Alimentación más sana en escuelas
Junaeb retoma sus funciones y anuncia cambios en sus raciones. Tendrán menos pan, más huevo y recetas tradicionales. Desde 2019 se ha privilegiado que en cada región se entregue alimentos generados localmente, lo cual es favorable para la salud, genera menos contaminantes por traslado y dinamiza la agricultura familiar campesina.
En medio de la pandemia, una de las instituciones que jugó un rol clave fue la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), que transformó sus servicios de alimentación y organizó la entrega de cajas con productos para cocinar en los hogares y así garantizar la llegada de beneficios a los niños y niñas. Esos aportes -repartidos gracias al trabajo de los equipos docentes de escuelas y liceos- resultaron fundamentales para muchas familias del país y la región en los momentos de mayor dureza de la crisis sanitaria.
Ahora, con el regreso presencial a clases, Junaeb retoma sus lineamientos habituales, entre ellos la preocupación por los índices de obesidad que muestran los escolares chilenos; algo que en la zona sur del país tiene cifras altas, especialmente en menores de prebásica y básica.
Ante esta realidad, la primera medida es entregar dietas más balanceadas a través del Programa de Alimentación (PAE). Al respecto, este mes hubo anuncios importantes: las raciones estudiantiles contendrán ahora un mejor índice proteico y menos productos procesados; habrá menos pan, pero más leche líquida, pescados y mariscos;frutas y platos con huevos entre sus ingredientes. También consideran un rescate de recetas tradicionales latinoamericanas, además de la mantención de otra medida ya internalizada hace varios años, la disminución del uso de sal.
Además es bueno recordar que desde 2019 se ha privilegiado que en cada región se entregue alimentos generados localmente, lo cual es favorable para la salud de los beneficiarios, genera menos contaminantes por traslado y también dinamiza en especial a la agricultura familiar campesina.
Sin duda que todas estas iniciativas son positivas, pero ellas deben ir de la mano con refuerzo en la formación de hábitos. Sabemos que no basta con comer sano en la escuela, si fuera de ella se accede a "comida chatarra" o si en los mismos hogares no hay recursos -materiales o de información adecuada- para una alimentación más saludable.