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El G20 acuerda fijar un límite de 1,5° para frenar el calentamiento global

ROMA. Líderes mundiales se comprometieron "esforzarse" para lograr la meta, pero no establecieron acuerdos concretos ni un plan específico. Solo 12 prometieron emisiones cero para 2050 y China pidió "responsabilidades comunes, pero diferenciadas".
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Los líderes del G20, grupo que reúne a los países más desarrollados del mundo, sellaron en Roma su compromiso de "esforzarse" para limitar el calentamiento global a 1,5 grados, aunque reconocieron que la descarbonización se cumplirá "en torno a mitad de siglo", una fórmula vaga con la que se logró cerrar filas, pero que no fue suficiente para todos.

"Estamos orgullosos del resultado, pero es un comienzo", reconoció el primer ministro anfitrión, el italiano Mario Draghi.

La cumbre, que en la jornada previa aprobó un gravamen global de al menos 15% a las grandes empresas, terminó con una extensa Declaración en la que el grupo de naciones dejó por escrito su determinación por una "completa y efectiva implementación" de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992 y el Acuerdo de París de 2015.

Este último texto tenía por objetivo mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados e incluía la voluntad de llevar a cabo "esfuerzos" para limitarlo a 1,5 grados, una meta que quedó refrendada en la cumbre de Roma, aunque con medias tintas.

Los jefes de Estado del G20 acordaron tomar acciones "de mitigación, adaptación y financiación" con tal propósito en "esta década crítica", aunque con un matiz importante: "en base a las circunstancias nacionales". En concreto, reflejando "el principio de responsabilidad común" de cada país y sus capacidades respectivas y diferenciadas.

"seremos juzgados"

"Ahora debemos concentrarnos en ponerlo en marcha pues seremos juzgados por lo que haremos, no por lo que decimos. Esta cumbre ha llenado de sustancia nuestras palabras", dijo Draghi.

El primer ministro italiano defendió este resultado, considerando que hasta febrero Estados Unidos permanecía fuera del Acuerdo de París 2015, por voluntad del expresidente Donald Trump.

Además en julio, el G20 ministerial de Nápoles de Energía y Medio Ambiente había fracasado en su intento de sumar a China e India al objetivo del 1,5 grados en este siglo.

La reducción de las emisiones es un asunto espinoso para las mayores potencias, las más contaminantes, al implicar un cambio radical en sus sistemas productivos. En paralelo, el calentamiento global avanza a un ritmo que podría llevar al planeta a subir en 2,7 grados su temperatura este siglo.

Por eso, este G20 no terminó con una sucesión de acciones concretas, ni tampoco con un compromiso claro en materia de descarbonización para 2050, sino que se habla de "alrededor de mitad de siglo", pues países como Rusia y China, el más poblado del planeta, piden al menos otros diez años para cumplir.

En este contexto, el presidente chino, Xi Jinping, presente de manera telemática, pidió la implementación del Acuerdo de París bajo el principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas".

También instó a los países más desarrollados a que "cumplan sus compromisos" y que den "apoyo financiero" a los países en vías de desarrollo.

Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, también conectado de manera virtual, dijo que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no es suficiente y que es necesario aumentar la "absorción de los gases".

Decepción de guterres

Lo que deliberara el G20 era importante porque este foro, engloba el 80% de la riqueza y el 60% de la población mundial. Es decir, sus acciones marcan la diferencia en la batalla climática. Además la cita de Roma había sido presentada como la antesala de la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) que se inició ayer en Glasgow.

Por ello fue invitado a la cita romana el príncipe Carlos de Inglaterra, que aseguró "es la última oportunidad para actuar", mientras que el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo que dejó Roma con sus "esperanzas incumplidas, pero no enterradas".

Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero los líderes se comprometieron a tomar nuevas medidas en esta década, pero también a ayudar a los países más vulnerables y quieren movilizar 100.000 millones de dólares anuales hasta 2025.

12 países se comprometieron a alcanzar cero emisiones netas en 2050 o antes.

Johnson: los compromisos "no son suficientes"

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El primer ministro británico, Boris Johnson, saludó los "progresos razonables" en los compromisos climáticos del G20, si bien recalcó que "no son suficientes". "Solo 12 miembros del G20 se comprometieron a alcanzar las cero emisiones netas en 2050 o antes" y cerca de la mitad del grupo no ha presentado "planes mejorados sobre cómo se recortarán las emisiones de carbono", tal como se comprometieron en 2015, dijo Johnson. "Los países con mayor responsabilidad en las emisiones, tanto en la perspectiva histórica como en el presente, todavía no están asumiendo la parte justa del trabajo", agregó.

Bolsonaro dice que "Lula" lo acusa de genocidio "porque es un oportunista"

PANDEMIA. El presidente de Brasil aseguró que está orgulloso de "ser el único jefe de Estado en el mundo que se opuso al confinamiento" por covid-19.
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El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, declaró que el exmandatario Luiz Inácio "Lula" da Silva lo acusa de genocidio "porque es un oportunista" y defendió su gestión de la pandemia pese a los resultados de un informe de una comisión del Senado que le imputa casi una decena de delitos, incluyendo "crímenes contra la humanidad".

Bolsonaro, que ayer se encontraba en Roma para participar en la cumbre de líderes del G20, rechazó estas acusaciones al asegurar que "la comisión de investigación parlamentaria estaba compuesta por partidos de izquierda que están en la oposición" y que "son siete senadores que no hicieron nada durante la pandemia".

"Lula me acusa de genocidio porque es un oportunista", zanjó.

El mandatario de Brasil, país con más de 607.000 muertos por la pandemia y el segundo con más fallecidos después de Estados Unidos, afirmó que su Gobierno puso todos los medios "para que los gobernadores y alcaldes lucharan contra la pandemia" y que "siguiendo las instrucciones del Tribunal Supremo, se gastaron unos 100.000 millones de dólares".

Además, acusó a Lula de llevar a la bancarrota la mayor empresa petrolera brasileña, Petrobras. "Es una historia larga, su liderazgo político comienza cuando estuvo en contacto con las FARC colombianas y desde ese momento comenzó esta relación con el narcotráfico. Un milagro salvó a Brasil: nuestra llegada en 2018", agregó.

Bolsonaro se mostró orgulloso de "ser el único jefe de Estado en el mundo que se opuso al confinamiento", aunque dijo que "la situación que se presentó y algunas decisiones que se han tomado han empeorado mucho la economía del país y las consecuencias se pueden ver ahora".

"Sin embargo, en 2019, sufrimos mucho menos con respecto a la economía. Muchos dijeron que en Brasil crecemos un 10%, en todo caso hemos crecido un 4%. Con esto quiero decir que Brasil ha enfrentado la crisis pandémica y es el país que más está creciendo en esta fase pospandémica", aseguró y agregó que siempre ha estado a favor de las vacunas contra el covid-19.

100.000 millones de dólares ha gastado el Gobierno de Brasil en la lucha contra la pandemia, aseguró Bolsonaro.