Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
SOCIEDAD

El magnate de los rascacielos subasta su gran colección de arte tras divorciarse

NUEVA YORK. Pertenece a Harry Macklowe, quien construyó el rascacielos más alto y más polémico, protagonizó la separación más cara que se recuerde y su colección de arte moderno y contemporáneo fue avaluada en 600 millones de dólares.
E-mail Compartir

Efe/Redacción

D icen en el negocio del arte que las grandes colecciones suelen salir a la venta cuando se produce una de las tres "D": divorcio, deudas o muerte ("divorce, debts or death", en inglés), y esto es lo que pasó con la famosa Colección Macklowe, que hoy sale a la venta tras un tumultuoso divorcio.

La casa Sotheby´s de Nueva York, que la pone en venta, la avaluó en 600 millones de dólares.

En la vida de Harry Macklowe, uno de los magnates inmobiliarios de Nueva York, todo es desmesurado: construyó el rascacielos más alto y más polémico, protagonizó el divorcio más caro que se recuerde y su colección de arte moderno y contemporáneo pasa por ser una de las más completas y más valoradas del exclusivo mundo artístico.

Además, a Macklowe, de 84 años, nunca le ha molestado ni el escándalo ni la exposición mediática: en 2019 forró uno de sus rascacielos con dos fotos gigantescas de él con su nuevo amor, la empresaria francesa Patricia Landeau, lo que durante semanas fue el comidillo de Nueva York, y con razón: la exesposa se había reservado un departamento de lujo en ese edificio e inmediatamente se deshizo de él.

El divorcio de Macklowe resume por sí solo buena parte de las pasiones que agitan a Nueva York: el dinero, los edificios, el arte y las peleas de alcoba.

Dos chicos judíos

Harry Macklowe, de una familia judía neoyorquina acomodada pero no rica, no terminó siquiera sus estudios universitarios: le gustaba más invertir su tiempo visitando galerías y descubriendo a pintores que en las aulas de las dos facultades de Arte en que se inscribió.

Muy joven, con solo 22 años, se casó con Linda Burg, también judía, y también enamorada del arte. Dicen que fue el olfato de Linda el que los llevó a descubrir talentos o a comprar obras de arte antes de que sus autores fueran famosos y caros, y era ella la que se negaba a vender. Hasta ahora.

En sus 57 años de matrimonio amasaron una impresionante colección que contiene más obras maestras que muchos museos europeos: Giacometti, Picasso, Rothko, Pollock, Andy Warhol, De Kooning o Lucio Fontana figuran entre sus obras más destacadas: varias están tasadas entre los 60 y los 90 millones de dólares.

La colección se la disputaban varias casas de subastas, pero Sotheby´s ganó "el premio gordo". Según se cuenta en los círculos artísticos, Macklowe pactó con Sotheby´s un precio mínimo a embolsarse, sea cual sea el resultado de la subasta, porque necesita liquidez, y eligió a esta casa por ser la que mejor ha sabido adaptarse al mundo de las subastas poscovid cuando pujan millonarios online desde Hong Kong o Dubái.

Pasión por rascacielos

Macklowe demostró grandes dotes en el mundo del cemento, y más concretamente en los rascacielos, construyendo o comprando algunos de los más emblemáticos de la ciudad de Nueva York: el edificio de la General Motors, la Torre Quinta o el 432 Park Avenue, hitos definitorios del archifamoso perfil la Gran Manzana.

Todos han batido récords: el de la General Motors (donde se ubica el icónico cubo de cristal de Apple) fue el más caro en el momento en que Macklowe lo compró en 2003, la Torre Quinta tuvo durante un tiempo el mirador más alto de Manhattan, mientras que el 432 Park Avenue (conocido como "the pencil", el lápiz) por su delgadez batió otras marcas, la de las críticas por sus defectos estructurales.

"El lápiz" (425 metros), diseñado por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly y construido en 2019, fue durante un tiempo el más alto de Nueva York en altura de plantas, tanto que la Administración Federal de Aviación tuvo que darle su visto bueno. A sus apartamentos de ultralujo acudieron compradores como Jennifer López, uno de los propietarios de los tequilas José Cuervo o el jeque saudí Fawaz Alhokair (quien pagó 88 millones de dólares).

