Lucha contra la sequía en el país
La concentración de las precipitaciones en cortos períodos de tiempo poco ayuda al aprovisionamiento de los acuíferos. El 17 de junio fue el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, ocasión propicia para advertir del riesgo en las zonas rurales.
La prolongada sequía que ha afectado al país desde hace al menos 12 años ha generado una situación muy compleja, especialmente en las zonas agrícolas. De hecho, 2019 fue el año más seco del que se tenga registro, y hoy, pese al invierno que se inicia, los caudales de los ríos de varias regiones no se han recuperado, sino que son muy inferiores.
Naciones Unidas llamó a que el 17 de junio se celebre el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Desde hace más de una década que Chile sufre una de las mayores sequías de su historia, que se ha manifestado de modo distinto, pero que ha afectado mayormente a las zonas rurales entre las regiones de Coquimbo a Los Lagos, donde la escasez de agua dificulta el desarrollo de la agricultura y la ganadería, además del consumo humano.
Es probable que los habitantes de los centros urbanos no alcancen a dimensionar esta situación. Sin embargo, en las áreas rurales esto se traduce en que las napas se están secando paulatinamente, lo que afecta a miles de personas que no cuentan con un buen suministro de agua.
Los suelos cultivables se afectan a causa de la falta de lluvias y de las sequías prolongadas, que no sólo repercute en los cultivos y en la ganadería, sino también en las condiciones de vida de las personas que habitan estos lugares. Asimismo, ha habido en los últimos años un cambio en el régimen pluviométrico: cuando caen precipitaciones fuertes, se concentran en poco tiempo, por lo que el agua escurre superficialmente y no se infiltra para recargar los acuíferos.
Eso parece explicar los problemas que hay en la captación de aguas subterráneas en verano, cuando en los últimos años se ha debido repartir el recurso en camiones aljibe a los habitantes de zonas rurales, para satisfacer sus necesidades elementales.
Y mientras la zona centro y sur enfrenta el déficit de lluvias, en el norte de Chile la desertificación avanza sin cesar, por lo que es necesario que las autoridades tomen las medidas necesarias para que el recurso sea bien utilizado en las actividades productivas en el campo, en la industria, en la minería y en los hogares. El cuidado del recurso y del medio ambiente le compete a todos y debe partir desde los hogares y las empresas, pues el agua se está haciendo cada vez más escasa.