El sacerdote Juan Mánquez ahora asiste a los fieles en la parroquia Sagrada Familia de Río Negro
VOCACIÓN. El religioso lleva más de 20 años en la provincia, con un extenso trabajo en templos de Ovejería, la población Kolbe y Francke. "Es muy hermoso el trato de las personas hacia nosotros. Acá son muy cariñosos y cercanos", dijo.
El sacerdote Juan Mánquez Vásquez, originario de la Región de Atacama, asumió como nuevo párroco de la Iglesia Sagrada Familia de Río Negro, labor que se suma a la larga lista parroquias que ha liderado durante 20 años en la provincia de Osorno. En efecto, ejerció su ministerio en Ovejería, estuvo seis años en la parroquia Reina de los Mártires de la población Maximiliano Kolbe y 6 en Francke. También tuvo un paso por San Pablo y un par de años en Puerto Octay.
"Como sacerdotes estamos dispuestos a servir e ir creando lazos también con nuestras comunidades. Siempre habrá familias más cercanas, porque a lo mejor nos unió en algún momento la pérdida de un ser querido, un enfermo, bautismo, confirmación y se van originando lazos estrechos y verdaderos que son importantes para los sacerdotes y para las familias, que se quedan con un bonito recuerdo nuestro", expresó en su diálogo con este diario.
Juan Mánquez es el encargado de la cura pastoral de la comunidad rionegrina que le fue encomendada por el obispo diocesano, en cuyo ministerio ha sido llamado a participar para que en esta misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación de otros presbíteros o diáconos.
-¿Cómo asume esta nueva responsabilidad?
-Estoy muy feliz en Río Negro, por la gente. En la ciudad tenemos 4 capillas y 12 en el sector rural. Hasta el momento he visitado 5. Es muy hermoso el trato de las personas hacia nosotros. Acá son muy cariñosos y cercanos. Ya he recibido huevitos, queso, pan amasado, algún postre e invitaciones a sus casas", subrayó.
Dio a conocer que este sábado se realizó la Segunda Asamblea Parroquial, "abierta para ir soñando con la pastoral que propone el Papa Francisco y el obispo Jorge Concha desde Osorno". La primera fue en agosto, donde según sus palabras, quedó de manifiesto que todos tienen deseos de cooperar. "También celebramos algo muy relevante, porque nuestra iglesia católica universal comenzó el Sínodo de Los Obispos el 10 de octubre, que es muy significativo para la iglesia, porque la queremos mostrar más cercana. Una iglesia que escucha, acompaña y consuela. Una iglesia sinodal donde todos vamos caminando juntos. Tratando de ser hermanos y no mantener esa diferencia de que yo soy obispo, yo soy sacerdote y ustedes son laicos. Una iglesia sinodal donde queremos aportar en el Reino de Dios que vino a anunciar Jesús con tanta fuerza y que está presente en medio de nosotros.
-¿Cómo se abordan los problemas que afectan a la iglesia en todo el mundo?
-Con mucha humildad, porque se han cometido muchos errores. Abusos. Digo tomarlos con mucha humildad, porque a veces se piensa que es toda la iglesia y no es así. Como en toda institución, en toda familia, hay personas buenas, sobresalientes y otras que cometen errores. Como somos iglesia, también somos una familia. Queremos vivir este tiempo con humildad, deseos y esfuerzos por prevenir esas situaciones tan fuertes que no debieran haber ocurrido. Por eso queremos mostrar una iglesia cercana. Que cuida, especialmente a sus niños y a sus jóvenes.
