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Salario y trabajo digno
Luego que el reciente premio Nobel de Economía haya despertado el interés por la discusión del salario mínimo, es necesario poner énfasis en la importancia de tener uno digno y justo. Si bien universalmente no existe una suma aceptada que defina este tipo de sueldo, su monto debe permitir a las personas tener una vida decente, que satisfaga sus necesidades, tanto a nivel profesional como personal.
La misma Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma en su artículo 23 que toda persona tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana (...). A su vez, la remuneración también se puede ver reflejada en beneficios otorgados por las empresas como servicio de alimentación, bonos, aguinaldos y otras prestaciones para los colaboradores y sus familias.
Sin embargo, es necesario empezar a mirar a los trabajos que fueron esenciales durante la pandemia, (cadena de suministro, servicio de transporte, despachos a domicilio, auxiliares médicos) aquellos que por mucho tiempo no fueron tomados en cuenta o no han sido valorados de la forma correcta. Sin esta gran cantidad de colaboradores que dieron su compromiso absoluto, ni las empresas ni la sociedad habrían podido salir adelante, por lo que la valorización hacia su personal debería darse a través de un salario justo y un espacio adecuado de trabajo.
Recordemos que la dignidad de un trabajador no sólo se sustenta en una remuneración económica, sino también en la relevancia que tiene dentro de su organización. Tener una visión distinta sobre cómo retribuir a los colaboradores es, sin duda, un aspecto fundamental para motivar a los miembros de una empresa y que se sientan valorados como se merecen.
María Jesús García-Huidobro, gerente de marketing de Laborum.com
Guerra de guerrillas
Los habitantes de la llamado "macrozona sur" están sufriendo, desde hace años, los efectos de una guerra de guerrillas, aquella estrategia militar llevada a cabo por pequeños grupos de combatientes armados que forman un verdadero ejército. No se trata de algo parecido a la guerra; es una guerra irregular, pero una guerra de verdad y debe ser tratada como tal.
¿Cuándo se entenderá que los grupos y organizaciones guerrilleras que actúan impunemente en dicha zona están en guerra contra el Estado de Chile y que este debería actuar en consecuencia?.
Tales organizaciones deben ser enfrentadas por fuerzas militares que empleen todo su potencial utilizando los procedimientos de tiempo de guerra; no por fuerzas policiales encargadas de restablecer el orden público en situaciones de normalidad y que están extremadamente restringidas para el uso de la fuerza.
Para alcanzar el éxito en este tipo de guerra -además de contar con el apoyo ciudadano y un eficaz sistema de inteligencia- las fuerzas militares del Estado deben estar en un relación de fuerzas del orden de 10 a 1 con respecto a las fuerzas guerrilleras, que tienen las ventajas de su gran movilidad, el conocimiento del terreno, su habilidad para diluirse entre la población civil y su actuación en pequeños grupos y sin uniformes identificativos, lo que les permite operar de manera oculta y sorpresiva, moverse con rapidez y reunirse y dispersarse sin dejar rastro.
Adolfo Paúl Latorre, abogado
Un mejor cómplice
En los últimos días hemos visto cómo grandes empresas han sido descubiertas en irregularidades que las tienen bajo la mira de la justicia, desde faltas a la libre competencia hasta acusaciones de colusión. Cabe preguntarse, entonces, ¿qué está pasando con la ética empresarial, y aún más, con los sistemas anticorrupción de estos grandes conglomerados?.
Los modelos de compliance han sido una de las soluciones que las compañías han presentado para prevenir o hacer frente a este tipo de situaciones, sin embargo, en muchos casos estos han sido implementados y, aún así, no ha sido suficiente.
¿Para qué existe, entonces, el compliance? Es una duda válida cuando vemos que multinacionales como Samsung Electronics Chile alardean de estar certificados en su Modelo de Prevención de Delitos, pero, por otra parte, enfrenta demandas por imponer precios de reventa de smartphones a sus distribuidores locales, afectando la libre competencia y los precios a los que acceden los consumidores.
Urge una legislación y sistemas de certificación más estrictos en materia de compliance, pues está demostrado que, en reiteradas ocasiones, confiar en las buenas intenciones de una empresa no está previniendo que quienes la conforman cometan actos en contra de la ley.Kristopher Brigham