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Menores participan de clases de equitación en asentamiento Baquedano

RECREACIÓN. Las jornadas son financiadas por la Junta de Vecinos del asentamiento Baquedano y Haras Sirausa
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Sergio Silva Vásquez

Loreto Vergara cursa quinto básico en la Escuela Italia (Rahue Bajo) y este verano cambió la playa para conocer un mundo que siempre le ha llamado la atención: la equitación. La niña de 9 años vive en el asentamiento Baquedano y cada vez que pasaba por el Haras Siracusa -que queda cerca de su hogar-, le pedía a su padre detener el vehículo para contemplar los caballos que pastaban en el lugar.

Finalmente logró cercar la cerca que la separaba de los equinos y actualmente participa de clases de equitación en el recinto. La iniciativa nació gracias al acercamiento de la Junta de Vecinos del sector con el haras, para ver la posibilidad de impartir un taller a los niños junto a los caballares. La idea, sostuvo el líder vecinal, Ricardo Vergara, fue planteada y se llegó a un acuerdo, donde la entidad privada financiaría un 30% del curso y el otro 70% correría por parte de los padres de los alumnos.

"Uno ve de lejos este tipo de deporte y lo considera que es caro y que muchas veces no está al alcance de los bolsillos de las familias. Por eso conversamos con los representantes y se les hizo saber nuestra inquietud y nos fue bien. Agradecemos esta disposición y el acercamiento que el haras tiene con la comunidad, en especial con los vecinos del asentamiento", reconoció Ricardo Vergara.

Son cuatro clases mensuales, una vez por semana, y con una duración de una hora distribuida entre las 11 a 13 horas, mientras que en la tarde se desarrolla de las 15 a 17 horas.

Los alumnos desde que llegan tienen un contacto con el caballar, en el proceso de preparación, ensillado, alimentación y limpieza, lo que se suma a su jornada de práctica en el picadero techado del recinto.

"Estoy feliz, me gustan mucho los caballos y las clases son bien entretenidas. La mañana se me pasa rápido. Espero el día de la semana que me corresponde para venir a clases", reconoció Loreto.

Enseñanza

María Gabriela Hott es la profesora de la escuela inicial del Haras Siracusa. Ella es una de las encargadas de desarrollar las clases de este proyecto pionero para la institución. "Es primera vez que lo estamos haciendo para la comunidad, además que contamos con niños y jóvenes del sector. La asistencia ha sido buena y ha resultado muy bien. Los alumnos están muy interesados en participar de las clases que se dictan", sostuvo.

Las clases se desarrollan con todas las medidas de seguridad para evitar algún tipo de accidentes y dada la pandemia del coronavirus, también se han preocupado del tema sanitario. "La seguridad está garantizada en el recinto y los alumnos disfrutan de sus vacaciones participando de este taller de equitación y aprendiendo de la vida de los caballos, cuidado y alimentación. Es una educación integral que tiene que ver con todo el ámbito de la vida del caballo. Una vez que los niños están avanzados se pasa a una 'escuela dos', todo dependerá de la capacidad que tenga el alumno", detalló Hott.

Los alumnos de este taller tienen entre 6 a 15 años. Los profesores y equipo de apoyo se han mostrado satisfechos con el interés demostrado por los alumnos. Ellos al finalizar su proceso en febrero serán evaluados por el equipo de trabajo del harás.

Feliz

Rosbita Bórquez acompaña a su hija Catalina Cáceres (15) y ambas destacan la posibilidad que entrega el haras por abrir las puertas a la comunidad. "A ella le ha encantado el tema de los caballos. Desde chica la inscribí en el OPC, pero después nos cambiamos de casa y nos quedó lejos. Acá en el asentamiento nos queda cerca y ella es feliz con sus clases de equitación. Es lindo que se esté desarrollando esta actividad en el verano y en beneficio de los niños del sector", expresó.

Por su parte Catalina, quien cursa segundo medio, manifestó que es su segundo periodo que participa en el haras en clases de equitación. "Tengo una mamá que al igual que yo somos del campo y los caballos. No me interesa competir, sino que aprender bien. Es un deporte que tiene sus costos, y estoy contenta con esta posibilidad que hay para el verano con estas clases".

Adriana Vítullo, encargada y directora del club ecuestre con más de 20 años de trayectoria, indicó que este es un proyecto que venían planeando desde hace años. "En Argentina el municipio tiene clubes y dan este tipo de facilidades. Sabemos que es un deporte caro, pero no quiere decir que es elitista, es una disciplina de campo, de gente ligada a los animales. La idea era abrir el haras a la comunidad para que puedan incursionar en esta actividad, un deporte muy productivo para el desarrollo de los niños y la gente. Nosotros subsidiamos una parte de las clases, ya que tiene su costo mantención de caballos, comida, la cama, herraje y equipos. Todo eso lo promueve la escuela y para poder dar la facilidad a los padres el club aporta parte del costo" explicó.