Violencia entre los estudiantes
El regreso a la presencialidad, lamentablemente, vino acompañado de un aumento de episodios de agresión al interior de los colegios. Detrás de cada episodio de bullying en las escuelas hay una dolorosa historia que aqueja a los estudiantes y sus familias.
Después de dos años en que debido a la pandemia predominó el sistema de clases a distancia, en marzo la gran mayoría de los establecimientos educacionales volvió a las actividades presenciales. Sin embargo, ha sido lamentable que junto con el regreso a la presencialidad haya ahora un incremento notorio de los conflictos entre estudiantes, que en algunos casos ha llegado a la violencia física.
El matonaje escolar es una de las situaciones más dolorosas para los niños y sus familias, considerando que los menores muchas veces sufren en silencio el ataque. Lo más probable es que esa situación comience con colocar un sobrenombre, para pasar a las bromas mal intencionadas y mofarse de un compañero por diversos motivos, hasta llegar al acoso constante y finalmente a las agresiones físicas. En los últimos años también se ha pasado al ataque a través de las redes sociales. La Unesco ha estimado que dos de cada diez escolares son víctimas de bullying a nivel mundial y es una realidad que va en aumento. Es un maltrato que deja huellas físicas o sicológicas en los niños y jóvenes, que en casos extremos pueden llevarlos al suicidio.
El acoso significa intimidación, persecución y agresión que sufren algunos escolares de parte de sus compañeros. La violencia escolar no es un fenómeno nuevo, pero lo cierto es que tras la pandemia y el encierro, se acentuó. Un estudio realizado hace unos años por el Instituto Nacional de la Juventud reveló que previo a la pandemia, el 84% de los estudiantes declaró que habían sido testigos de las prácticas de bullying en sus escuelas o liceos.
Los profesores dicen que también existe violencia cruzada, pues algunos apoderados agreden a los docentes, responsabilizándolos por el rendimiento conductual y académico de sus hijos. La violencia en la escuela es el reflejo de la sociedad. Se tiende a mirar el colegio como un mundo aparte, como si estuviera al margen de la comunidad, pero hay un entorno que hoy es más violento, en la casa, en el barrio, en las calles y esto se refleja también en las escuelas. Tal vez la solución parta en el hogar. La participación del grupo familiar, de los profesores y de los mismos jóvenes es clave para lograr que mejore la convivencia al interior de las salas de clases.