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Uso de leña húmeda
Padre las Casas, Coyhaique y Osorno lideran los rankings de contaminación atmosférica en nuestro país, provocada principalmente por el alto uso de la leña húmeda como medio de calefacción. Y si bien estudios indican que el uso de la leña se disminuyó 45% en los últimos 10 años en Coyhaique, esta sigue siendo una de las principales causantes de las altas concentraciones de contaminación, tanto en zonas urbanas como rurales.
Pensar en políticas públicas que vayan en favor de mejorar los métodos de calefacción, más aún ahora que se acerca el invierno, son sumamente urgentes, no solamente para la salud de las personas que habitan las zonas más contaminadas de nuestro país, sino que también para revertir de alguna manera los daños ocasionados al medio ambiente.
Sabemos que el mundo está en constante peligro por la Crisis Climática de los últimos años. Si este enunciado lo bajamos a nivel local, Chile no se queda atrás, siendo uno de los países más contaminados atmosféricamente debido a diversos factores como el transporte y el uso de la leña húmeda durante el periodo de invierno, mayormente, en las ciudades del sur. La leña húmeda emite altos niveles de material particulado fino que quedan en el aire, no solo en el exterior, sino que también al interior de las viviendas de aquellos que la utilizan.
Por ello, una buena alternativa para disminuir el impacto de la quema de leña húmeda en la contaminación, corresponde a la introducción de equipos de calefacción abastecidos por electricidad altamente eficientes, principalmente bombas de calor, que entregan una climatización eficaz y fácil de utilizar, con menores niveles de contaminación.
Si bien existen cifras que nos dicen que el uso de la leña otorga una mayor sensación de calor dentro de los hogares, la mayoría de los habitantes de estas ciudades no utilizan un sistema de calefacción eléctrica por dos motivos: económicos y desconocimiento de la tecnología para la calefacción.
Es fundamental trabajar en generar insumos para las políticas públicas para este nuevo Gobierno y los que vendrán y así plantear una alternativa en la calefacción domiciliaria.
Cristián Yáñez, gerente Proyecto Piloto Nacional de Calefacción Eléctrica
Violencia escolar
Cuando miramos la situación de convivencia escolar de los últimos días, la imagen que me viene a la mente es la de un aluvión. Es como si un enorme flujo de barro y piedras nos hubiese golpeado cuando menos lo esperábamos. ¿Necesitamos un nuevo diálogo escolar? ¿Cuál es el rol de los padres, madres y cuidadores? ¿Es acaso un problema de la pandemia, y con el término de ella volvemos a lo de siempre?.
Permítanme llevar la figura del aluvión un poco más allá. Para que ocurra un fenómeno como este, necesitamos, dicho en forma muy simplificada: estar al lado de una ladera con tierra suelta, en medio del curso natural del agua y tener una gran lluvia. Dicho de otra forma, sabemos cuáles son las zonas de riesgo de aluvión, y sin embargo seguimos construyendo casas en estas quebradas. La convivencia escolar no era un oasis de tranquilidad antes del denominado "estallido social". La violencia era parte del panorama: más del 58% de los niños de 4to básico de escuelas vulnerables relataban eventos de violencia y tuvimos el caso de una niña que se suicidó por bullying. Si bien tenemos aumentos sistemáticos este año, antes de la pandemia estábamos lejos de una situación deseable. El lodo nos llegaba a las rodillas y ahora subió un poco más el nivel.
Si bien nos hubiera encantado prevenir estos dolorosos eventos de violencia reciente, estamos a tiempo de intervenir. La forma de hacerlo es sobre el sistema que rodea a nuestros niños y adolescentes. Nadie logra que las plantas crezcan gritándoles "¡crece!" pero en el mundo hay muchos jardineros atentos a generar las condiciones para que las plantas desplieguen todo su potencial. También podemos generar las condiciones sistémicas para que nuestros niños y adolescentes puedan desarrollarse en paz y alegría, a través de intervenciones que se centren en los adultos y comunidades que los rodean: en las familias, barrios, escuelas.
No da lo mismo lo que hagamos, debemos intervenir con programas y estrategias que cuenten con el mayor nivel de evidencia posible y tenemos la suerte que en Chile ya contamos con muchos de estos programas. El error es entrar en la improvisación, es ahí donde nos perdemos y no sabemos a dónde ir.
Raúl Perry, Fundación San Carlos de Maipo
El planeta y nuestra salud
Desde 1950 cada 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva a cabo la celebración del Día Mundial de la Salud, con el objeto de hacer conciencia en la población mundial sobre algún tema de relevancia para el bienestar y la calidad de vida de las personas. Es así, que anualmente la OMS escoge un aspecto relacionado con necesidades prioritarias sugeridas desde sus estados miembros.
El tema de este año es "Nuestro planeta, nuestra salud", el que nos convoca a reflexionar sobre la interdependencia entre ambiente, naturaleza y nuestra salud. Además, todas las personas, comunidades, organizaciones y gobiernos en el mundo son invitados a compartir sus historias de éxito en relación con medidas adoptadas en torno al cuidado y protección de la salud y el ambiente.
La pandemia actual, con todas sus secuelas de muerte y dolor para millones de familias, supone otra manifestación de la perturbación de los ecosistemas que favorecen la proliferación de zoonosis, que son enfermedades de los animales que se transmiten a las personas. El concepto actual de "Una sola salud" pone el acento en que la salud humana, la animal y la del medio ambiente están intrínsicamente conectadas y son completamente interdependientes, es decir, la salud de uno afecta la de todos.
La contaminación del aire y el agua, el saneamiento inadecuado -incluida la gestión de residuos sólidos-, los riesgos relacionados con ciertos productos químicos peligrosos, la afectación de la biodiversidad, los efectos negativos del cambio climático y las enfermedades de las diversas especies se han transformado en amenazas apremiantes para la salud de las personas, los demás seres vivos y la sostenibilidad del planeta.
El Día Mundial de la Salud 2022 presenta una oportunidad única para una recuperación verde y saludable luego de la pandemia de covid-19. Y nos obliga a colocar en el centro de las acciones un movimiento para crear sociedades centradas en el bienestar, considerando a "Una sola salud" como un enfoque colaborativo local y global, destinado a abogar por ecosistemas sostenibles más equilibrados, y a comprender y gestionar de manera sistémica los riesgos para la salud del planeta.
Osvaldo Artaza, decano Facultad de Salud y Ciencias Sociales U. de Las Américas