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El día después de una palomita

¿Qué ocurrió después del mítico partido de fútbol que narró Roberto Fontanarrosa? En "Paraíso Canalla" (Overol), la nueva novela de Francisco Mouat, la historia continúa.
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En Rosario, la segunda ciudad más importante de Argentina, un día inolvidable es el 19 de diciembre de 1971. Porque, a diferencia de muchas ciudades del mundo donde los hinchas siguen a equipos de fútbol de sus capitales, todos son de Rosario Central o Newell's Old Boys, los planteles que dividen a la ciudad en dos.

Para explicar la pasión de estos archirrivales que se encuentran en cualquier calle o café de Rosario, mucha gente la describe como "la ciudad más futbolizada del planeta", de donde surgieron, por ejemplo, Lionel Messi y Marcelo Bielsa, ambos con pasado en Newell's.

Pero Rosario Central tiene también otros ídolos. Uno de ellos viene de la literatura y la tira cómica, Roberto "el negro" Fontanarrosa (1944-2007), quien escribió uno de los más importantes cuentos de fútbol de nuestra lengua: "19 de diciembre de 1971", en el que narró la victoria por eliminación directa en las semifinales de un campeonato nacional.

El gol definitivo fue convertido de "palomita" por el jugador Aldo Poy, ídolo vivo de la institución conocida como "canalla", por no asistir a un partido a beneficio de los leprosos, mote que le quedó al Newell's. Francisco Mouat, reconocido cronista chileno, comentarista radial y dueño de la Librería y editorial Lolita, decidió contar en "Paraíso canalla" (Overol, en Chile y Homo Sapiens en Argentina) su versión de lo que pasó en Rosario después de ese día, que se celebra año tras año por la mitad de la ciudad y en otros lugares del mundo también.

Mouat narra a los fanáticos que se agrupan en la OCAL (Organización Canalla Anti Lepra) algunas presencias reales. Cuenta el escritor que "los primeros en leerlo y acompañar el proceso de escritura fueron el Colorado Vázquez y Perico Pérez. Recibir su aliento constante y saber que estaban disfrutando la lectura me ayudó mucho". Hace unos días, Mouat presentó el libro en su edición argentina, junto a sus amigos rosarinos y Aldo Poy. El libro ya está en escaparates chilenos también.

El cronista ya contaba con experiencia de escribir con una hinchada detrás, cuando escribió de su pasión azul. "Recuerdo la felicidad grande que significó publicar la primera edición de 'Soy de la U' (Lolita). A lo mejor se parece a lo que le ocurre a algunos futbolistas cuando anotan un gol importante en sus vidas. Aldo Pedro Poy sabe mejor que nadie lo que se siente".

-¿Qué significa Poy para los hinchas de Rosario Central?

-Algo parecido a lo que significa Maradona para el argentino futbolero. Poy no era ni el mejor ni el más talentoso, pero estuvo en el momento preciso para hundir al archirrival y ayudar a levantar la primera copa de los canallas. Agrégale que no defendió nunca otra camiseta que la de Rosario Central, y que llegó al extremo de esconderse en una isla para que no lo vendieran a otro equipo. Con todos estos antecedentes a la vista, no hubo necesidad de hacer ningún esfuerzo para que el mito de Aldo Pedro Poy se convirtiera en un vuelo eterno.

-¿Cómo se hizo hincha de Rosario Central?

-Más que de Rosario Central, soy hincha de la OCAL, la que desde hace cincuenta años festeja el gol de palomita de Aldo Pedro Poy, siempre con el prócer de cuerpo presente. Poy se acerca a los 80 años de edad y su compromiso es asistir a la celebración cada 19 de diciembre, aunque haya que llevarlo en catre clínico para cumplir con su deber. En mi currículum canalla ya tengo cuatro palomitas presenciales, incluyendo una en el estadio Centenario de Montevideo y otra en el estadio mundialista de Mar del Plata. El grito de guerra que nos mantiene ocupados en ese momento es uno solo y siempre el mismo: "Aldo Poy/ Aldo Poy/ el papá de Ñulsolboys".

