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permanentes, el trabajo de fondo va a empezar o la última de septiembre o como mucho la primera de octubre.
-¿Como mesa ya han pensado en pedir una extensión del plazo original de nueve meses?
-Uno de los trabajos precisamente que va a tener la mesa ampliada es poder generar un cronograma y yo diría que lo razonable sería contemplar esa extensión de plazo o prórroga de plazo que ya contiene la Constitución, para que podamos efectivamente realizar un trabajo serio, responsable y deliberar en torno a los contenidos constitucionales con responsabilidad. Más allá de eso, creo que es apresurado hablar de nuevas extensiones al tiempo contemplado, pero sí me parece responsable que la planificación de los próximos meses incluya la posibilidad de esa prórroga de tres meses.
-¿Es posible una nueva extensión aparte de esos tres meses?
-La única posibilidad sería a través de una nueva reforma constitucional.
-Con el contador de tiempo corriendo, debe ser difícil encontrar un equilibrio entre cumplir el plazo y hacerlo bien.
-Es difícil encontrarlo, porque por un lado estamos contra el tiempo desde el día uno. En parte me parece bien que sea así, porque eso nos permite tener certezas respecto de los márgenes dentro de los cuales se puede proyectar nuestro trabajo y así establecer un cronograma que nos permita identificar las etapas e ir cumpliéndolas.
-¿No ha tenido pesadillas con que llega la fecha de entregar el texto y no están listos?
-Jajá, de verdad que no. No me preocupa ese tema, porque estamos planificando el trabajo y estableciendo cronogramas que nos van a permitir durante los próximos 10 meses llegar en buena forma al plazo establecido por la Constitución. La experiencia que hemos vivido en estos dos meses permite adelantar el tipo de trabajo que podríamos ver en la constituyente. Si en dos meses fuimos capaces de salir de la inercia, salir del punto de peso muerto y con ese movimiento redactar reglas provisorias, establecer comisiones provisorias, darles competencias, darles procedimientos, integrantes, que esos se den a sí mismo coordinadores, sin duda en los próximos 10 meses vamos a ser capaces también de redactar una nueva Constitución.
-Algunas comisiones provisorias generaron polémica adelantando temas de contenido. ¿La ansiedad les jugó en contra, se pasaron de rosca?
-No. Era previsible que ciertas comisiones acompañaran la deliberación en torno a las normas reglamentarias con algunas discusiones de fondo que adelantaran la discusión de las comisiones permanentes. Parte del mandato que se les dio a estas comisiones era que hicieran propuestas o sugerencias en materias de fondo de contenido, principalmente para generar una cierta continuidad entre la discusión que se genera en las provisorias y la que se genera en las permanentes. El punto está en que se trata de una etapa muy preliminar todavía de la discusión constituyente, donde la última palabra respecto de estas cuestiones ni siquiera la vamos a tener durante septiembre, sino que se va a proyectar sobre las comisiones permanentes. Recién hacia finales del proceso constituyente vamos a estar recién tomando realmente decisiones significativas respecto de estos contenidos.
-Si al solo plantear estos temas ya se generó gran polémica, ni hablar de cómo será cuando se discutan de verdad.
-Efectivamente vamos a estar discutiendo temas importantes y polémicos, porque de alguna manera el proceso constituyente se instala ante la necesidad de discutir una serie de temas que habían estado o postergados o invisibilizados y que no se habían abordado con la profundidad suficiente. En materia de DDHH, por ejemplo, tenemos una deuda importante en materia de verdad, justicia y reparación y garantías de no repetición. Entonces, era muy previsible que estos temas surgieran al alero de una comisión de ese tema. Ahora habrá que ver cómo esos mismos temas surgen en una discusión ya no de DDHH, sino de derechos fundamentales, que son los derechos que reconocen las constituciones. Habrá que ver cómo surgen estos temas en el seno de la comisión que estudie la orgánica del Estado, por ejemplo, cuando se trabaje la estructura de las Fuerzas Armadas y Carabineros. También hay que tener presente que la regulación de estas instituciones es un mandato fundamentalmente de carácter legal. En la Constitución sólo vamos a tener las definiciones macro, los principios más importantes, y la configuración final de estas instituciones queda siempre en manos del legislador.
-Las últimas encuestas han mostrado una baja en la valoración de lo que están haciendo. ¿No están comunicando bien lo que hacen?
