Mundo laboral postpandemia
La pandemia ha provocado trastornos sin precedentes en las economías mundiales, entre lo que se cuenta la pérdida de ingresos y altas tasas de desempleo, generando un retroceso de 30 años respecto a los avances alcanzados en la reducción de la pobreza. Especialistas sostienen que la crisis sanitaria ha afectado en diversos aspectos de las vidas de las personas, modificando los hábitos diarios con un impacto de lleno en el mundo personal y laboral. En este último, cobra relevancia la forma de entendimiento como colaboradores y empleadores con el resto del equipo.
Quedó además al descubierto el enorme déficit de trabajo y la vulnerabilidad de millones de colaboradores, donde la digitalización o el teletrabajo parecen ser una opción a corto y mediano plazo. Si nos preguntamos ¿vamos a adquirir nuevas formas de trabajar?, al parecer sí adquirió gran fuerza el uso de las tecnologías con nuevas perspectivas, con nuevas tácticas y estrategias que empezaron a implementarse en ciertas industrias y empresas internacionales que funcionan como ejemplos motores.
Por otra parte, experiencias en el mundo muestran cómo algunas organizaciones han tenido un crecimiento desde el comienzo de la pandemia, entre las que destacan las de tecnología empresarial, robótica, inteligencia artificial, servicios de entrega, comercio electrónico, donde también destacan por sus nuevas formas de trabajar.
La implantación del trabajo híbrido será un tema en discusión, lo cierto es que sí ha supuesto un cambio estructural para muchos y una opción valorable para otros, abriendo así un nuevo horizonte asociado a los hábitos de trabajo de las personas.
Federico Gelblung
Sueldos dignos
En Chile y muchos países la falta de personal y mano de obra en sectores como restaurantes, hoteles, supermercados, agricultura, construcción, transporte y retail, entre otros, ha aparecido como un fenómeno ligado a la crisis sanitaria derivada de la pandemia por el coronavirus.
Según la Encuesta Nacional de Demanda Laboral 2020, 6 de cada 10 empresas tuvieron dificultades para llenar las vacantes durante 2019 debido a una escasez generalizada de postulantes y de competencias técnicas. Las áreas con mayor falta de personal eran silvoagropecuario (44%) y el comercio (38%).
Las organizaciones en la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet) aseguraron tener una alta necesidad de contratar personal, estimada en 89,4%, donde el 83% sigue con dificultad para llenar los puestos de trabajo.
Estas cifras van de la mano con dos informes. La Bolsa Nacional del empleo indicó que durante mayo las ofertas de trabajo crecieron un 44%. Sin embargo, las postulaciones cayeron 34,8%.
Si bien no existe una sola razón que explique este fenómeno, se entiende que la pandemia ha sido una determinante importante. El contexto ha llevado a las personas a evaluar sus opciones de diferentes formas.
Por un lado, el IFE Laboral ha entregado una nueva visión del valor del trabajo de cada persona y comprueba que nuestro cálculo de 22 UF como sueldo mínimo permite poner a una familia de 5 integrantes son un solo sostenedor, por sobre la línea de la pobreza. Tenemos una sociedad con un sobre cansancio que trabaja un mínimo de 45 horas a la semana por una retribución económica cuestionable.
Una buena manera de atacar el problema de la escasez de mano de obra o de talento es proponer una política salarial que apunte a mejores sueldos.
También puede beneficiar a una empresa, ya que un sueldo digno mejora la productividad. Cambiar el sueldo mínimo a un sueldo digno permite una mejor y más sana cultura organizacional, que supone una conversación y un avance en la política salarial del país. Aumentar los ingresos familiares puede sacar a una familia de la línea de la pobreza e incentivar la productividad. Hemos visto que la sociedad ha repensado sus prioridades por las consecuencias de la pandemia y por el IFE Laboral. Un nuevo contexto mundial y nacional ha llevado a muchos trabajadores a buscar los beneficios reales detrás de un pago digno.
Catalina Valiente
Cambio de paradigma
Me pregunto qué necesitará el candidato presidencial que no sea electo para convertirse en colaborador del nuevo Gobierno y contribuir a que quien gane la elección logre ser un buen presidente e implemente un proyecto político de progreso. ¿Cómo hacemos para salir de la lógica fiscalizador-fiscalizado, gobierno-oposición? ¿Existirá la grandeza para que, independiente de quien sea electo, colabore en que el próximo Gobierno sea un gran Gobierno para el país? Para lograr ese cambio de paradigma, difícil por lo demás, en política necesitamos que los candidatos y los integrantes de sus equipos dejen aparcados sus egos y se transformen en una oposición constructiva que aporte a que nuestro país sea un mejor lugar para todos.
Pablo Fuenzalida