Bladimiro Matamala
"No crea que acá estamos en el paraíso, también está bien helado. Tenemos ese viento del desierto que en la mañana se pone fresco y en la tarde es peor". Así comenzó la conversación desde Antofagasta con la astrónoma osornina Daniela Barría, que asumió como titular en la Secretaría Regional Ministerial de la macrozona norte de Ciencias y Tecnología.
La profesional, que vivió en su infancia y adolescencia en el sector rural Huilma Grande, en la comuna de Río Negro, es doctora en Física y está ampliamente vinculada a los centros astronómicos del norte del país, donde estudia los sistemas binarios que traspasan material de una estrella a otra en el universo.
El área donde trabaja fue creada por el Ministerio de Ciencias a nivel nacional, donde además de la macrozona norte, está la Centro (Coquimbo y Valparaíso), Centro Sur (O'Higgins, Ñuble, El Maule y Bío Bío), la Macrozona Sur (La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos), y la Austral (Aysén, Magallanes y la Antártica Chilena). A la científica osornina le corresponde liderar una de las más extensas.
-¿Qué ha significado para usted este nuevo desafío?
-Un cambio en términos de una estructura de trabajo, aunque está relacionado también con la ciencia. Con lo que nosotros hacemos. Lo que buscamos es impulsar todo lo que implica el desarrollo de la tecnología, innovación y apoyar proyectos. Generar articulaciones para que los actores de la macrozona puedan interactuar. Por ejemplo, las empresas con las universidades para generar nuevas capacidades tecnológicas e innovativas. Entonces, está directamente relacionado con la investigación.
-¿Ha concretado iniciativas desde que asumió?
-Implementamos algunas acciones. Por ejemplo, desde el ministerio tenemos una política nacional de ciencias con una estructura dispersa. Y un aspecto muy importante es la vinculación con la sociedad. Bajar un poco la ciencia desde las instituciones de educación superior hacia la ciudadanía a través de programas como Explora, donde nuestro paraguas es amplio. Aparte de eso, hay otros como ciencia ciudadana. Y nos preocupamos bastante del futuro en las macrozonas. Ya tenemos el cambio climático encima y estamos diseñando acciones para abordar este desafío en el futuro.
-¿Y cómo van sus investigaciones en astronomía?
-Trabajo básicamente en estudiar los sistemas binarios (que son de dos estrellas) y en las nebulosas planetarias, que son etapas finales de la vida de una estrella. La muerte de muchas de ellas, como por ejemplo de nuestro sol, que terminan como el fósil de una estrella en el centro. Muerta, una enana blanca. Un objeto muy concentrado y compacto. Y a su alrededor están las capas que expulsan en las fases finales gas que queda en torno a la estrella muerta. Y como todavía emite radiación, el gas que está en las capas externas puede iluminar y eso es lo que conocemos como una nebulosa planetaria.
-¿No tiene que ver con un planeta entonces?
-No tiene nada que ver con un planeta. Es una mala concepción que tenemos históricamente, debido a que un astrónomo, a finales del 1700, observó con un telescopio estas nebulosas y como no tenía la resolución suficiente, las encontró muy parecidas a las imágenes que veía de Urano o Neptuno. Entonces dijo: "tienen que ser algunas formas de planetas". Lo que yo hacía hasta antes de asumir este cargo, era realizar el análisis de los procesos físicos y químicos que ocurren en esta nube de gas.
-Y en medio de tantas labores científicas, ¿extraña la calidez y los paisajes del sur?
-Claro que sí, están los recuerdos de mi infancia en el sector de Huilma. De hecho, fui muy afortunada de haber crecido en un lugar así, libre en el campo, donde la piscina es un río. Donde es posible salir a caminar y jugar todo el día. Esa conexión con la naturaleza es invaluable y la agradezco. Me abrió un camino para explorar y valorar lo que es la libertad. Agradezco a mis padres por eso que nos dieron, que te lleva a explorar cómo funcionan las cosas. Ver el cielo espectacular en el campo de Huilma en el verano fue una de mis mayores motivaciones para estudiar astronomía. Un cielo de estrellas y cosas que veía y que no podía explicar.
"Nos preocupamos bastante del futuro en las macrozonas. Ya tenemos el cambio climático encima y estamos diseñando acciones para abordar este desafío".