Acoso a mujeres en la vía pública
Hostigar a las mujeres en cualquier ámbito es una práctica que debe ser erradicada de la sociedad. Múltiples estudios realizados en el último tiempo en el país han dado cuenta del reprobable acoso callejero que sufren las mujeres.
Un reciente estudio sobre experiencias de acoso de connotación sexual en el transporte y en los espacios públicos, realizado por el Observatorio Contra el Acoso Chile (Ocac), reveló que el 93,8% de las mujeres consultadas ha sufrido algún tipo de apremio en esos lugares, la mayoría de las cuales fueron menores de edad. Este hostigamiento no siempre se va a producir desde una misma persona hacia otra. En su paso por las calles, una mujer podrá ser molestada en diversas ocasiones y por personas distintas, recibiendo desde silbidos y comentarios sobre su cuerpo, hasta acosos físicos, especialmente en los medios de transporte.
Según el informe, estos ataques pueden ser realizados por hombres y mujeres, aunque en este caso, los efectúan muy mayoritariamente hombres o grupos de hombres.
En los últimos años, las mujeres han llamado la atención de la sociedad respecto del acoso en las calles, en el trabajo o en los lugares de estudio. Se trata de prácticas de poder, de hombres con un inaceptable machismo, que deben ser cuestionadas y denunciadas.
Con anterioridad, la Encuesta Nacional de la Corporación Humanas ya había indicado que nueve de cada diez chilenas (89,9%) admitía haber sufrido acoso sexual, al menos alguna vez. No se trata de situaciones que ocurran únicamente ahora, pero durante los últimos años se ha formado una mayor conciencia en las mujeres, que se atreven a denunciar estos casos.
En el plano laboral, el acoso también se ha instalado probablemente porque los hombres ocupan un mayor número de puestos de jefatura, lo que visibiliza más la forma cómo ejercen el poder en sus respectivos empleos. Los sondeos han revelado, asimismo, que las afectadas hoy están dispuestas a denunciar a su jefe por acoso en las instancias correspondientes, lo que indica que hay avances en su empoderamiento, en cuanto a ser respetadas en sus derechos. Esto, sumado a las nuevas posibilidades creadas para denunciar, son señales positivas para enfrentar estas conductas.