-Es difícil hacer juicios genéricos respecto de la forma en que distintas comisiones han estado trabajando. Porque no todas han estado generando polémicas. Hay comisiones que terminaron su trabajo muy prontamente, como la de Presupuesto. Tenemos un desafío en materia de comunicaciones. Un órgano nuevo siempre va a tener ese desafío de mejorar la forma en la que se comunican las discusiones que se dan al interior de la constituyente, pero también creo que se han amplificado ciertas polémicas, precisamente por esta falta de entendimiento del carácter provisorio de las discusiones que se han dado a nivel de comisión y subcomisión. Puede que ahí haya habido una mala comunicación por parte de algunas comisiones o de algunos temas que no fueron explicados de la mejor manera.
-¿Le preocupa la imagen que proyecta la Convención?
-No me preocupa tanto. Yo creo que esta primera etapa de instalación ha tenido sus dificultades principalmente por lo que significa no sólo superar las dificultades propias de las carencias técnicas, de infraestructura, de apoyo logístico, sino por la novedad que significa implementar una forma de representación de la voluntad popular distinta a la que hemos conocido históricamente y tengo la impresión de que cuando termine esta primera etapa de la instalación de la constituyente, y la preocupación de nuestro trabajo deje de ser el reglamento y comience a ser el contenido de la nueva Constitución, la ciudadanía se va a enganchar nuevamente y va a empezar a exigir de alguna manera, involucrarse en los contenidos que la nueva Constitución recogerá en aquellos conflictos sociales que de alguna manera están esperando algún tipo de respuesta o solución. Y van a emerger los grandes temas que justifican y explican de alguna manera la crisis social, política y económica en que estamos. Entonces, en este momento puede que haya una pequeña baja en la percepción que algunas encuestas muestran respecto de la constituyente, pero no tengo ninguna duda de que cuando empiecen las discusiones de fondo, esas percepciones van a cambiar.
-Hay un estudio universitario a las redes sociales que concluye que hay una orquestación en contra de la Convención. ¿Comparte ese juicio?
-No soy experto en redes sociales, pero efectivamente el estudio demuestra que hay una cantidad importante de cuentas falsas que replican un tipo de mensajes odiosos respecto del trabajo nuestro, de manera que hay que procesar esa información siempre con calma, siempre con cuidado y siempre siendo muy consciente del prestigio que se juega el proceso en cada una de sus etapas. No soy experto, pero los resultados del informe son bien elocuentes.
-¿Y ustedes como convencionales están monitoreando y recibiendo informes sobre eso?
-Estamos recibiendo informes. No los monitoreamos nosotros directamente sino que a través de los especialistas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la información que está surgiendo de ellos es bien interesante.
-¿Lo encargaron o se lo ofrecieron a ustedes?
-Es un trabajo que está realizando la universidad y que forma parte de un convenio de colaboración que suscribió la constituyente hace algunas semanas.
-¿Y tiene costo para ustedes?
-No. Todos los acuerdos de colaboración que firmamos son gratuitos.
-Hay opiniones que señalan que la Convención está cercenando la posibilidad de debatir, con medidas como sancionar el negacionismo. ¿Es partidario de algún límite?
-Yo creo que el debate democrático no debiera tener límites predeterminados. El único límite al debate democrático es el debate democrático propiamente tal. Eso supone el reconocimiento recíproco de nuestra condición de personas sujetos a derechos fundamentales, supone el reconocimiento de hablantes legítimos, de sujetos que tienen la posibilidad de expresar sus opiniones para levantar su discurso y me parece que una de las cosas que estamos viendo en estos tiempos es el surgimiento de voces de distintos sectores económicos, políticos, sociales y culturales que por mucho tiempo habían estado postergadas e invisibilizadas. Y muy probablemente el ruido, la polémica que hemos visto en las últimas semanas o meses, surja precisamente por la irrupción de esos discursos que habían estado en condiciones estructurales de postergación. Entonces creo que una de las contribuciones que puede generar el proceso constituyente en ese mismo plano más pedagógico que tienen los procesos políticos, sea precisamente en acostumbrarnos a escuchar esos nuevos discursos, nuevas voces y más allá de que estemos de acuerdo o no con el contenido de lo que sostienen, las podamos reconocer como sujetos legítimos, como voces válidas de tal modo de que las fronteras de la democracia puedan ampliarse y no restringirse como ha ocurrido los últimos 40 años.
A jaime Bassa no le preocupa "tanto" la imagen que proyecta la convención.
"La regulación de estas instituciones (Fuerzas Armadas, Carabineros) es un mandato fundamentalmente de carácter legal. En la Constitución sólo vamos a tener las definiciones macro, los principios más importantes, y la configuración final de estas instituciones queda siempre en manos del legislador".
"El estudio (de mensajes en redes sociales) demuestra que hay una cantidad importante de cuentas falsas que replican un tipo de mensajes odiosos respecto del trabajo nuestro, de manera que hay que procesar esa información siempre con calma (...) No soy experto, pero los resultados del informe son bien elocuentes".