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suelo, agua y aire; ni tampoco en las zonas cercanas a la iniciativa. Además, precisan que no significa una alteración en términos de magnitud o duración, valor paisajístico o turístico de la zona en ninguna de las etapas a desarrollarse.

Reacciones

La comunidad del sector desconoce la envergadura del proyecto que actualmente está en ejecución y que considera nueve edificios de cinco pesos; tampoco la solicitud ingresada por la Constructora Pacal de sumar una modificación que permita edificar 22 torres más de cinco pisos, llegando a un total de 31 torres.

Así lo explicó Manuel Rodríguez, presidente de la junta de vecinos Felizardo Asenjo de Ovejería Bajo, quien argumentó que sólo se comenzó a ver movimiento de tierra el año pasado en un terreno que históricamente estuvo abandonado.

"Los vecinos pensaron que era un proyecto de tres edificios, mientras que otros suponían que tal vez era un jardín infantil. Esto se provoca porque las empresas no consideran la participación ciudadana y tampoco dan cuenta a las autoridades de los proyectos. Pensar en 9 edificios ya es preocupante, pero que le sumen 22 más es alarmante. El sector no tiene la capacidad de absorber tal cantidad de personas, porque esos edificios son familias que llegarán. Pensemos en la red de alcantarillado que ya es antigua y sumarle ese nivel de conexiones es un disparate, las calles están ya colapsadas y tenemos un solo acceso. La proyección urbana de llenar de edificios es invasiva y agresiva para la comunidad de Ovejería", manifestó.

Sergio Valderramas, presidente de la junta de vecinos de la población Lago Rupanco de Ovejería Bajo, coincide en el desconocimiento absoluto de la comunidad frente a un proyecto inmobiliario que altera drásticamente el sector, al construir 31 edificios que irán rodeando las viviendas tradicionales del barrio.

"Tenemos una salida de Ovejería con calles con ya están más que colapsadas y llenos de promesas de mejoramientos que hacen desde las autoridades locales hasta los distintos ministerios. Desde principios de la década del 2000 que este sector está en un embudo vial y ahora privados vienen a construir 31 edificios, con más de 700 departamentos, lo que significa un número similar de automóviles. Es una locura, porque el Estado avanza como tortuga en vialidad, mejoramiento sanitario y servicios. Acá no hay ni un supermercado. Todo esto se hace a espaldas a la comunidad", reclamó Valderramas.

Elizabeth Rodríguez, presidenta de la junta de vecinos de Villa Jardín del Alto, manifestó que la legislación vigente y las autoridades dejan en total abandono a la ciudadanía frente a megaproyectos que afectan directamente la calidad de vida e intervienen los territorios a cualquier costo medioambiental, social, urbanístico, entre otros aspectos.

"Acá tenemos un solo acceso al sector, que está colapsado desde hace años. Se habló del proyecto 'acceso norte', que considera un viaducto hasta Ovejería, pero ahí está, durmiendo junto con tantas otras promesas. Ya sumar 9 edificios que significan cerca de mil personas más a un sector que no cuenta con servicios, calles adecuadas ni equipamiento suficiente es un despropósito, imagínense sumarle 22 torres más. Y la pregunta es ¿quién tomará en cuenta nuestros derechos, con la evidencia que podamos tener y con la participación que sería lo apropiado?. La respuesta es nadie", indicó la dirigenta.

La actual legislación, mediante la evaluación de impacto ambiental, analiza los posibles impactos que un proyecto o actividad podrá eventualmente generar al medio ambiente, donde existen dos opciones: la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), que es el formato más simple y de corta tramitación (no superior a un año) y no requiere participación ciudadana; y el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que toma al menos 3 años, requiere participación ciudadana y otros detalles técnicos.

Pese a los reiterados intentos de este medio para obtener una versión de la Constructora Pacal, durante al menos dos días, no hubo respuestas.

9 edificios de cinco pisos cada uno, donde se distribuyen 216 departamentos de distintos tamaños de superficie, se construyen en calle Felizardo Asenjo, cuyas obras partieron en noviembre del 2020.

22 edificios de cinco pisos cada uno donde se distribuirán 518 departamentos, es el proyecto de ampliación que presentó la Constructora Pacal al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) en mayo.

2 opciones de evaluación ambiental considera la actual legislación: Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y Estudio de Impacto Ambiental (EIA). La constructora está en tramitación de la primera.