El déficit hídrico por el que cruza el país mantiene las alertas encendidas sobre un probable escenario de racionamiento en el Gran Santiago, donde se concentra la mayor parte de la población. Un panorama que el Presidente Gabriel Boric dijo no descartar, ya que la ciudadanía, al parecer, no ha entendido la necesidad de cuidar el agua, por lo que es posible ver que en algunas comunas se gasta en forma excesiva el recurso en el riego de jardines, o en las viviendas, en el lavado de vehículos. El déficit hídrico es un fenómeno que llegó para quedarse, por lo que en varias ciudades del país se analizan medidas especiales para racionalizar el consumo y, de ser necesario, para restringir el suministro.

Los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población, el crecimiento y tiene impacto positivo en la vida de las personas, al incidir en cuestiones que tienen que ver con la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y el medio ambiente.

Sin embargo, Chile enfrenta al menos trece años consecutivos de sequía. Y el presente verano ha sido más caluroso y seco de lo normal. En los últimos años, Chile perdió en promedio el 20% del agua de sus embalses y, paralelamente, la menor existencia de lluvias y nevazones invernales hizo difícil recuperar el nivel del recurso acumulado. Esta sequía, a la que se suma el impacto de los incendios forestales del verano, genera también complicaciones para enfrentar el riego en el agro. La falta pastos de los últimos años ha golpeado la actividad ganadera y también hay una considerable baja de la población de abejas, lo que afecta la producción apícola.

Los suelos cultivables se afectan a causa de la falta de precipitaciones y de las sequías prolongadas en el tiempo, que no solo repercute en los cultivos y en la ganadería, sino también en las condiciones de vida de las personas que habitan estos lugares. Asimismo, ha habido en los últimos años un cambio en el régimen de lluvias, porque cuando caen precipitaciones fuertes, se concentran en muy poco tiempo, por lo que el agua escurre superficialmente y no se infiltra para recargar los acuíferos y mantener las reservas necesarias para el resto del año. Por ello, es necesario cuidar el agua.

Una sólida demanda mundial junto con una oferta limitada ha situado los precios internacionales de los productos lácteos en máximos históricos.

Desde hace un tiempo, el remate de Fonterra -plataforma comercial que marca referencia en la comercialización internacional de los productos lácteos- cotiza en su índice general de precios por sobre US$ 5.000 la tonelada, valor que supone trepar a máximos en ocho años.

A través del monitoreo gremial de Fedeleche seguimos de cerca los números y ante estos resultados solicitamos públicamente que el alza experimentada por el precio internacional de los productos lácteos, verificadas también en diversas fuentes de información, sea reconocida como tal por las empresas en Chile, así como lo ha ejecutado Prolesur con alzas consecutivas, traspasando éstas al precio al productor.

No cabe duda, los resultados nos reflejan la situación actual del mercado lácteo internacional, con una perspectiva productiva moderada y un consumo sostenido durante 2022. Así también este comportamiento ratifica una tendencia al alza que implica que hoy la leche que producimos los productores vale más y esto debe ser reconocido como tal por las empresas en nuestro país.

En consecuencia, instamos a una postura realista del resto de la industria láctea, a reaccionar con medidas y señales en concordancia al actual escenario, en atención, además, que el consistente aumento de los costos de producción, en particular los concentrados, los fertilizantes y otros insumos claves para la producción tiene a nuestros agricultores en crisis. En este sentido, la inflación es una preocupación latente, porque a pesar del mayor precio nominal de la leche, ahora los resultados son mucho peores.

Con todo, si la industria no quiere seguir perdiendo leche debe reaccionar, no se puede quedar atrás como ha pasado en años anteriores, fomentando nuestra capacidad productiva, con precios que permitan sea sostenible la producción de leche, con los márgenes que requerimos para seguir funcionando y fortaleciendo nuestra seguridad alimentaria.

Marcos Winkler, presidente de Fedeleche y Aproleche Osorno