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Apostar por San Pablo

A raíz del llamado "estallido social" y, con la llegada de la pandemia, David Oyarzún, de 46 años, perdió su trabajo en una empresa automotriz. El publicista, con más de 25 años ejerciendo, y su esposa Loreto Igor vieron el lado positivo de ese suceso y apuntaron a concretar un proyecto por cuenta propia.

En ese proceso, aunque la idea inicial no era dedicarse a la venta de medicamentos, encontraron que San Pablo sólo contaba con una farmacia comunal, que no alcanzaba a responder a todas las exigencias que tenían sus habitantes.

"Queríamos otros rumbos. Y aprovechando también que mi señora es químico farmacéutico, empezamos a buscar algunas ideas. Fuimos viendo que San Pablo no tenía farmacias, entonces nos pareció muy raro, nos llamó la atención. Con la experiencia de mi señora y la mía en la parte comercial, comenzamos a analizar la situación; vimos la cantidad de personas que vivían en San Pablo, las necesidades y sobre la base de eso nos lanzamos", precisó Oyarzún.

En agosto de 2020 abrieron un pequeño local dedicado a la venta de suplementos alimenticios, medicamentos naturales y perfumería. Sin embargo, poco a poco los habitantes se fueron acercando, pidiéndoles que lo transformaran en una farmacia.

"Para eso necesitábamos varias características, una es tener un químico farmacéutico de planta, un equipo idóneo para eso, personal asesor de farmacia y un local que cumpla las normas exigidas por el Servicio de Salud, porque no había", detalló.

Pese a las dificultades que esto representaba, Oyarzún e Igor hicieron las gestiones correspondientes y alcanzaron un acuerdo con el dueño de un centro comercial ubicado en Paglieta 695, quien les construyó un local con los requerimientos establecidos. A mediados del año pasado ya contaban con el espacio adecuado, de ahí partieron con los trámites para convertirse en farmacia, logrando obtener la resolución sanitaria el año pasado.

"Así pudimos acceder a comprar medicamentos, iniciamos la segunda quincena de enero (de 2022) como farmacia de productos químicos, pero ya nos habíamos hecho conocidos con la venta de productos naturales, perfumería y suplementos alimenticios", recalcó.

El equipo de la Botica San Pablo está conformado por dos asistentes de farmacia, dos químicos farmacéuticos (entre ellos Loreto) y Oyarzún en la parte administrativa. En este tiempo, el recibimiento ha sido positivo, por lo que ya piensan en mudarse desde Osorno hacia San Pablo.

"El beneficio de no depender de una cadena es que muchas veces podemos mejorar precios. No somos tan burocráticos al momento de conseguir un medicamento, nos preocupamos de traerlo si hay una persona que lo necesita, porque la atención es más personalizada, más cercana. Nosotros queremos ser amigos de los clientes, ellos nos consideran -guardando las proporciones- como su médico de cabecera. Las personas son las mismas, vienen dos o tres veces a la semana y uno termina siendo amigo de ellos. Nos vienen a dejar hasta mermeladas, es parte de la buena onda que tiene la gente con el negocio", comentó.

Botica San Pablo, ubicada en Paglieta 695, atiende de lunes a viernes de 9.30 a 20 horas, en tanto, sábado y domingo de 11 a 18 horas. Dentro de los servicios que ofrecen está la comercialización de medicamentos químicos y naturales, perfumería, una línea para bebés, talco para adultos mayores, entre otros.

Cambio de rumbo

La contingencia sanitaria también trajo cambios en la vida de Bayro Andrés Monsalve, ingeniero civil industrial de 38 años, quien en 2020 vivía en Santiago encargándose de su empresa. En aquella ocasión, su mamá, Soledad Vera, lo llamó diciéndole que había escasez de insumos en el rubro de las farmacias, en el que se desempeña desde hace 40 años.

Monsalve trató de buscar una solución y encontró que la Universidad de Chile estaba produciendo mascarillas con impresión 3D, por lo que planteó adquirir una impresora para ello, sacar los permisos y venderlas.

"Eso duró los primeros seis meses de la pandemia, estuvimos fabricándolas todo ese tiempo. De ahí nació el tema de decir 'aquí hay un nicho, hay necesidades dentro de las partes que no son céntricas", manifestó.

A partir de allí, trató de conseguir un local que reuniera las condiciones para materializar esta iniciativa, sin tener resultados. Por esta razón, optó por construir la Farmacia Sole en un terreno propiedad de sus padres, quienes viven en Rahue Alto, con la idea de llevar el servicio a un sector caracterizado por la alta concentración de habitantes.

El proyecto partió en 2020, contando con el respaldo de un equipo de arquitectos en las obras, así como con la asesoría de un químico farmacéutico para el resto del proceso. Finalmente, a mediados de 2021 se inauguró en Nueva Poniente 885, en horario de lunes a sábado, de 9 a 21 horas y domingo de 10 a 14 horas.

"Armé la idea con mi mamá, lo hicimos desde cero, el local es nuestro y con un objetivo de servicio no tan ligado a la venta y al despacho de medicamentos. Buscamos conectarnos con la comunidad, entregarles servicios que a través de la pandemia se les dificulta mucho, sobre todo a los adultos mayores. Estamos para apoyarlos. Si hay algo real los derivamos directamente a un centro asistencial, sino les entregamos los indicadores y ellos empiezan a controlarse rutinariamente con nosotros", explicó Monsalve.

En la Farmacia Sole, el personal está integrado por dos vendedores, un químico