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Apertura de templos

Sin duda unos de los grandes hitos fue la apertura de las parroquias como centros de vacunación, a partir de febrero del 2021, cuando partió la campaña de inoculación contra el covid-19 a nivel país. Esta iniciativa fue pionera en Chile, un ejemplo de fraternidad y solidaridad que fue replicado en otras comunas del país.

"Fue maravillosa la decisión del obispo Concha, realmente fue sobrecogedor ver cómo las parroquias estaban llenas de personas esperando vacunarse. Además, fue la oportunidad para quienes somos creyentes de retornar a nuestros templos que por tanto tiempo estuvieron cerrados. Me parece que es una prueba de que cuando existe voluntad las cosas materiales pueden ser utilizadas en favor de las personas", expresó Rolando Guzmán, fiel del sector Rahue Bajo.

Doce parroquias fueron implementadas en sus inicios como vacunatorios, emplazadas en distintos puntos de la comuna, a lo que se sumó la Catedral San Mateo durante varios meses de 2021.

"Nosotros tenemos que sumar cuidado, prevención de la salud y vida de nuestros hermanos y no arriesgar. Por eso fuimos muy cautelosos en la reapertura de los templos para actividades eclesiásticas, siempre cumpliendo con todos los protocolos dados por las autoridades de Salud, que entienden del tema. Cuando comenzó la vacunación los centros de salud no eran suficientes y había personas pasando frío, bajo la lluvia esperando su turno y eso no era posible si nosotros teníamos los templos cerrados. Llamé al alcalde Jaime Bertín (en febrero de 2021) y le ofrecí todas las parroquias para habilitarlas como vacunatorios y agradeció mucho el gesto e inmediatamente hizo lo necesario para implementarlos", contó monseñor Concha.

Hasta la fecha aún están siendo utilizados como vacunatorios las parroquias Nuestra Señora del Carmen, en calle Guillermo Matta; y Santa Rosa de Lima, en calle Zenteno.

Mensaje de esperanza

El sacerdote diocesano, Mauricio Bello, párroco de Nuestra Señora del Carmen, explicó que en 2020 fue cuando las familias enfrentaron el mayor temor e incertidumbre por la pandemia, donde uno de los mayores problemas fue la gran necesidad social, lo que provocó un efecto positivo en las personas que de forma espontánea se organizaron para ayudar a los más necesitados.

"La comunidad de nuestra parroquia está conformada mayormente por adultos mayores, por lo que fue muy necesario apoyarlos, al igual que familias inmigrantes que estaban sin fuentes laborales y, por lo tanto, no tenían cómo comprar alimentos. Entregamos 40 cajas de alimentos por varios meses a familias, que era lo único que tenían. La solidaridad fue un efecto muy positivo, al igual que incorporar tecnología para difundir mensajes, reflexiones y estar en contacto. Esto también causó la unión de las familias, porque la tecnología ayudó para que muchos adultos mayores tuvieran la posibilidad de no quedar aislados física, social y espiritualmente. La virtualidad no reemplazará nunca lo presencial, pero era lo que teníamos a mano", dijo el párroco.

Agregó que siempre el mensaje entregado a la comunidad estaba muy en sintonía con lo que iba ocurriendo, para ser una fuente de información más creíble y esperanzadora.

"Las personas pasaron por una etapa donde todo era negativo, con mucha desinformación y nosotros intentamos darle una mirada positiva de esperanza, de amor, que es lo que entrega la palabra de Dios. Cuando comenzó la reapertura paulatina se pudo apreciar que más personas llegaban a los templos, pero también con un espíritu entusiasta, de colaboración. La implementación de la parroquia como vacunatorio fue un enriquecimiento para todos, la gente tuvo un lugar seguro donde esperar. Esta pandemia nos obliga a sintonizarnos con nosotros, con nuestro entorno, a reconocer la espiritualidad y tener una mirada positiva entre la adversidad", comentó Bello.

Américo Vidal, párroco de Santa Rosa de Lima, enfatizó que la comunidad siempre ha estado disponible para ayudar al prójimo, pero la pandemia permitió ofrecer apoyo con énfasis en las reales necesidades de las familias y en lo que creemos es urgente para otros.

"Han sido momentos de dolor y sufrimiento, pero que han dado espacio para la bondad, la solidaridad y la fraternidad entre personas, familias y comunidades. Hemos vuelto a entender que la vida es frágil y que lo pensábamos era importante quizás sólo es complementario, donde el amor a Dios, a la familia y al prójimo siguen siendo los pilares de las personas. Hemos realizado diversas acciones de ayuda a adultos mayores y familias vulnerables, algo que siempre en la parroquia ha estado muy presente, pero que ahora ampliamos en cobertura. Por ejemplo, estamos apoyando a las mujeres privadas de libertad con sus útiles de aseo, entrega de alimentos, entre otras muchas formas de ayudar a otros. Hemos vivido la implementación del vacunatorio, como un aporte a toda la comunidad osornina, muchos nunca antes fueron a una parroquia y ahora la han visitado con respeto. Ha sido enriquecedor para el espíritu de todos", explicó el sacerdote diocesano de Osorno.