-Usted ha estado en varias parroquias de la provincia y ha sido muy cercano a la gente…
-En el fondo es eso. Lo que más pido al Señor es vivir el día como los primeros días de mi sacerdocio, porque a veces se nos olvida. Queremos servir. Amar. Estamos felices cuando nos ordenamos curas, cuando hacemos nuestros compromisos, pero va pasando el tiempo y en algunos a lo mejor se va volviendo rutina. Y no es eso. El Señor siempre tiene que estar a nuestro lado. Apoyarnos en él. Aquí en la casa parroquial fue lo primero que instalé. Detrás de esa cortina (apunta hacia un punto de la parroquia) yo tengo al Señor. Un sagrario con su presencia en la Eucaristía. Eso me anima. Por ahí el Papa Francisco cuando vino a Chile nos decía que se nos había perdido, que habíamos sacado a Jesús del centro de nuestra vida. Y tenemos que volverlo. Porque si estamos con Jesús, lo amamos y nos relacionamos con Jesús, vamos a querer el bien para los demás. Vamos a anunciar a un Jesús más vivo y seremos más convincentes con el mensaje de salvación que Jesús nos invita a entregar cada día.
Vida e inicios
¿Dónde nació usted en la zona norte?
-En un pueblito que se llama Estación Paipote. Queda a 7 kilómetros de Copiapó. Mi padre se llamaba Julio Emiliano y falleció hace 21 años. Mi mamá Emilia cumplió en septiembre 85 años. Somos 9 hermanos, una familia inmensa. Hace poco tuve la gracia de ir a visitarlos. Hacía un año y medio que no los veía y nos juntamos varios hermanos, primos y sobrinos. Sí, están vinculados con la iglesia, participan activamente en su capilla, pero soy el único sacerdote.
-¿Dónde realizó su formación?
-Me formé en el seminario de La Serena, a los 27 años. En ese tiempo los sacerdotes de todo el norte nos formábamos en esa ciudad. Me acuerdo que ingresamos 12 y de esos hoy somos tres sacerdotes.
-¿Qué pasó con los demás?
-El resto, como en toda carrera, se fue quedando atrás por diferentes motivos personales y situaciones difíciles que les correspondió vivir. Abandonaron simplemente.
-¿Usted piensa que esa realidad se prolonga al tiempo presente?
-Sí, en realidad nosotros como Diócesis de Osorno no tenemos en este momento ningún seminarista. O sea, no tenemos futuro en seis o siete años de contar con un sacerdote joven. Y es por la misma crisis que va pasando nuestra iglesia y también la sociedad. Los jóvenes buscan hoy egresar de cuarto medio, elegir a veces, no todos, , una carrera que les reporte mayores ingresos. Y piensan más en eso para el futuro que en una vocación. Lo mismo pasa con el sacerdocio. Estamos tan desprestigiados. A lo mejor hay jóvenes que piensan en esta vocación, pero se hacen la pregunta ¿mira cómo está la iglesia?. Pero no. Yo los invito a que se la jueguen. Tiene que haber un llamado de Dios. Si a veces vemos todo malo no podemos alejarnos. Tenemos que involucrarnos para revertir eso en algo positivo. Y atreverse por esta vocación, que es muy hermosa. Estar con la gente y anunciar a Jesús.
-¿Qué mensaje le entrega a la comunidad cristiana de Río Negro?
-Que nos sigamos cuidando, porque no sabemos cuándo terminará esta pandemia. Debemos cuidar nuestra salud física y corporal, pero además cuidar nuestra alma. En la iglesia tenemos todas las medidas sanitarias para que ustedes asistan a la Eucaristía, lo mismo en nuestros templos. Siempre estamos cuidando el distanciamiento social y contamos con alcohol gel y tomamos la temperatura. Invito que si por algún motivo se alejaron de nuestras comunidades, ahora retornen. Que Dios Padre siempre le está esperando.
El sacerdote informó que en el templo parroquial la eucaristía es de martes a viernes a las 19 horas. El sábado a las 19.30 y el domingo a las 10.30 horas. En la capilla El Carmen los sábados a las 18 horas. En la Jesús Obrero de Portales, los domingos a las 12. Y en la capilla Sagrado Corazón, los domingos a las 19 horas.