Pero en septiembre, un grupo de propietarios interpuso una denuncia contra Macklowe Properties por 1.500 defectos estructurales: el azote del viento resulta insoportable en las alturas, avería con frecuencia los ascensores y hace vibrar todo el edificio, por no hablar de las filtraciones de agua. Piden una compensación de 125 millones de dólares, según Architectural Digest.

A Macklowe no le asustan las polémicas, parece que se crece en ellas. En 1985, demolió en plena noche cuatro edificios de Times Square donde quería levantar otro rascacielos, horas antes de que entrase en vigor una orden que paralizaría la construcción. Aceptó pagar dos millones de dólares de multa y el tema quedó enterrado.

425 metros de altura tiene el edificio The Pencil, de Macklowe, y durante un tiempo el más alto de Nueva York.

Despecho, divorcio y reparto salomónico

E-mail Compartir

A sus 77 años, Macklowe conoció a la empresaria francesa Patricia Landeau, que entonces tenía 60 años, aunque aparentaba muchos menos. Surge una relación paralela hasta que Linda Burg, la esposa despechada que compartió 57 años de matrimonio con Harry, pide el divorcio. En la pelea por los bienes (edificios, cuadros, yates), una juez ordenó un reparto salomónico de las propiedades (mil millones para cada uno), mencionando específicamente que "su colección internacionalmente reconocida de arte moderno y contemporáneo" debía considerarse "propiedad marital". Tres meses después, Macklowe humilló a su exmujer colocando en la Torre 432 -la de los 1.500 defectos estructurales- una gigantografía de él con su nueva esposa. Y Linda Burg se tuvo que mudar de allí.

Solo el 50% de pacientes en América que requieren insulina recibe tratamiento

E-mail Compartir

Cerca de 62 millones de personas padecen diabetes mellitus tipo 2 en América, pero solo el 50% de los pacientes que requieren usar insulina tienen acceso a ese tratamiento, alertaron en Lima fuentes de salud con motivo del Día Mundial de la Diabetes, este 14 de noviembre.

"La demora en la elección de la terapia con insulina puede conllevar complicaciones, como ceguera, insuficiencia renal, trastornos que llevan a amputaciones de miembros inferiores y aparición de enfermedades cardiovasculares, entre otros", señaló en un comunicado la médico especialista Liliana Silva.

Aunque el tratamiento con insulina controla la enfermedad y previene complicaciones, datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que solo el 50% de pacientes con diabetes tipo 2 que lo requieren cuenta con esta medicación.

Ampliado al mundo es lo mismo: uno de cada dos diabéticos del tipo 2 -en la que la obesidad y el sendentarismo son factores de riesgo- no recibe insulina, dice un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgado el viernes.

Un siglo después de su descubrimiento, la insulina sigue siendo un lujo inalcanzable para millones de diabéticos en el mundo.

La OMS expone la alarmante situación del acceso mundial a la hormona de la insulina y a la atención médica por parte de los diabéticos, lo que atribuye a unos precios elevados, a un oligopolio en el mercado y a las carencias de los sistemas sanitarios.

"Los científicos que descubrieron la insulina hace cien años se negaron a beneficiarse de su descubrimiento y vendieron la patente por un solo dólar", dijo el director general de la OMS, doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.

"Desgraciadamente, ese gesto de solidaridad ha sido superado por un negocio multimillonario que ha creado enormes brechas de acceso", agregó.

La insulina evita la muerte de nueve millones de diabéticos del tipo 1, cuyo organismo es incapaz de producir esta hormona, y reduce el riego de insuficiencia renal, de ceguera y de amputación de extremidades en más de 60 millones de diabéticos del tipo 2, según los datos del informe.

La enfermad ha aumentado, sobre todo en países con bajos niveles de ingresos, pero el consumo y el suministro de insulina no acompaña esta tendencia al alza, por lo que millones de personas sufren esta enfermedad, pero no reciben el tratamiento necesario.

Entre las soluciones que propone la OMS destacan el impulso a la producción y suministro de insulina humana, significativamente más barata e igual de eficaz; y la diversificación de un mercado actualmente controlado en 90% por tres multinacionales mediante la promoción de fábricas locales en regiones desatendidas.

Asimismo, se plantea la regulación de precios y márgenes de beneficio para conseguir mayor transparencia en la fijación de precios.