Ejemplos para no imitar
Los procesos constitucionales llevados a cabo en Latinoamérica en las últimas décadas son acontecimientos que debemos observar y estudiar, pero no imitar. En ellos se observan tendencias a la concentración del poder en una sola autoridad y a una restricción a las libertades con la excusa de favorecer a la población.
Han dado lugar a sobre expectativas a la hora de redactar las nuevas Cartas Fundamentales, estableciendo aspiraciones alejadas del derecho constitucional, como promesas imposibles que dan lugar a la pretensión de garantías constitucionales sin que en la práctica puedan ser exigibles. Por otra parte, estas nuevas Constituciones apuntan a otorgar amplios poderes a la autoridad Ejecutiva en desmedro del Estado de Derecho. Los ejemplos paradigmáticos son Venezuela, Bolivia y Ecuador, que han concentrado el poder en la autoridad presidencial, transformándolos en verdaderos "caudillos".
Con ello han debilitado las instancias de contrapeso como, por ejemplo, el Poder Judicial y también han violado diversos derechos y principios democráticos, como la libertad de expresión, el derecho de propiedad y la igualdad ante la ley. Estos casos corresponden a un proceso del que debiéramos aprender para no imitar.
Martín Durán
Generación de empleos
El último informe de la Organización Internacional del Trabajo calculó que 220 millones de personas seguirán desempleadas en todo el mundo y que el mercado laboral mundial no se recuperará al menos hasta el año 2023. Desde el Estado y el mundo privado se han visto diversos esfuerzos para intentar paliar esta crisis, pero hoy surge una interrogante que nos hacer replantear los esfuerzos a realizar, si queremos volver a los niveles pre pandemia antes de lo que dicho informe pronostica.
Por alguna razón que aún no es clara, muchas personas han dejado de postular a empleos. Si bien la oferta laboral ha aumentado, tal como hemos constatado en nuestro portal y diversos canales externos, el empleo no parece recuperarse al mismo ritmo que las vacantes. Entendamos que es difícil que la gente retome la confianza en intentar encontrar trabajo y aunque se realicen los mayores esfuerzos desde las entidades preocupadas por reactivar el sector, el escenario anormal que estamos viviendo continúa siendo todo un desafío.
Algunos hablan de que el miedo a no encontrar es muy alto, otros de cómo la pandemia aún afecta la disposición a salir de casa, también se argumenta que el salto tecnológico que han sufrido algunos rubros dejaron fuera del mercado a personas. Pero la única verdad es que las realidades, necesidades y problemas de la población son tantas, que poner el foco en sólo una medida no será suficiente para recuperar el millón de empleos perdidos en Chile.
Debemos seguir profundizando las medidas de apoyo al empleo y generar nuevas oportunidades como en la capacitación y educación de quienes no han sido capaces de insertarse o la regularización de aquellos que no pueden ser clasificados como asalariados ni como informales.
Fomentar buenas prácticas que puedan generar espacios que se hagan cargo de la realidad que hay detrás de cada uno, que muchas veces prima por sobre la necesidad de encontrar empleo, serán clave para reactivar el mercado más allá de la falta de puestos disponibles.María Jesús García-Huidobro, gerente de marketing Laborum.com
Déficit en enfermería
Según el estudio realizado por el SIES del Ministerio de Educación, se evidencia una importante merma en el número de titulados de pregrado durante 2020, lo que se manifiesta en todas las áreas, pero es en enfermería donde se muestra una alarmante cifra: -60,4% de egresados. Esta realidad no puede dejar indiferente a nadie, ya que de este profesional dependen un gran número de atenciones de salud, especialmente ahora donde se necesita más fuerza de trabajo y personal que apoye o releve a los que ya están fatigados por casi un año y medio de atender en un escenario de pandemia.
Esta disminución es el resultado de las restricciones que impusieron los mismos servicios de salud a las experiencias clínicas de los estudiantes, instancias que son irremplazables a la hora de que ellos adquieran las competencias y habilidades en escenarios reales de atención a los pacientes. Estas circunstancias impidieron que muchos pudieran seguir avanzando en sus planes de estudio, siendo esto un problema más agudo en regiones, lo que aumenta las brechas de equidad en salud de nuestro país.
Se hace necesario que los servicios de salud abran sus puertas a los estudiantes de todos los niveles que requieran prácticas clínicas y así, en un futuro próximo, aportar un número de egresados idóneo para cuidar de la población enferma como se merece, sobre todo en estos momentos.
Araceli Echeverría, directora de Enfermería U. de los Andes