Acuerdos
Joaquín García-Huidobro
Caos en el Congreso; caos en la Convención; dificultades económicas; pandemia; crisis social. No los envidio: aquel de ustedes que entre a La Moneda el 11 de marzo tendrá muchos, muchísimos problemas. No sabemos quién ganará las próximas elecciones, pero sí necesitamos que le vaya muy bien. Y esa tarea comienza ahora.
Si atendemos a las dificultades que vienen, resulta imprescindible fijar una hoja de ruta, establecer ciertos acuerdos mínimos que estén más allá de izquierdas y derechas. Esto les evitará la sensación de pasar cuatro años en un permanente gallito con la oposición que sea, donde hasta las mejores iniciativas se enfrentarán a la indiferencia parlamentaria o incluso a un franco rechazo.
No es sano que en un país se discuta todo y siempre. Necesitamos que ustedes se pongan de acuerdo en algunas cosas. ¿Cuáles podrían ser esos consensos mínimos? No es difícil descubrirlos.
En primer lugar, los niños. Los sucesos del 18 de octubre y la pandemia han traído, entre otras consecuencias, que los menores más vulnerables -en primer lugar, los del Sename, aunque no solo ellos- se hayan vuelto cada vez más invisibles. No debería ser particularmente difícil sentarse a conversar sobre el tema y establecer un cierto programa común. Debemos exigírselo a ustedes. Las preguntas en los debates deberían ser implacables. Tiene que quedarnos clarísimo quién piensa que tiene cosas más importantes que hacer, y pone excusas para no alcanzar un acuerdo sobre la niñez. Esto se vuelve aún más importante si consideramos que el acontecimiento de octubre es también una crisis de sentido y de pertenencia, que debemos ser capaces de enfrentar.
En segundo lugar, está el drama de los campamentos. Parecen una hidra de muchas cabezas, un mal casi imposible de erradicar, y que en los últimos años se ha ido volviendo más y más peligroso. Las causas son variadas, y la voluntariedad del voto, que algunos de ustedes defienden, no ayuda mucho, porque los más pobres participan poco y, por eso mismo, no constituyen un electorado relevante. Resulta imprescindible juntar a un grupo de especialistas de los diversos sectores que no se metan en el fragor de la campaña y que puedan presentar un documento que sea firmado por aquellos de ustedes que tienen reales posibilidades de ser elegidos.
Estos dos objetivos parecen modestos, pero se trata de problemas que se prolongan por décadas. ¿O quizá el hecho de llegar a algunos acuerdos les resulta incómodo, porque no podrán echarle la culpa a nadie si en cuatro años más constatamos que alguien no cumplió con su palabra en materias tan sensibles como estas?
Hay muchas otras materias donde el entendimiento resultaría muy importante. Casi todos ustedes hablan de fortalecer el Estado, pero, sin desconocer que en algunos aspectos resulta necesario, sorprende que no muestren la misma pasión a la hora de modernizarlo. Me gustaría conocer más precisiones acerca de qué significa ese fortalecimiento: ¿implica, por ejemplo, hacerse cargo de los malos tratos que buena parte de la ciudadanía percibe en el actuar del aparato estatal?
Tampoco me resulta claro cómo lograrán armonizar ese Estado robusto con el empeño descentralizador que todos ustedes proclaman. Si atendemos a nuestra historia, podremos ver que el aumento del poder estatal siempre ha ido en perjuicio de las regiones. No se trata de un proceso fatalmente necesario, pero me gustaría saber cómo se las arreglarán para que eso no suceda.
Dudo que estas inquietudes sean solo mías. Se trata de temas importantes, que merecen respuestas más sólidas que las que hasta ahora ustedes nos han entregado. Nos gustaría, también, que desterraran de una vez por todas la inveterada tendencia a no responder a las preguntas que les hacen los periodistas. Aquí no se trata de salir del paso ante un cuestionamiento incómodo, sino de mostrarnos si, realmente, tienen algo que decir.
Como tantos chilenos, espero que este 18 les reavive el sentido patrio que necesitarán para ponerse de acuerdo.