Prat y Chile
Esta semana se volverá a conmemorar un nuevo aniversario de la gesta heroica de Prat y su tripulación al servicio de la Patria, honrando el juramento de "hasta rendir la vida si fuera necesario, honor y gloria ante el compromiso con la consigna y misión recibida". Luego de los combates de Iquique y Punta Gruesa, donde Condell y su Covadonga hicieron lo propio, Chile mantuvo el sitio de Iquique y destruyó el segundo buque con mayor potencia ofensiva del Perú. La muerte del comandante Prat y gran parte de su tripulación, el hundimiento de la Esmeralda y el testimonio de vencer o morir generó un fortalecimiento en la voluntad de lucha en Chile que resultó la contribución más significativa para que luego de entrar en Lima y avanzar hasta la Sierra del Perú, nuestro país conquistare espacios vitales que hasta hoy, en su dimensión territorial, son clave para su desarrollo y proyección.
Pesca, cobre, litio, hidrógeno verde, campos de paneles solares para producir energía limpia, puertos e infraestructura para vincular América del Sur con el Asia son legados invaluables.
Cuando observo la actual crisis política y social de Chile, por Dios que echo de menos a esa muchachada que con vocación de servicio, dejando atrás familia e intereses individuales, nos legaron tanto hace tan poco y ahora lo hipotecamos por espurios egoísmos y afanes de voluntaristas por trascender sin merecimiento alguno. Como nos faltan Prat, Condell y sus tripulaciones. Viva Chile y Viva su Armada.Gonzalo Arias Salas
Partidos y democracia
Es un lugar común entre los académicos y especialistas abogar por la importancia de los partidos políticos como un instrumento indispensable para fortalecer la democracia. Politólogos como George Tsebelis plantean que los partidos son incidentes en el sistema político a través de lo que el denomina "los jugadores con poder de veto", los que inciden en el proceso legislativo y en el control de la 'agenda' de los países.
La crisis de confianza hacia las instituciones y la degradación de la política partidista es un fenómeno mundial que ha afectado a todas las democracias. La pregunta es ¿cómo salir de ello y lograr que los partidos vuelvan a ocupar el rol de intermediación entre la autoridad y la sociedad civil?. Desde luego no hay una respuesta única y definitiva, lo ocurrido en la elección del pasado 15 y 16 de mayo puede dar algunas luces sobre como aventurar una salida.
Pareciera indispensable vincular a los partidos con el mundo social, con los independientes. Esto no resulta nada fácil, ya sea porque los independientes miran con recelo a las estructuras partidarias y en algunos casos se acercan a ellas para alcanzar un cupo o escaño. Esto ha quedado demostrado en la elección de los convencionales constituyentes, donde a pocas horas de resultar electos, los convencionales que fueron en el cupo de los partidos anunciaban su total independencia y ausencia de vínculo con el partido que le otorgó el espacio para competir.
Por otra parte, las bases partidarias se quejan del espacio que se abre a los independientes en desmedro de los militantes, a pesar que sus dirigencias insistan en mostrar como propios candidatos electos que en realidad son independientes. A pesar de ello, pareciera que la única posibilidad de sobrevivencia de los partidos políticos es abrir esos espacios al mundo independiente.
A lo anterior habría que agregar que las decisiones de los partidos se asuman de cara a la ciudadanía, promoviendo y entregando mecanismos de participación, por ejemplo, a través de primarias para elegir a sus candidatos y no a través de designaciones en las instancias cupulares reservadas solo para los grupos dirigenciales, consultando a sus militantes y adherentes sobre quiénes podrán ocupar tal o cual espacio para medirse luego electoralmente.
Algo que suele resultar bastante complejo por la masificación y distorsión que muchas veces generan las redes sociales, es transmitir nítidamente cuáles son sus postulados, ideas y principios, diferenciándose, sin tratar de mimetizarse en los denominados "lugares comunes", si no que por el contrario, construyendo una identidad propia, nítida y transparente.
Emilio Oñate Vera Decano Facultad de Derecho y Humanidades, UCEN
Los "antivacunas"
Quienes se niegan hoy a vacunarse contra el coronavirus son, sin más rodeos, personas pelligrosas. No sólo niegan la opción a sí mismos de enfrentar de mejor forma el virus, sino también a los demás. Sólo con la vacunación masiva de la población, con las dos dosis, podremos comenzar a ver la luz en medio de esta terrible pandemia mundial que nos afecta. No tienen razones válidas, sólo esa actitud rebelde y de negación antisistema que en este caso no corre. En ellos prima la ignorancia y el egoísmo.
Miguel Bernales