Teorías

Mouat se da tiempo en el libro de reflexionar sobre otros escritores que han escrito de fútbol y de la vida, además de soltar las teorías que surgen entre hinchas. Acá una: que los tíos son la influencia para que los niños elijan equipo. Le preguntamos al escritor por el suyo: "Mi tío Chepe era de la U. Nació en San Salvador, era un gran jugador de béisbol, y la vida lo trajo a Santiago de Chile a estudiar Química y Farmacia. Conoció a mi tía Mari, hermana mayor de mi madre, se casaron, no tuvieron hijos, yo fui su primer ahijado. Desde muy niño lo acompañé a las canchas de béisbol y lo vi defender con pasión la camiseta de la U.

-¿Cómo lo hizo hincha de la U?

-Cuando le confirmé a los siete años de edad que sería químico-beisbolista en mi vida adulta, me premió llevándome a ver a la U en el estadio Nacional contra la Unión Española una noche de verano, y antes de volver a casa me compró un banderín de la U con flecos dorados que me acompañó hasta que supe con certeza que no sería ni químico ni beisbolista ni futbolista, pero que "escribir de fútbol es una de las muchas reparaciones que permite la literatura", como apunta Juan Villoro en "Dios es redondo". Rubén Marcos anotó de penal el 2-0 esa noche de verano de mi infancia, y esa imagen nunca podrá abandonarme.

-¿Qué diría Fontanarrosa si leyera su novela?

-Creo que la habría disfrutado, y que nos habríamos regalado al menos la posibilidad de un café conversado en su mesa habitual del bar El Cairo. Hacerlo vivir dentro de la novela es mi manera de agradecerle su literatura.

-¿Alguna historia del fútbol chileno que le gustaría contar?

-Tantas historias posibles. Entre las que me mantienen ocupado este último tiempo, la de Ted Robledo, hermano menor de Jorge Robledo que desapareció misteriosamente una noche de fines de 1970 arriba de un barco en el Golfo Pérsico, después de jugar póker con el capitán de la nave y otros tripulantes.

-¿Volvió el fútbol a ser lo mismo tras la pandemia?

-Entre la implementación del VAR (árbitro asistente de video), el negocio del fútbol por tevé y la pandemia desatada, pensé en un momento que el fútbol que me acompañó desde cabro chico se iba a la basura, pero siempre está latente la posibilidad de que ocurra el milagro y un artista del balompié te devuelva el alma al cuerpo. De eso vivimos también los amantes del fútbol y la literatura. Eso es lo que nos aguarda a veces, agazapada en el córner: la esquiva belleza. Es cuestión de estar atentos.

-¿Cómo imagina su obituario?

-Ya viví la experiencia de leerlo en una revista de cultura que publican en Rosario. El 2008 alguien contó allá que me había muerto y se apuraron a escribir un pequeño homenaje que, como es costumbre en estos casos, era una pérgola de flores. El otro día recibí un Whatsapp del canalla responsable de la publicación. Lo cito textual: "Acabo de terminar de leer 'Paraíso Canalla' mirando el Atlántico tan parecido a tu Pacífico. Lo devoré en un par de horas, como se hace con los buenos libros. Me hiciste recordar las novelas de Osvaldo Soriano, donde no sabías qué aventura nueva te esperaba cuando dabas vuelta la página. Agradezco a la Providencia que mi asesinato haya sido solo en el papel y espero que, como decían las abuelas, te haya alargado la vida".

el escritor y periodista Francisco Mouat fue editor de la Revista Domingo en viaje de el mercurio entre 1998 y 2007.


"Paraíso canalla"

Francisco Mouat

Overol

$12 mil

108 páginas

Por Cristóbal Gaete

archivo

"Poy se acerca a los 80 años de edad y su compromiso es asistir a la celebración (...)

aunque haya que llevarlo en catre clínico".