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Superintendencia de Educación registra 165 denuncias este año

VIOLENCIA ESCOLAR. Estudios realizados a menores y adolescentes durante la pandemia indican que estos evidenciaron síntomas relacionados con la "tristeza, falta de ganas, incluso para hacer sus actividades favoritas". Sename inició ciclo de charlas preventivas.
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Hasta el 25 de abril, la Superintendencia de Educación de la Región de Los Lagos había recibido 165 denuncias por hechos ocurridos en los establecimientos educacionales públicos y privados.

De acuerdo a la Unidad de Estadísticas y Estudios del Departamento de Gestión Institucional de la entidad, de ellas 120 tienen que ver con hechos que alteraron la convivencia escolar.

Estas cifras reflejan un aumento del 50% respecto a igual período de 2019, el último año de clases presenciales, previo a la llegada del covid-19.

Estos sucesos no han causado sorpresa en los expertos, tras el regreso a la plena presencialidad de la educación tras dos años de confinamiento por la pandemia. Se trata de sucesos que han llamado la atención de la opinión pública, pero que los especialistas, en trabajo con adolescencia, educación y salud mental veían venir y por ello propusieron acciones.

Las agresiones, de acuerdo a las denuncias realizadas, tanto en la Superintendencia de Educación, como en el Ministerio de Educación, han incluido el uso de armas blancas. Las consecuencias han sido estudiantes lesionados de gravedad, sumado a la exposición con la publicación de videos de agresiones en redes sociales, todo en el inicio del período escolar del 2022.

Sename

El Servicio Nacional de Menores (Sename Regional) desde diciembre de 2021, comenzó un análisis cualitativo y cuantitativo de los adolescentes involucrados en hechos delictivos, notando una evidente disminución de ingresos de jóvenes a los programas de justicia juvenil, a contar de 2018.

Un escenario que puso en alerta al Sename, ya que eventualmente, los adolescentes involucrados podrían llegar a ser sancionados por la ley y enviados a programas del servicio.

Según explica la directora regional del Sename, Lilian Peña, la situación "no se trata de si nos aumenta la cantidad de adolescentes en nuestros programas, al contrario, como servicio y como Estado, debemos esforzarnos en que ojalá disminuyan en su totalidad". Agrega que "aquí de lo que debemos ocuparnos es cómo generamos estrategias intersectoriales para implementar medidas preventivas de la violencia en la niñez y adolescencia, dentro y fuera de los colegios. Estos niños y niñas, que hoy están dispuestos a agredirse, mañana pueden incrementar el nivel de violencia y terminar en hechos graves que los lleven a ser condenados. Si eso ocurre, fracasamos todos", asegura.

A juicio de Peña, preocupa la situación, porque según distintos estudios, "tiene su origen en afectaciones de la salud mental de los adolescentes, producto del confinamiento por la pandemia, lo que se ha abordado reactivamente como una conducta delictiva. Es muy importante actuar a tiempo, para evitar que este fenómeno se normalice, se multiplique y, sobre todo, que se haga aún más grave".

Según cifras del Centro de Estudios y Análisis del delito (CEAD), perteneciente a la Subsecretaría de Prevención del Delito, desde el 2016 y en adelante, se observa una disminución sistemática de la detención de menores de edad por su participación en hechos delictivos.

De hecho, a nivel regional se disminuyó de un 12,9% ese año a un 5,8% en 2021.

De acuerdo al Sename, estas cifras son congruentes respecto del ingreso de adolescentes a sus programas de justicia juvenil.

En la entidad reflexionan en torneo a que el retorno a la presencialidad de las comunidades escolares y la cantidad, frecuencia e intensidad de los hechos de violencia que se han visto en lo que va de 2022, podría derivar en un incremento de las estadísticas, si es que no se logra controlar estas situaciones y evitar así que se conviertan en hechos imputables por la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente 20.084.

Pensado

La seremi de Educación, Daniela Carvacho, reconoce la situación y puntualiza que este es un año marcado por contingencias relacionadas con casos de convivencia (escolar), lo que se refleja en las denuncias a la Superintendencia.

"Nosotros hemos mirado, desde el ministerio, que esto tiene una estrecha relación con un retorno a la escuela y en que no se pensó en cómo se iba a transitar de dos años de total suspensión de la normalidad a un retorno en un día", reflexiona.

Carvacho puntualiza que hay niños que cuando comenzó la pandemia eran pequeños "y ahora están siendo adolescentes. Hay otros que ahora están asistiendo a la escuela, pero sin pasar por la prebásica... Entonces, dónde aprendieron a jugar y a resolver sus conflictos... no estuvieron en el marco de la escuela, de la etapa donde se establecen criterios de socialización y de conducta".

De ahí, plantea la seremi, que se esté frente a un estrés provocado por la pandemia e incluso desde antes producto del estallido social y que ahora repercute en las aulas. "Tenemos niños más estresados, padres más estresados y comunidades más estresadas", señala la autoridad.

Reconoce que lo ocurrido ha mostrado el déficit y las dificultades, dependiendo de cada establecimiento y de la realidad que presentan los niños que allí asisten. "No es lo mismo tener un establecimiento donde los niños tienen sus necesidades básicas resueltas y tienen personal suficiente para atenderlas, que uno donde las carencias, la vulnerabilidad y las vulneraciones de derecho, se viven constantemente".

Salud mental

De acuerdo al estudio "Impacto de la Pandemia por covid -19 en la Salud Mental de Preescolares y Escolares en Chile", realizado por los académicos Marcela Larraguibel, Muriel Halpern y los psiquiatras infantiles Rodrigo Rojas-Andrade, doctor en psicología, y María Elena Montt, psicóloga clínica infanto-juvenil; la pandemia tuvo impactos evidentes sobre la salud mental de niños y adolescentes en edad preescolar y escolar.

El estudio revela que el 20,6% de los estudiantes evolucionaron de no presentar síntomas a tener al menos uno durante este período.

Según explica, los que más aumentaron fueron "estar triste" (24,6%), "falta de ganas, incluso para hacer actividades que le gustan" (29,5%), "cambios en el apetito" (26,4%) y "problemas para dormir o mucho sueño durante el día" (26,4%). Los síntomas más frecuentes, durante la pandemia, fueron la "irritabilidad, mal genio" (71,9%), "no obedecer" (70,7%) y "cambios en el apetito" (72,8%).

En este mismo sentido la Agencia de Calidad de la Educación, por medio de su Diagnóstico Integral de Aprendizajes 2021, estableció que sobre el 55% de los estudiantes de educación media declaró sentirse "aburrido"; más del 40% declaró sentirse "mal genio'' o "enojado"; y sobre un 54% se declaró "con menos ganas de hacer cosas".

Todo en el contexto de confinamiento.

Para hacer frente a este fenómeno de violencia entre adolescentes, diversas instituciones se han activado.

Entre ellas está el Sename, que dio inicio a un circuito de charlas dirigidas a diversos integrantes de las comunidades educativas, entre ellos duplas psicosociales, encargados de convivencia, dirigentes estudiantiles, centros de padres sobre temáticas de adolescencia y responsabilidad penal adolescente, como una forma de que los participantes conozcan y comprendan las consecuencias que puede acarrear la violencia.