredores en el frontis.

La plaza San Francisco no fue más que un terreno vacío durante gran parte del siglo XIX, similar a las plazas de Europa, sin adornos ni jardines como las actuales. Si bien la calle Ramírez (llamada Cayetano Letelier en ese entonces) llegaba "oficialmente" hasta el inicio de la plazuela, los jinetes y carretas transitaban por toda la explanada, ya que no había demarcaciones ni obras sobre el terreno baldío. Era igualmente un sitio que servía para dejar caballos, carretas y coches. También para realizar fiestas y actividades religiosas.

La llegada de los colonos alemanes a mediados del siglo XIX cambió un poco la fisonomía de la plaza, ya que muchas familias germanas como los Schwarzenberg y Matthei construyeron sus viviendas frente a la plaza San Francisco. Eran casonas de grandes dimensiones, de dos pisos, con soberado incluido, mezcla de estilo constructivo chilote con ornamentos neoclásicos (columnas falsas, dinteles y póstigos en las ventanas).

En un plano de 1859 se observa que la plazuela era, de cierta forma, la puerta de entrada a Osorno desde el sur por la calle Lynch, que comenzó siendo una vía rural para el camino hacia Llanquihue. El cruce Lynch tenía dos brazos: la actual Julio Buschmann era la ruta hacia Entre Lagos y calle Amador Barrientos hacia Llanquihue.

En un plano de 1894 aparece demarcada como plazuela, aunque ya con una diferencia: estaba dividida en dos partes por la calle Ramírez, que se unía con la actual calle Prat (llamada calle San Francisco). Aunque no hay registros, se puede inferir que en 1890 la calle Ramírez cruzó la plazuela y el terreno fue cercado, al igual que la plaza de Armas. También se plantaron los primeros árboles de ornamento.

Cambio de nombre

El municipio de Osorno, en una sesión del 16 de julio de 1900, decidió cambiar el nombre a todas las calles del centro, que tenían denominación de la época de la repoblación, y tras ello la calle San Francisco pasó a llamarse Arturo Prat. El aquel momento primó el espíritu patriótico y las vías que antaño llevaban nombres locales, de personas vinculadas a la repoblación, como Cayetano Letelier, César Balbiani y Tomás de Figueroa, pasaron a tener nombres de héroes de la independencia, de la Guerra del Pacífico y políticos destacados de la época. Fue en ese instante que la plazuela pasó a llamarse Yungay, por la victoria chilena en la guerra contra la confederación Perú-Boliviana en 1839.

Ya como un paseo peatonal formal, fue adornado con un monolito en honor a José Gabino Ávila, joven corneta osornino que participó en la batalla de Sangra. Más tarde se agregó en el lado sur un monolito en honor al ministro plenipotenciario e ícono del comercio en el país, Diego Portales, donde aún los comerciantes osorninos le rinden honores cada año.

Remodelaciones

La plazuela se mantuvo igual, partida en dos porciones y con Ramírez al centro, hasta la remodelación de 1986, bajo la alcaldía de Luis Urzúa, cuando volvió a su estado original, en un solo paño, lo que se mantiene hasta nuestros días.

En una edición de El Austral de Osorno de agosto de 1986 se informó sobre los trabajos de remodelación de la plazuela, donde su apertura quedó fijada para septiembre de ese año.

"Para el próximo mes se espera que sean inauguradas las obras de embellecimiento de la plazuela Yungay. Allí se ha construido por parte de la municipalidad una pileta redonda al centro que tendrá surtidores de agua, que serán iluminados en las noches, dándole un nuevo ambiente a este sector del centro. El diseño del paseo público tendrá áreas verdes, que significará un avance urbanístico en la ciudad", señala la nota de este medio.

Más tarde, en la década del 2000, la plazuela fue remodelada por completo bajo el mandato del alcalde Mauricio Saint-Jean como una obra Bicentenario, donde retiraron la pileta redonda, se quitó la jardinería que la caracterizó por décadas y el suelo fue cubierto con baldosas. Quedó, de alguna forma, más parecida a la explanada original, aunque se mantuvieron los árboles y el monolito del soldado corneta.

Tendremos que esperar la inauguración de la actual remodelación para ver cómo quedó finalmente la emblemática plazuela osornina.